"Milei quiere una devaluación del 1000% y que vuele todo por el aire". La frase pertenece al economista Horacio Rovelli y fue formulada en la entrevista que le realizó Juan Ignacio Guarino para El Ágora en Radio Nacional el pasado 11 del corriente.

El contexto: esta semana el dólar ilegal, llamado pomposamente “dólar blue” en la pretensión de asimilar la timba fuera del sistema a una expresión de libertad, finalmente concretó el sueño húmedo de los especuladores al alcanzar y superar los 1000 pesos de cotización.

En este escenario, a la aseveración de que el candidato autopercibido como libertario quiere que “todo vuele por el aire”, Rovelli agrega que detrás suyo están “los capitales financieros internacionales” y precisa que “lo rodearon BlackRock y los grandes fondos de cobertura internacional”, asegurando que “se reunieron con dos representantes de Milei, que son en realidad representantes del capital financiero (…), uno era Darío Epstein que es director titular de Pampa Energía (y el otro) Juan Ignacio Nápoli, actual presidente del Banco de Valores. Ahí recibieron órdenes", agregó.

En otras palabras, lo que dice Rovelli es que Milei, en su condición de candidato a la presidencia ganador de las PASO y con el ánimo de generar las condiciones para llevar adelante su promesa de dolarizar la economía Argentina, operó sobre las expectativas y la cotización del dólar ilegal como forma de comenzar a establecer una condición imprescindible para llevar a cabo su idea, que es la de devaluar el peso en un número hoy indeterminado. Toda la maniobra es todo menos casual. El ánimo buitre de sus mandantes no ceja en su pretensión de generar tierra arrasada para comprar todo por dos mangos.

Peluca escatológica

El llamado de Milei a no renovar los plazos fijos porque el peso vale o debiera valer “menos que el excremento” motivó una disparada del dólar ilegal que lo puso por encima de los mencionados 1000 pesos.

Entre otras derivaciones, el proto-fascista candidato a la presidencia fue denunciado por intimidación pública por una abogada y por el Presidente Alberto Fernández, y en una serie de acciones judiciales promovidas por Sergio Massa que se concretaron en múltiples allanamientos y en la desarticulación de una importante cueva financiera a través de la cual, según se desprende de la investigación se realizaban no solo maniobras de evasión, fuga y lavado, sino que se coordinaba con precisión la cotización y los saltos de cotización que debía tener la divisa transada ilegalmente.

Las consecuencias, reiteradas, de los saltos devaluatorios del dólar oficial e, increíblemente, del dólar ilegal, son conocidas: incremento de la devaluación, profundización de la caída del valor del salario y el ahorro, y deterioro de las distintas cadenas de valor que componen la economía nacional.

A este respecto, Horacio Rovelli, en una entrevista para “La Izquierda Diario” del 15 de abril de este año, analizaba que “nuestro país viene sufriendo desde el golpe militar de 1976 (con un intento fallido que fue el llamado “Rodrigazo”) oleadas de destrucción de nuestras cadenas de valor y de disminución del salario medido en divisas, donde se han perdido eslabones que ahora obligan a importar bienes que antes se producían en el país, a lo que se le debe agregar una fuerte extranjerización de las empresas, eso hace que, según el ENGE (Encuesta nacional de Grandes Empresas) de las primeras 500 empresas industriales del país, 335 son extranjeras.”

Agrega Rovelli que “obviamente esa extranjerización explica el giro de utilidades a sus casas matrices y la sobrefacturación de importaciones (precio de transferencia) y la subfacturación y/o triangulación de exportaciones, pero no sólo el capital extranjero contribuye a la salida de divisas, sino que también los grupos económicos locales agravan los problemas en el sector externo vía la fuga de capitales, que lo hacen básicamente en la moneda norteamericana y que explica su persistente demanda, corroborado porque según el Balance Cambiario del BCRA en los años 2016 - 2019, se fugaron del país (lo llaman FAE –Formación de Activos Externos de residentes argentinos en el exterior) 86.200 millones de dólares, proceso que continua con el gobierno de Alberto Fernández, pero que no informa el BCRA.”

