Victoria Villarruel, candidata a vicepresidenta que acompaña Javier Milei quedó nuevamente vinculada con el terrorismo de Estado de la última dictadura luego de que se revelara que fue anotada como contacto del represor y asesino condenado Miguel Osvaldo Etchecolatz, cuando este enfrentaba uno de los tantos juicios en los que fue condenado por autor y partícipe del genocidio.
"El liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo basado en el principio de no agresión en defensa de la vida, la libertad y la propiedad". La frase pertenece al candidato presidencial de La Libertad Avanza (LLA) Javier Milei, quien la repitió -y repite- en reiteradas ocasiones para asentar la base moral de sus posturas ideológicas.
Sin embargo, pareciera que la parte de "respeto" al "proyecto de vida del prójimo" y el "principio de no agresión en defensa de la vida" no es compartido por su compañera de fórmula y candidata a la vicepresidencia, Victoria Villarruel.
Sucede que la "libertaria" tiene un largo prontuario de vínculos familiares y defensa ideológica con los asesinos de la última dictadura militar.
No sólo sus familiares tuvieron participación directa en el gobierno dictatorial y genocida, sino que ella personalmente realizó una fuerte militancia que sobrepasó los límites del negacionismo histórico y pasó a la abierta defensa pro-dictadura.
Hace pocas semanas trascendió que Villarruel era la encargada coordinar visitas al exdictador Jorge Rafael Videla.
Pero ahora, una nueva revelación destapó sus vínculos con otro de los más infames genocidas: Miguel Osvaldo Etchecolatz.
Resulta que el nombre y contacto de la compañera de fórmula de Milei -escrita por puño y letra de Etchecolatz- aparece mencionada en un cuaderno en el que el genocida preparaba su defensa antes de afrontar el primer juicio en el que debió sentarse en el banquillo después de la reapertura de los procesos contra los genocidas en 2006.
Antes de afrontar el juicio, Etchecolatz diseñó su estrategia defensiva. Entre las tareas que registró estaba el contacto con Villarruel y con Cecilia Pando, conocida por su defensa de los acusados por crímenes de lesa humanidad. El nombre y el teléfono de Villarruel aparece junto con la sigla COFA, que es el Centro de Oficiales de las Fuerzas Armadas.
La información fue dada a conocer por la abogada querellante en juicios de lesa humanidad, Guadalupe Godoy.
La candidata a vicepresidenta de Milei, como sabemos, es una militante pro genocidas, que apoya activamente a los imputados en los juicios, desde sus inicios. Acá por ejemplo, está su nombre en el cuaderno en el que Etchecolatz se organizaba para el juicio del año 2006. pic.twitter.com/BSlOJRTQjS
— Guadalupe Godoy (@guadalgodoy) August 30, 2023
Villarruel también aparece como una de las personas que visitaba a Norberto Cozzani en la cárcel. El “Beto” Cozzani era la mano derecha de Etchecolatz, su guardaespaldas, y ex integrante del "Circuito Camps", una red de centros clandestinos de detención bajo las órdenes de Ramón Camps, jefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires en la dictadura.
Cozzani fue acusado como uno de los torturadores de Lidia Papaleo de Graiver, viuda de David Graiver, dueño de Papel Prensa.
La información difundida es parte de la documentación que se secuestró en un allanamiento que se llevó adelante en el penal de Marcos Paz después de la desaparición de Jorge Julio López, ocurrida un día antes de que el Tribunal Oral Federal (TOF) 1 de La Plata condenara a Etchecolatz a prisión perpetua.
El prontuario de Etchecolatz
Responsable del operativo que derivó en "La Noche de los Lápices" y del funcionamiento de los 21 campos clandestinos de detención en la provincia de Buenos Aires, sobre Miguel Osvaldo Etchecolatz pesaba una docena de condenas a prisión por crímenes de lesa humanidad.
En los oscuros años de la dictadura, Etchecolatz se desempeñó como director de Investigaciones de la Policía Bonaerense con el grado de comisario general, cargo desde el cual se convirtió en la mano derecha del general Ramón Camps.
Etchecolatz se sentó en el banquillo de los acusados en los nueve juicios en los que fue condenado a prisión perpetua, en 1986, 2004, 2006, 2014, 2016, 2018, 2020, 2021 y 2022, y que fueron unificadas en una pena única de reclusión perpetua.
El represor fue condenado por más de un centenar de crímenes de lesa humanidad.
Los más conocidos fueron el secuestro y asesinato de un grupo de adolescentes conocido como “La Noche de los Lápices”, el robo de bebés de detenidas desaparecidas, y la desaparición de Jorge Julio López, el albañil y militante peronista que había brindado un testimonio clave sobre su crueldad en uno de los juicios en su contra.
Frente al tribunal, López relató con lujo de detalles, el asesinato de sus compañeros y la crueldad con la que se manejaba el policía para encarar las torturas.
Incluso sus subordinados replicaban la crueldad de Etchecolatz: en otro juicio, la ex secuestrada María Hebelia Sanz -detenida por una patota del policía- declaró que un represor se negaba a torturar a Mónica Santucho porque era una niña de tan solo 12 años. Pero relató que un superior "lo levantó en peso y le dio la orden de aplicarle la picana porque si no iban a hacer lo mismo con él", tras lo cual comenzaron a escucharse los gritos de la niña, torturada.
Jorge Julio López fue desaparecido por segunda vez el 18 de septiembre de 2006, en plena democracia, cuando salió de su casa para dirigirse al tribunal que ese día iba a dictar una nueva sentencia contra Etchecolatz.
El relato de aquellos días confirma la perversión del personaje: A fines de octubre de 2014, el ex director de Investigaciones de la Bonaerense enfrentaba el tramo final de otro juicio como acusado, frente a un tribunal presidido por Carlos Rozanski, el mismo que lo había condenado después de escuchar el testimonio de López.
En el momento en que se leía la sentencia que lo condenaba a prisión perpetua, el ex jefe de Investigaciones de la Bonaerense tomó un pequeño papel y lo desplegó. Al terminar la lectura del fallo, pretendió entregárselo al Tribunal, pero se lo impidieron.
Leo Vaca, fotógrafo de la agencia Infojus que estaba cubriendo el juicio hizo foto con su cámara en el papelito y disparó. En el papel, Etchecolatz había escrito, de puño y letra: “Jorge Julio López”. Una sádica burla a los familiares de la víctima.
El genocida visitado por Villarruel falleció en julio de 2022, sin arrepentirse jamás de las atrocidades por las que fue condenado múltiples veces.
En agosto de 1997, Etchecolatz promocionó su libro denominado "La otra campana del Nunca Más", a través del cual intentó dar una visión revisionista del genocidio, negando que fuera tal y reivindicando los hechos como "actos de guerra", para confrontarla con la investigación realizada entonces por la Conadep.
El discurso del genocida es calcado al de Villarruel, que sigue pregonando el discurso de "memoria completa", se refiere a militantes populares como "terroristas" y no oculta su pasado pro-dictadura. Así se conforma el "liberalismo" sui generis que postula Javier Milei.
¿Quién fue Miguel Etchecolatz, el represor condenado que tenía anotada a Victoria Villarruel como contacto? es una publicación original de El Ágora Digital.
