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Una apuesta por el futuro

Este viernes fue el Día de graduadas y graduados de Ciencias Económicas. Si bien las y los economistas reservan sus festejos para el 21 de septiembre, y el 2 de junio suele ser terreno celebratorio de contadoras y contadores, la fecha justifica una mirada sobre una experiencia innovadora que involucra justamente a graduadas y graduados del campo disciplinar.

En el Departamento de Economía de la Universidad Nacional del Sur se aproxima a cumplir un año y medio una propuesta de acompañamiento a estudiantes con necesidades socio económicas y afectivas, mediante un programa redistributivo financiado por graduadas y graduados de sus aulas.

Se trata de las Becas de Solidaridad Intergeneracional, que se implementaron por primera vez en 2022, a propuesta de dos profesionales que cursaron en el Departamento. La idea, que rápidamente logró apoyo en el cogobierno departamental, era enfatizar en la responsabilidad que conlleva el acceso a la Universidad pública y propiciar un vínculo con las y los estudiantes que aspiran a seguir los pasos de las y los adherentes, que comprometen un aporte anual.

“Esto apunta a evitar que (las y los estudiantes) deban trabajar, y de esa manera puedan culminar antes sus estudios”, señaló a este medio Andrea Castellano, actual vicerrectora de la UNS. Graduada y posgraduada en la institución, Castellano cumplía su mandato como decana cuando la iniciativa se presentó y aprobó en el Consejo Departamental, en 2021. “Como decana, me llenó de orgullo ver además que la iniciativa provenía de dos graduados, Pablo Gamero y Milton González Malla, que fueron alumnos míos y los vi transitar sus estudios en el Departamento”, agregó.

Los primeros pasos

Cumplido el primer año de implementación, el Departamento realizó una evaluación del curso del programa. El Ágora tuvo acceso al documento, que resguarda las identidades de aportantes y postulantes a las becas pero ofrece números generales y cuantifica variables.

Con distintas opciones de montos a comprometer, en 2022 hubo quince aportantes, entre quienes se contaron siete docentes del Departamento. Se reunieron 581 mil pesos que financiaron cuatro becas, sobre siete postulaciones, pagaderas en mensualidades de marzo a noviembre.

Dos de las becas otorgadas fueron completas, con referencia en el salario inicial para ayudantías docentes estudiantiles, y otras dos fueron parciales. Hasta septiembre, las cuotas fueron de 17.500 y 11.500 pesos, respectivamente. En octubre se aplicó un incremento superior al 50%, para atenuar pérdidas en el poder adquisitivo por la escalada inflacionaria.

Para 2023, la información preliminar consultada por este medio indica que se postularon tres estudiantes, obteniendo becas en todos los casos. En esta oportunidad los pagos iniciaron en mayo y se sostendrán hasta diciembre, inclusive.

Hasta inicios del mes pasado, “contamos con 12 aportantes y seguimos sumando donaciones”, indicaron desde el Departamento. La idea –agregaron- es poder actualizar nuevamente los montos del beneficio en el transcurso del año, para amortiguar el impacto de la inflación.

El programa, que reserva a la Fundación de la UNS la recepción de donaciones y el pago de las becas, recibe consultas y adhesiones en [email protected]. Desde el Departamento aclararon que las posibilidades de colaborar no se cierran únicamente a esta propuesta, quedando abiertas otras alternativas, como las mentorías.

El impacto académico

“La beca tiene un requisito de rendimiento académico, pero básicamente de avance en la carrera, para asegurar que el objetivo de finalizar los estudios se pueda lograr”, explicó Castellano.

Los primeros resultados inducen a pensar que, en línea con ese fin, el impacto es positivo.

Durante 2022, se becó a estudiantes que se encontraban en distintas instancias de sus caminos académicos: en dos casos cursaban cuarto año y los restantes correspondían a segundo y tercero. El seguimiento evidencia un sostenido grado de avance en los estudios:

Un aspecto no menor es que, además del financiamiento, el programa se propone explícitamente crear un sentido de comunidad, sostenido en el fortalecimiento del vínculo entre estudiantes y graduadas y graduados, que en muchos casos son docentes del propio Departamento.

El dato cobra relevancia cuando se advierte que tres de las cuatro becas otorgadas en 2022 correspondieron a estudiantes provenientes de fuera de Bahía Blanca, que además de enfrentar los altos costos que suponen la mudanza y estadía fuera de sus localidades deben asimilar también el desarraigo.

El futuro

Uno de los objetivos enunciados por el programa de Becas de Solidaridad Intergeneracional desde que era un proyecto es lograr que la iniciativa replique en las otras 16 unidades académicas con que cuenta la UNS. Todavía no ha ocurrido, aunque la implementación en el propio Departamento de Economía es muy reciente y los resultados iniciales apenas comienzan a conocerse y, de hecho, esta es la primera nota que los divulga.

La circulación de los datos podrá contribuir también a extender la adhesión entre profesionales y en la propia plantilla docente del Departamento, que cuenta con medio centenar de profesores y casi 60 auxiliares. No en todos los casos perciben los salarios que deberían serles garantizados de acuerdo a la Ley de Educación Superior, pero incluso así es esperable que puedan reunirse nuevas voluntades tanto dentro como fuera de la unidad académica.

La propuesta actualiza la necesidad de un debate de fondo, que no resulta excluyente con ella: si, como sucede en otros países, es legítimo y progresivo que las y los profesionales que en base a un título obtenido en el sistema público obtengan ingresos por encima de un máximo determinado deban contribuir a la formación de estudiantes de menores recursos que cursen en las aulas que antes transitaron.

El financiamiento actual de las Universidades del sistema público proviene en más del 80% del Tesoro Nacional. A efectos distributivos, de capital económico y simbólico, es lo que se considera conceptualmente como “pro-rico”, aunque la creación de nuevas instituciones universitarias y la ampliación de programas de becas en las últimas dos décadas han mitigado esa tendencia, fruto del desigual acceso al mundo académico.

Otro aspecto a tener en cuenta es la gravitación en el mundo del trabajo. Si -como apuntaba la actual vicerrectora de la UNS- programas de becas como el lanzado en Economía contribuyen a evitar que las y los estudiantes deban trabajar para financiar sus estudios, es posible que el efecto sea atenuar la sobrecarga en la oferta de mano de obra.

Es claro que la discusión de fondo no se agota con la puesta en marcha de iniciativas como la reseñada. No obstante, lo referido no parece un dato menor, en una comunidad estudiantil que se calcula cercana a las 30 mil personas, equivalente a poco menos del 10% de la población bahiense y a dos tercios del segmento económicamente activo, que tiene o busca trabajo.

De extenderse un vínculo intergeneracional como el propuesto en este caso, los resultados serían favorables no sólo para becarias y becarios.

Una apuesta por el futuro es una publicación original de El Ágora Digital.



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