Soy Agustín Albors Blanes,
hijo deL papel y deL progresodesde niño abracé la miliciay el partido que alzaba la justiciacontra el poder, la tiranía y el opreso.Me casé con Rita Gueritó Cortsy tuve dos hijos: Julia y Modestoque fueron mi orgullo y mi consueloen los momentos de dolor y de zozobra.Admiré al general Espartero,pero luego me hice demócratay más tarde republicano,por influjo de Orense y Martín.Participé en la insurreccióndel valiente Pantaleón Boné,y por ello fui desterradoy perseguido por la ley.Regresé a mi tierra natalcon negocios y propiedades,textiles, papeleros y diligencias,que me dieron prosperidad.Y me dediqué a la políticacon fervor y lealtad.Fui teniente de Alcalde y juez,y también comandante militar,y cuando el cólera asolóla ciudad, supe ayudar.Recibí la cruz de Isabelpor mi obra humanitaria,pero nunca renunciéa mis ideales de cambio.Al producirse el pronunciamiento gaditanodirigí el levantamiento demócrata de Alcoyy presidí la Junta revolucionariaque se encargó de la defensa de la población.Tomé rehenes, monté barricadas,amenacé con fusilar a dos isabelinossi las tropas disparaban o entraban en Alcoy,y recibí ochenta mil duros por el rescatede los insignes partidarios de Isabel II.Militando en el Partido Demócrata Republicano Federalfui elegido diputado por Alcoy en las Cortes Constituyentesy defendí una candidatura mixta de monárquicos y republicanosque me atrajo la enemistad de parte de mis correligionarios.Y en noviembre no asistí a la votaciónque eligió a Amadeo como rey de España,pues yo quería una República Federal.Fui alcalde de Alcoy dos veces,y en la primera Repúblicame enfrenté a la revuelta obreraque pedía pan y trabajo.Ordené disparar al puebloque se había sublevado,y por eso fui asesinadoen la calle del Mercado.Así acabó mi vida trágica,entre sueños y fracasos,entre luces y sombras,
entre el amor y el odio.
La Revolución del Petróleo
En la noche del siete de julio de 1873.
En la plaza de toros de Alcoy se decide ir a la huelga
Ante tal desdén y tal desaire
los obreros claman por la renuncia del alcalde.
Al día siguiente sigue la huelga general
y los piquetes por el pan y por la dignidad
Pero a las cuatro de la tarde todo cambia
se desata el caos cuando Albors dispara al aire
A las diez de la mañana, ya jueves diez de julio
sin munición se rinden los guardias del Campanar
desde allí es bajado a la calle y ajusticiado.
A primera hora de la tarde
cuando el sol ardiente rozaba los 38 grados
y en Alcoy terminaba una revuelta sin cuartel
que marcaría para siempre su destino y su pasado
Una horda de chiquillos enfebrecidos
al son de un tambor rasgado y malherido
arrastraban al alcalde Albors por la calle
como gato despellejado y sin detalle
"Al río con él", gritaban con furia y desdén
"No más verdugos y tiranos del pueblo", decía la bandera
que habían tomado del ayuntamiento
y que ondeaba una niña con alma de guerrera,
Elena era su nombre; "La Francesa".
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