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Médico Alberto Taranto: "Todo el comando conocía el Centro Clandestino La Escuelita"

El pasado jueves 20 de abril se realizó la audiencia número 52 del octavo juicio de Lesa Humanidad realizado en la ciudad de Bahía Blanca conocido como Megacausa Zona 5. Durante la jornada el Tribunal procedió a escuchar solamente dos testimonios.

Cabe recordar que el juicio transita por las últimas audiencias de las declaraciones de testigos presentados por el Ministerio Publico Fiscal. Posteriormente, se dará lugar a las declaraciones que ofrezca la defensa de los represores.

En esta ocasión, el Tribunal compuesto por los jueces Ernesto Sebastián, Marcos Aguerrido y Sebastián Foglia, procedió a escuchar solamente dos testimonios. El primero de ellos fue el de un testigo-víctima que declaró desde la ciudad de Esquel de manera telemática.

A continuación, se reprodujo la declaración que el médico Alberto Taranto prestó en 2011, en el marco de la Causa Bayón.

De Comodoro Rivadavia a Bahía Blanca

El primer testigo, Jorge Luis Lambert, fue secuestrado en marzo de 1977 junto a otro grupo importante de personas, en un extenso operativo conjunto ordenado por el Comando V Cuerpo de Ejército y ejecutado por personal de la Brigada de Investigaciones de Bahía Blanca y efectivos del Ejército en la ciudad de Comodoro Rivadavia.

Las víctimas fueron trasladadas en avión a Bahía Blanca, siendo alojadas en la delegación Cuatrerismo de Bahía Blanca, donde fueron interrogadas bajo tortura y luego enviadas a la Unidad Carcelaria 4 de Villa Floresta.

La mayoría de las víctimas logró sobrevivir al secuestro y a las torturas, pudiendo declarar en juicios anteriores; excepto Julio Argentino Mussi, quien se encontraba dentro del grupo secuestrado. fue asesinado allí en ese lugar ferroviario de Cuatrerismo, y su cuerpo aún continúa desaparecido.

Julio Argentino Mussi

Según relató Lambert, "me trasladaron al aeropuerto de Comodoro Rivadavia". "Ahí estuve toda la noche", recordó, "estaba detenido por pedido del V Cuerpo de Ejército, que yo no sabía ni dónde quedaba eso".

"Era, -supuestamente- porque en la empresa habíamos comprado una camioneta que era robada, y que esa gente robaba para Montoneros y ERP", según la versión de sus captores.

Luego pudo observar que había un gran número de gente secuestrada, y recordó que por la tarde "aterriza un avión Hércules". Al referirse al evento, detalló que:

"Veo que rodean el avión todos los soldados con metralletas, nos suben al avión, levanta vuelo, y veo que a los que tenía enfrente comienzan a sacarles los cintos para atarles las manos atrás y les vendaban los ojos".

"Yo pensé que esa debería ser gente peligrosa, hasta que me tocó a mí y me hicieron exactamente lo mismo", señaló, "me ataron y vendaron, y nos dijeron que nos portemos bien sino nos iban a tirar del avión". Por otro lado, relató con emoción -a pesar del tiempo transcurrido- que cuando el vehículo aterrizó en Bahía Blanca:

"No bajaron la compuerta del todo, y nos empezaron a bajar y yo caí arriba de alguien, lo cual amortiguó el golpe que tuve".

Las torturas y las mentiras de Clarín

A continuación, fueron llevados cautivos a unos vagones de trenes en el predio de Cuatrerismo que funcionó en calles Chile y Donado de la ciudad, donde los tuvieron 17 días, según relató.

"Ahí aprendí a desatarme y a sacarme la venda", comentó, "por eso vi que era un vagón con un edificio que había al costado". "Solamente nos daban agua", agregó. Asimismo, se refirió a las torturas sufridas, contando que:

"Me estaquearon en una de esas camas antiguas, me atan un cable en el dedo gordo del pie. Me ponen una crema en los testículos y todo hacia arriba… Y ahí comenzaron a aplicarme corriente, Me preguntaban por Montoneros, por ERP, realmente yo no sabía nada".

