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30 de agosto: Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada

El día 30 de Agosto se conmemora el Día Internacional del Detenido Desaparecido, cuya iniciativa corresponde a FEDEFAM, Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos-Desaparecidos.

Fue declarado en diciembre del 2010, por la Asamblea General de las Naciones Unidas bajo el nombre de “Día Internacional de las Victimas de Desapariciones Forzadas” producidas en el mundo entero.

La iniciativa entre otras cosas, tiene como finalidad el fortalecimiento de una conciencia social mundial, que ayude a denunciar y repudiar la desaparición forzada de personas, declaradas crímenes de Lesa Humanidad imprescriptibles, tanto por la OEA, como por la ONU, ya que es una práctica, que no solo afecta a la familia cercana de la víctima, sino a toda la sociedad en su conjunto.

La Desaparición como plan sistemático

El inicio de esta práctica en América Latina, inicia durante la década de 1960. Si bien la masificación de la Desaparición Forzada se dio bajo regímenes militares, la práctica de la desaparición fue y es utilizada como método represivo por Fuerzas de Seguridad, y/o por el Estado.

La sistematización de esta inhumana forma de represión, fue utilizada en los golpes militares para implementar la desesperanza, el terror paralizante y la intimidación a todo reclamo, intentando imponer silencio e impunidad.

Según datos de FEDEFAM, entre 1960 y 2018, más de 245.000 personas fueron víctimas de este aberrante método en América Latina. A estos datos es necesario agregarles las continuas desapariciones hasta el día de hoy en países como México, Colombia y Perú. 

El Operativo Independencia como precursor

Argentina es uno de los casos de desapariciones forzadas masivas más destacado, el cual dejó un saldo de alrededor de 30.000 personas de las cuales aún hoy no conocemos su paradero.

La instauración en nuestro país de la desaparición forzada en gobierno militar, se establece en el tristemente célebre “Operativo Independencia” en Tucumán.

Antes de eso, grupos parapoliciales como la Triple A, asociación ilícita la cual algunos miembros están siendo juzgados en Bahía Blanca, habían instalado en nuestro país el terror de los asesinatos con alevosía e impunidad.

Las víctimas eran en todos los casos, escogidas como opositores al régimen establecido, mediante la construcción de un enemigo interno, el cual era necesario combatir y aniquilar.

El delito más perverso

El delito de desaparición Forzada es catalogado por juristas, sociólogos, psicólogos y todo el arco de los estudiosos de las Ciencias Sociales, como el crimen más destructivo, atroz y perverso que pueda cometerse. Aún más grave que la misma muerte, porque priva a los familiares y a la sociedad de toda certeza sobre la víctima, y sobre todo la desestructuración psicológica emanada de la privación del duelo. Socialmente, se percibe como una pérdida de valores ante la ausencia o desestimación de la Ley.

Pilar Calveiro en cuanto a la perversidad de la práctica durante la dictadura, grafica:

“.. el dispositivo dedicó un gran esfuerzo al ocultamiento y destrucción de los restos humanos; Una de sus consignas fue “los cadáveres no se entregan”, Para ello recurrió a la voladura de los cuerpos con explosivos, de manera de hacerlos irreconocibles, a arrojarlos en alta mar, donde las corrientes no lo trajeran a la costa, a calcinarlos en los centros clandestinos, o a incinerarlos en los cementerios. Muchos de ellos también fueron enterrados como NN…”

Cuando vuelve el desaparecido

En nuestro país, un capítulo especial sobre este flagelo, le pertenece al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), quienes con un trabajo silencioso y profundamente humano, han conseguido en parte, la reparación de los daños individuales y sociales de la desaparición forzada.

Reconocer luego de 30, 35 o 40 años los cuerpos de los desaparecidxs, devolviéndoles la identidad y la dignidad como personas que habitaron nuestra patria, es para sus familias y para la sociedad toda, una reparación y un reconocimiento social de la verdad.

Las luchas de los Organismos de DDHH y los familiares de las personas desaparecidas, conscientes de la gravedad del fenómeno, han podido inscribir una marca social del mismo, desobedeciendo el imperativo del silencio y del olvido, que es lo que termina de perpetuar las desapariciones.

La organización y lucha perpetuada en nuestro país por los Organismos de DDHH, ha sentado un precedente mundial y tiene una fuerza y un valor histórico único.


Una deuda urgente

Si bien pasada la dictadura, la sistematización de las desapariciones masivas cesó, la llegada de la democracia no fue garantía que nunca más ocurriera. Se suele decir que “es una deuda pendiente de la democracia” las prácticas dictatoriales que las Fuerzas de Seguridad suelen ejercer, sobre todo con los más vulnerables sectores de la sociedad.

La autonomía policial, la degradación de la profesionalidad, la falta de educación y perfeccionamiento permanente, la ausencia de un control político suficiente sobre las mismas y un sistema de justicia que no investiga y condena adecuadamente y que hasta muchas veces es cómplice, son algunas de las principales causas en la compleja trama de violencias estatales.

Una larga lista de personas, fundamentalmente jóvenes, ha engrosado la lista de desapariciones forzadas en democracia en nuestro país. Los casos más resonantes, solo por nombrar algunos han sido: Miguel Bru, Ivan Eladio Torres, Julio López, Franco Casco, Luciano Arruga, Santiago Maldonado, Facundo Castro…

El último caso, de Facundo Astudillo Castro, se encuentra en pleno proceso investigativo. Su causa fue catalogada como desaparición forzada y luego de más de 100 días desaparecido, se investiga la aparición de un cuerpo que podría ser el del joven. La policía de la provincia de Buenos Aires, es acusada por su familia de ser la responsable y se halla altamente sospechada.

La situación de emergencia sanitaria y la aplicación de un decreto de restricción de circulación por cuarentena, desato a lo largo y ancho del país una escalada de violencia represiva, para lo cual es necesario un compromiso político para impulsar reformas de fondo que transformen y anulen dichas prácticas policiales represivas en todo el país, y que se produzca al fin, un cambio de paradigma. Este es, sin dudas, el momento histórico adecuado para que ello suceda.

Y si de vos
me dijeran que no exististe,
les gritaría que me quedan,
tus ojos tristes,
tu caminar lento,
tu sonrisa apenas esbozada,
tu caricia leve,
y una espera,
una larga espera
de la que no volveremos
nunca,
o tal vez si …

Ana María Ponce-Detenida-Desaparecida

(Poema escrito durante su cautiverio en la ESMA)

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