Con todo lo expuesto hasta este punto en la presente nota, se entiende que buena parte del problema argentino tiene que ver lisa y llanamente con la especulación financiera en un proceso que contiene acciones que van del lavado a la fuga de divisas a cuentas offshore, favorecido este esquema con la manipulación de un tipo de cambio que no es el oficial, que es ilegal, pero que es legitimado arteramente por actores económicos, mediáticos y políticos como una expresión de “libertad” económica en un país que (a continuación, ciertos lugares comunes) “castiga al que quiere trabajar”, no asegura la “seguridad jurídica”, tiene “la carga impositiva más alta del mundo” y cosas por el estilo. A esto, sumarle el peso agobiante de una deuda externa que implica leoninos condicionamientos por parte del FMI que para variar impone un programa inflacionario.

Buscando un sentido a todo esto

El pasado viernes 13, El Ágora publicó una nota titulada “Bancos extranjeros advierten que Milei no tiene las divisas para dolarizar y que necesitaría una profunda recesión” que expone, no el pensamiento o las críticas que pudiera recibir el proyecto dolarizador de “La Libertad Avanza” por parte de sectores de izquierda, del peronismo o progresistas, sino de aquellas instituciones que son “el sistema”.

En este sentido, la nota explica que “el banco estadounidense Goldman Sachs se sumó al coro de advertencias, asegurando que "la dolarización tiene costes y desventajas y las condiciones previas para una adopción exitosa no son existentes", y añade que “en un documento titulado "Argentina: ¿es la dolarización una oferta que no se puede rechazar?", la entidad financiera sostuvo que "sin disciplina fiscal, la dolarización podría ser muy dolorosa o acabar colapsando".”

En la misma nota, se menciona que “el Instituto Internacional de Finanzas (IIF), asociación empresarial fundada en 1983 que incluye a los bancos más grandes del mundo, indicó en un informe que el candidato presidencial de La Libertad Avanza (LLA) no podría conseguir las divisas necesarias en el mercado para dolarizar y sólo podría llevarla a cabo de la mano de una “profunda recesión”.

El reporte, titulado “¿La dolarización es viable para Argentina?”, señala que la medida requeriría entre 30 mil y 40 mil millones de dólares, cifra que no posee actualmente el Banco Central (BCRA) en materia de reservas”, estableciendo que “la otra opción, que es endeudarse en dólares en el mercado, luce poco viable por el poco apetito de deuda de los inversores extranjeros”.

En el final, el dato fundamental: señala el informe que, “la única salida para que Milei pueda cumplir con su promesa electoral sería a través de una dolarización sin dólares, es decir, “vendría de la mano de una dolorosa recesión”, con devaluación y ajuste fiscal.”

En suma, y considerando todo lo expuesto, lo sucedido en la semana que culmina es una Muestra Gratis de lo que sucederá si Milei llegara a ganar las elecciones: devaluación brutal, pérdida del poder adquisitivo de los salarios (ya bastante depreciados a esta altura), recesión con la consecuente destrucción de distintas cadenas de valor, desvalorización de activos de empresas nacionales quedando a merced de la compra a precio de remate por parte de capitales extranjeros, crisis política, ingobernabilidad, crisis social.

La ruta de desastre está bien marcada, señalizada y aparece sin un centímetro de desplazamiento en cualquier GPS. Comprender esto es condición fundamental para entender que lo que está en juego es mucho más que una elección atravesada por una competencia democrática entre partidos. Está en juego la posibilidad de un desarrollo económico soberano y los pilares mismos de la democracia que cumple 40 años, dado que el “gatito mimoso de los poderosos” lleva además en el seno de su propuesta un ADN autoritario, reivindicador de la dictadura, e intrínsecamente represivo.

Por lo demás, al campo nacional y popular no solo le corresponde trabajar y esperar un triunfo de Massa, sino, y fundamentalmente, militar y exigir el cuidado y profundización de los valores democráticos que, aún en crisis, son el mejor capital que tenemos como país. A las cúpulas, por su parte, les llegó el turno de bajar a la tierra, y dejar atrás de una buena vez esa desconexión con la realidad cotidiana de la ciudadanía de a pie que, salvo honrosas excepciones, parece ser un mal incurable.

Una muestra gratis de la doctrina "motosierra" es una publicación original de El Ágora Digital.