La víctima manifestó que "vivía en un pueblo, Sarmiento, que tenía alrededor de tres mil habitantes". "Recibíamos el diario Clarín y realmente creía lo que decían, de enfrentamientos y todo eso", apuntó, "y ahí vi que la realidad era totalmente distinta".

Lambert narró cómo fueron testigos del asesinato de Julio Mussi, quien en un momento se desató y salió del vagón donde estaban cautivos pidiendo agua:

"Cuando lo vieron, escuchamos gritos y que decían '¡Dale!, ¡Pegale!, ¡Patealo!', y aparentemente lo mataron ahí de tanto golpe que le dieron. Ese muchacho desapareció. Nunca mas lo vimos".

Luego de 17 días, el grupo de secuestrados fue trasladado a una comisaría para posteriormente llevarlos a la Cárcel UP4 de Villa Floresta, donde los dejaron tres meses incomunicados.

Pasado ese tiempo, el testigo contó que declaró ante un juez, a quien le contó todas las atrocidades padecidas. Sin embargo, por la noche fue amenazado para que se rectifique, cosa que no hizo a pesar del temor. Sobre su tiempo en cautividad, recordó:

"De noche nos sacaban de las celdas y nos daban unas buenas palizas en el baño, debajo de las duchas. Pero lo peor era cuando de noche entraban a buscar a alguien, y al otro día éramos menos, no lo veíamos más. Así estuvimos 9 meses. El 24 de diciembre del 77 nos dieron la libertad".

"Todo el Comando conocía el Centro Clandestino que le decían 'La Escuelita'"

Posteriormente, se procedió a escuchar la declaración del médico Alberto Antonio Taranto, quien prestó testimonio en la denominada "Causa Bayón" el 13 de diciembre del 2011.

También estaba prevista la reproducción del otro médico conscripto que fue testigo, Daniel Fonti, pero el tribunal levantó la audiencia a las 13:30 horas, y pospuso la reproducción para la próxima jornada.

Alberto Antonio Taranto

Taranto, ya recibido de médico al momento de los hechos que se juzgan, se encontraba realizando el servicio militar obligatorio.

Habiendo declarado en numerosas oportunidades, en la de 2011, volvió a ratificar la participación de varios médicos militares en lugares donde se cometieron delitos de Lesa Humanidad, más específicamente, en el Centro Clandestino La Escuelita, y también atendiendo gente torturada en sede del V Cuerpo.

El medico comenzó recordando que, por aquel entonces, lo que el Ejercito llamaba "lucha contra la subversión" era llevado adelante por una "Compañía Operacional" (es decir, por grupos de tareas), con el Mayor Ibarra al mando y dependiendo de los rangos superiores.

Esta compañía tenía dos aspectos en su accionar. Uno oficial, relacionado con los cortes de ruta, controles de manzanas, seguridad en actos, etc. Por otro lado, el aspecto no Oficial apuntaba a los operativos donde se secuestraba gente que era llevada al Centro Clandestino La Escuelita.

"Empezamos a enterarnos de lo que ocurría por manifestaciones de los mismos participantes de estos hechos no oficiales", detalló, "en los cuales algunas oportunidades venían heridos", y "de los comentarios que hacían cuando llegaban a las 2-3 de la mañana de hacer un operativo de ese tipo".

En ese sentido, apuntó que "la excitación de ellos hacía que uno, que estaba al lado, escuchara todo lo ocurrido", refiriéndose a los integrantes de las patotas que secuestraban.

"Empecé a notar que había un Centro de detención clandestino, que era vox populi, que todo el Comando lo conocía, que le decían 'La Escuelita'", detalló. "En ese centro de Detención que estaba dentro del Comando, participaban muchos efectivos que lo hacían de civil", explicó, al tiempo que comentó que:

"Lo de La Escuelita lo pude corroborar porque todos ellos lo decían. Diariamente se llevaban medicamentos y comida que se sacaba del Hospital. Decenas de veces, llegaba Julián Corres [torturador apodado "El Laucha"] o al Sargento Bonino, que retiraban medicamentos para La Escuelita".

Más adelante, aseveró:

"Streich nunca ocultó que concurría a La Escuelita. Era sabido por todos que había un centro clandestino. Que no se haya denunciado, es otra cosa. Todo el mundo lo conocía".

