Fuera de toda idea, el gran drama psicológico del capitalismo rabioso no ceja de acosar a la sociedad española que insiste en beneficiar unos pocos en detrimento de la sociedad y el bienestar común. Ya aprendimos en la crisis económica del 2010 con los fondos buitres, el rescate del dinero público a la banca privada, los aeropuertos inservibles y las urbanizaciones descontrolada, los desahucios, el trabajo esclavo y la precarización laboral.
Con el coronavirus, la muerte de más de 20 mil personas, corroboró con todo detalle el deterioro sistemático de la salud pública y el abandono desgraciado de las residencias de ancianos a favor y el afán de privatizar hasta el aire que respiramos, sólo para favorecer a cuatro o cinco empresas para rascarle el poco dinero de su pensión a los "viejos" a costa del abandono a su atención y cuidados. Situación que provocó que el coronavirus se tragara la vida del 40% de nuestros abuelos, internados en aquellos centros, del total de muertos en España por esta enfermedad.
Diaz Ayuso, sin embargo, obviamente acompañada por un ingente minoritario e inescrupuloso sector de la sociedad que se ha servido durante tantos años de lo público para hacer crecer su bolsa económica, vuelve a la carga y propone liberar suelo, no limitar el precio de la vivienda y activar la economía mediante la inversión de los fondos buitres y ganancias de los de siempre.
Ni más de 20 mil muertos han conmovido la ansiedad de esta gente, dispuestos a cualquier ardid, incluso a un golpe de estado, para mantener sus privilegios con el "robo" sistemático de lo público y del empobrecimiento de nuestra gente, sin importar incluso, si este desvarío nos lleva a la muerte.

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