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Guadix

paraje de Guadix y vista de su alcazaba

Guadix, localidad situada en el centro-norte de la provincia de Granada, se ubica en el declive norte de Sierra Nevada siendo el actual núcleo de población más importante de su comarca y destacando por albergar sus famosas casas-cueva, por la cercanía con la capital provincial de Granada y por su también proximidad a la zona histórica conocida como La Alpujarra. Se encuentra en una llanura natural, formada por las cuencas de los ríos Fardes y Guadix y puede decirse que se ubica en el camino de Granada hacia Almería y Murcia.

Históricamente, la zona sobre la que se asienta el municipio fue uno de los asentamientos humanos más antiguos de la península. Tras un primer contacto en época prehistórica y después de ser un asentamiento íbero, la Ciudad fue fundada en su emplazamiento actual como colonia romana para los legionarios. Durante la ocupación romana fue conocida como Julia Gemella Acci y, tras la llegada musulmana a la península, esta ciudad se renombró como Wadi Ash, que puede traducirse como río-cauce Ash, siendo esta última palabra una arabización del viejo topónimo Acci.

Durante la época islámica, Guadix atravesó varios siglos de esplendor y de decadencia a partes iguales, debido a las epidemias, conflictos bélicos y sequías. La primera edificación militar realizada sería un castillo o hisn mandado levantar por Sawwar Ibn Hamdun, caudillo de la kura de Elvira, en el siglo IX, cuando concedió el control de la medina al clan yemení de los Banu Sami. Se trataría de una pequeña guarnición militar, mientras la población musulmana se establecía en los alrededores. Según las crónicas, esta ciudad fue en un principio díscola al mandato de los omeyas, participando incluso en las rebeliones y revueltas del muladí, reconvertido al cristianismo, Ibn Hafsún entre los siglos IX y X. 

almenas y paisaje desde el interior de la alcazaba de Guadix

Cabe destacar la importancia militar que le fue concedida por el emir Abd Al-Rahmán III en el año 913, cuando se llevó a cabo un campaña en la kura de Elvira para sofocar a estos muladíes. Tras el declive del califato de Córdoba, Guadix fue territorio limítrofe entre los ziríes granadinos y los Banu Jairán de Almería. En el año 1018 fue asesinado el pretendiente califa omeya, Abd Al-Rahmán IV, por parte de sus partidarios entre los que estaba el citado Jairán, tras ser derrotado su ejército por el de Zawi Ibn Zirí. La Alcazaba de Guadix, de hecho, comenzó a construirse alrededor del siglo X bajo la dinastía zirí, durante la taifa en Granada, para proteger a la ciudad de invasores principalmente cristianos.

Poco después la ciudad de Guadix quedó integrada en el imperio almorávide entre los siglos XI y XII, tras las primeras taifas. En el declinar de este nuevo imperio y en medio de sus luchas contra los almohades por el control del Magreb y de Al-Ándalus, Ahmad Ibn Malham proclamó un señorío independiente en Guadix y Baza en el año 1145, si bien era aliado o vasallo de los almohades. Tras la conquista de los almohades del completo territorio de Al-Ándalus en el siglo XII, el citado Ibn Malham acabó sus días en la ciudad de Marrakech. La muralla de la ciudad marcó la organización urbana entre ambos siglos y ha seguido conservando un influencia hasta el día de hoy. 

vista parcial de la muralla en la alcazaba de Guadix

La construcción inicial de la muralla se llevó a cabo durante el siglo XI, al igual que la propia alcazaba, y con la misma técnica constructiva empleada como es el tapial de cal y canto. Posteriormente, durante el siglo XII sufrió una importante remodelación pues, entre otras cosas, incluiría la erección de una antemuralla a lo largo prácticamente de todo el perímetro de su recinto. Finalmente, la alcazaba terminaría dividiéndose en tres recintos amurallados de tapial formando un perímetro de 400 m. Sus alrededores, además, también se reforzarían en estas fechas mediante torres o la construcción del conocido como Torreón del Ferro, una de sus torres más famosas. 