Médicos y religiosos al servicio de la muerte y la tortura

Al igual que en las anteriores declaraciones, Taranto destacó que el encargado de lo que se necesitaba en La Escuelita era el medico Jorge Streich. En caso de que no estuviera, le seguían en responsabilidad el medico Raúl Mariné, el Mayor Argaño, el médico Humberto Adalberti, Genaro Vergara, el Dr. Garimaldi y otros civiles.

"El único medico conscripto era yo, y Fonti que estaba en el comando", señaló. Además, recordó que "una mañana se presenta el Mayor Ibarra, que tenía una emergencia y necesitaba un médico para La Escuelita".

"El único médico que había era yo, y Argaño me ordena que concurra con Ibarra, a lo cual me negué", detalló, "le dije que no me iba a prestar a esas prácticas que yo conocía que era La Escuelita".

Esto costó a Taranto el arresto y otras sanciones, según contó. "Les dije que iba a cumplir mis obligaciones siempre con uniforme, con un enfermero, y una ambulancia identificada", agregó, "y así lo hice".

Asimismo, aseguró que era cotidiano escuchar que personal militar y medico concurría diariamente al centro clandestino. La comida era llevada desde el Hospital militar en los tachos del ejército, y regularmente también se llevaban insumos médicos.

"Nadie desconocía eso", certificó. También describió con exactitud el lugar donde estaba emplazado el Centro Clandestino y los caminos por donde se accedía. Pudo llegar al sitio en una oportunidad, pero fue echado por el torturador Julian Corres.

Del personal de salud nombrado por el testigo, dos de ellos son juzgados en esta Megacausa: el capitán médico Humberto Fortunato Luis Adalberti y el enfermero Sargento Adalberto Bonini. Ambos llegaron a juicio por primera vez, a pesar de estar denunciados desde hace varias décadas.

En otra parte de su relato, dio cuenta de la presencia de religiosos en el Centro Clandestino, como el capellán que por ese entonces cumplía ese rol, el Cura Aldo Vara, muerto impune luego de fugarse de la Justicia. También la máxima autoridad de la Iglesia en Bahía Blanca concurría a ese lugar:

Monseñor Mayer habitualmente iba al comando a reunirse con Catuzzi, cuando era jefe, y yo he visto que caminaba hacia ese lugar -La Escuelita- con sus hábitos".

Arzobispo Jorge Mayer bendiciendo medallas en el V Cuerpo
Cura Aldo Vara

En su extenso testimonio, Taranto detalló operativos en la ciudad y la zona, y describió características de muchos de los genocidas que realizaban esos hechos.

Además, dio precisiones de víctimas que pudo ver en el Hospital Militar, como una mujer muy joven muerta en uno de los baños, cuyo cadáver, según dijo, "todo el comando vio". También supo que llevaban cadáveres traídos de supuestos enfrentamientos para luego ser derivados a la morgue del Hospital Municipal.

Asimismo, tuvo contacto con el grupo de jóvenes de la ENET, secuestrados previamente en La Escuelita, y que luego de una falsa liberación fueron llevados al V Cuerpo de Ejército, lastimados y con signos evidentes de tortura.

La jornada del jueves finalizó al término del testimonio del médico Alberto Taranto, sin que se proyecte el testimonio del otro médico, Daniel Fonti. Aunque estaba previsto para la presente jornada, el tribunal dio por finalizada la audiencia pasadas las 13:30 horas.

Quincuagésima segunda audiencia de la Megacausa Zona 5 (20 de abril de 2023)

¿Cuándo siguen las audiencias?

Las audiencias continuarán el día 27 de abril, en la sede del Tribunal Oral de Chiclana y Lavalle, desde las 9 horas. Los juicios son Orales y Públicos, y puede concurrir cualquier persona que así lo desee con su DNI.

Además, las audiencias también se emiten de manera virtual por los canales de YouTube de la subsecretaria de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires y del Poder Judicial, así como en el micrositio de la Megacausa Zona 5 en El Ágora Digital.

Médico Alberto Taranto: "Todo el comando conocía el Centro Clandestino La Escuelita" es una publicación original de El Ágora Digital.



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