La protesta de los internacionales
No somos criminales
ni asesinos ni violadores
somos trabajadores honrados
que luchamos por nuestros derechos.
No hemos arrojado a nadie
ni ahorcado ni quemado
sólo hemos resistido
a los que nos han atacado.
No hemos coaccionado a nadie
ni oprimido ni violentado
sólo hemos recibido
el apoyo de los solidarios.
Protestamos de las calumnias
que nos lanzan desde el poder
protestamos de las mentiras
que nos difaman sin saber.
No somos de ningún partido
ni de ninguna ideología
somos internacionales
y buscamos la armonía.
Pero no nos dejaremos pisar
ni humillar ni explotar
y defenderemos con fuerza
nuestra libertad y dignidad.
Este es el grito sincero
de los internacionales
que no quieren más violencia
sino justicia y paz.
Proclama de la Comisión Federal de la F.R.E.-A.I.T. de Alcoy(14-07-1873) - Wikisource
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La huelga de Alcoy
En Alcoy se alzó el pueblo
por sus derechos y pan
y la autoridad traidora
le respondió con balas.
Los obreros en la plaza
pedían paz y justicia
y el alcalde Albors
les daba mentiras y cobardía.
Veinte horas de combate
entre el pueblo y los tiranos
y en las calles de Alcoy
corrió la sangre de hermanos.
Los trabajadores valientes
no se rindieron jamás
y asaltaron los edificios
donde se ocultaban los criminales
El alcalde fue capturado
y en su último intento
disparó su revólver
contra los que lo apresaron.
Pero el pueblo no se vengó
de los que le habían hecho daño
sólo pidió respeto a sus derechos y trabajo.
Este es el relato fiel
de la huelga de Alcoy
donde el pueblo demostró
su valor y su dignidad.
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La cajita de música
Esta es la historia de "Coll";
Joaquín Domenech Albors
que trabajaba sin cesar
en la fábrica de Cocentaina
y soñaba con cambiar.
Un día se unió a la revuelta
y marchó hacia Alcoy
buscando algo de justicia
para él y sus compañeros.
Entre el humo y el fuego
vio una caja muy bonita
que al abrirla le sorprendió
con una música exquisita.
Era una cajita de música
que tocaba una canción
que le llenó el corazón
de alegría y emoción.
La guardó en su bolsillo
y volvió a su pueblo natal
a mostrar su hallazgo
a todo el que se encontrase.
A sus amigos y vecinos
les enseñaba la cajita
y les hacía escuchar
la melodía tan bonita.
Todos quedaban admirados
de ver tan raro invento
y le felicitaban al obrero
por su precioso descubrimiento.
Pero la dicha no duró mucho
pues pronto llegó la policía
que buscaba al ladrón
que había robado aquel día.
Al ver la cajita de música
supieron que era él
y lo arrestaron sin piedad
para llevarlo a la cárcel.
El obrero se resistió
y no quiso soltar la caja
pues era lo único que tenía
que le daba esperanza.
Pero se la arrebataron
y se la devolvieron al señor
Y así termina la historia
de "Coll", Joaquín Domenech Albors
que por un breve momento
fue feliz con una ilusión.
Fuentes;
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