Este llamado Torreón del Ferro está ubicado a la entrada de la actual calle de San Miguel y se trata de una de las numerosas torres que pertenecieron a la muralla medieval de Guadix y, sin duda, puede presumir de ser en la actualidad una de las mejor conservadas y visibles de la ciudad. Esta torre forma una estructura cuadrada con una estancia en la parte superior y estando coronada con almenas. Como curiosidad, los sillares o bloques que se pueden ver en su cuerpo inferior, pudieron ser extraídos y reutilizados por los árabes de los restos del teatro de época romana que se encuentra a sus pies.

vista del Torreón del Ferro en Guadix

De los tres recintos amurallados, uno es central y dos externos envuelven a éste. El segundo rodearía por tanto, en parte, al primero y cuenta con tres pequeñas torres defensivas. El interior de la torre mayor pudo tener varias plantas, aunque hoy está rellena de escombros, y en la parte superior presenta un receptáculo que podría ser un aljibe. El primer recinto, por su parte, con 4 torres forma el corazón de la alcazaba y en él se ubicaban, a modo de ciudadela, las habitaciones privadas de los alcaides y las del servicio, así como almacenes, cementerio, aljibes y otras estancias. Otras dos torres de este primer recinto, de planta rectangular, se unen a la muralla a través de un adarve almenado.

En el centro se encuentra la llamada Torre del Homenaje, de planta cuadrada, y formada por dos partes, siendo la superior de dimensiones más reducidas que la inferior y estando ambas coronadas por almenas rectangulares. La forma de la propia alcazaba también es ligeramente rectangular, redondeada en su ángulo sur y, al igual que en muchas construcciones de origen musulmán, el principal material empleado en la construcción de sus torres fue el tapial, dándole a la alcazaba un aspecto rojizo característico. El tercero de los espacios o tercer recinto carecía de bastiones al tratarse de un simple muro de separación entre la alcazaba y la medina.

vista de los recintos en la alcazaba de Guadix

Entre los siglos XI y XII, también las puertas de la ciudad de Guadix se construyeron o reforzaron con fines estratégicos o para mejorar el control económico. Buen ejemplo de ello es el conocido como Arco de la Imagen, situado en la parte morisca de Guadix, representando una de las antiguas puertas medievales de época andalusí. Este arco como puerta de acceso fue conocido como Bab Al-Tullir, y en documentos es nombrada como Puerta de Fiñana. Hoy en día, como se ha dicho, es conocido como Arco de la Imagen o Arco de Santa Ana, siendo un nombre ya propiamente cristiano.

Tras la caída del poder de los almohades en la península en el siglo XIII, Guadix se integraría en el emirato nazarí de Granada siendo entonces ampliada su alcazaba. En el año 1313, el cuarto y último emir granadino nazarí conocido como Nasr recupera las ciudades de Algeciras y Ronda al renunciar los benimerines a las mismas. Aún así, se vio pronto ensombrecido por la formación de un grupo de nobles contrarios a su gobierno, que en el año 1310 ya se había levantado en armas a favor del futuro Ismail I. La intervención del rey Fernando IV de Castilla el Emplazado impidió la toma del emirato de Granada, pero la caída de Alcaudete en manos cristianas alentó aún más la rebelión.

La sublevación encabezada por el cuñado de Nasr, a su vez emir de Málaga, vence entonces al ejército granadino de Nasr en Archidona en la conocida como Batalla de Archidona, marchando sobre la propia Granada, lo que provoca en 1314 la abdicación de Nasr en la persona de su primo, entronado como el sultán Ismaíl I, a cambio del gobierno de Guadix, donde el propio Nasr fallecería en 1322. Ibn Al-Jatib menciona Guadix en 1347 tras el viaje que realiza junto al sultán Yusuf I por la frontera oriental y en enero del año 1362 se libró la Batalla de Guadix en la que las tropas de la corona de Castilla fueron derrotadas por las nazaríes. Durante época nazarí, la fortaleza de Guadix fue cabecera de territorio y formaba parte de las propiedades del sultán.

Arco de la Imagen en Guadix

Las guerras civiles acaecidas en el sultanato nazarí de Granada en el siglo XV convirtieron a Guadix en la capital de un breve reino capitaneado por Abú Abd Allah Muhammad, más conocido como el Zagal siendo éste hermano del sultán Muley Hacén y, por tanto, tío paterno de Boabdil el Desdichado. El Zagal gobernó estas tierras aliándose alternativamente a sus correligionarios o a los castellanos, pero acabó siendo víctima del rencor y de la venganza, ya fueran propios o ajenos. En la alcazaba de Guadix también se entrevistó el ministro Alnayar con Boabdil para sugerirle que se entregara. La suma de todo esto posibilitó y facilitó la llegada de los castellanos a la ciudad con los reyes católicos y el cardenal Mendoza a la cabeza.

En noviembre de 1489 fue entregada la ciudad al reino de Castilla, aunque en septiembre de 1490 fue cuando se produjo la verdadera conquista y la transformación de la ciudad musulmana en cristiana. Tras la conquista de Guadix por Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón se readaptó el topónimo árabe del lugar hasta el actual nombre de Guadix y uno de sus alcaides a finales del siglo XV fue Fernando de Mendoza. En ese mismo año, se descubre un intento de asalto a la alcazaba por parte de musulmanes y judíos, lo que dio lugar a su expulsión y posterior emigración en torno al Arrabal del Tollir, conocido entonces como Arrabal de la Morería (actual barrio de Santa Ana), la Vega y el Sened. 

La mezquita aljama y las demás mezquitas se purifican y se bendicen convirtiéndose en iglesias y ermitas tales como las de San Miguel, Santiago, Santa Ana o la Magdalena, desapareciendo también muchas de ellas. Asimismo, se construyen en Guadix dos conventos. Por su parte, el maqaber deja de usarse como cementerio, pues se popularizan los enterramientos en las iglesias. La ciudad va configurando su urbanismo cristiano en torno a un plano medieval, con el consecuente ensanche de sus calles, la apertura de los adarves y la creación de plazas, como la Mayor, donde se levantaron la cárcel, la Casa de los Corregidores y la Casa de los Escribanos, entre otras.

esquina con muralla y torre almenada en la alcazaba de Guadix
 
La mezquita aljama comenzaría a demolerse en torno al año 1500 para la construcción de la catedral. La alcazaba de Guadix pierde entonces importancia, así como la muralla medieval, la cual se ve afectada por la construcción de las casas nobiliarias adosadas a ella. Las puertas y las fuentes se transforman y pierden su papel urbano. Además, el barrio de La Judería se incorpora al actual barrio Latino y desaparecen los patios y los corrales, así como el edificio de la antigua sinagoga, el cual será sustituido por el Hospital Real. Por su parte, el barrio de Santa Ana es el único que conserva hoy su estructura morisca, con callejuelas estrechas, placetas y adarves.

Se ha especulado mucho con que, durante la época del reinado de Juana I de Castilla la Loca, se destruyó gran parte de la primigenia alcazaba en Guadix para levantar construcciones particulares y religiosas, como el Palacio de los Pérez de Barradas (Palacio de Peñaflor) o el convento de San Agustín, que se encuentran próximos a la muralla. Sin embargo, los últimos estudios hacen pensar que estos derribos de la alcazaba nunca se realizaron. Sí que en el siglo XVI la alcazaba musulmana fue destruida parcialmente, perdiéndose gran parte de las estancias interiores de la misma, pero la alcazaba siempre mantuvo de forma más o menos continuada un uso militar de su interior.

Por otra parte, las frecuentes y abundantes guerras entre religiones y culturas producidas durante la conquista cristiana se extendieron prácticamente a lo largo de todo el siglo XVI. Ya en 1570, en tiempos del rey Felipe II el Prudente, nieto de la citada Juana I, se dio orden de evacuar expulsando a los moriscos vencidos hasta las zonas del Levante, la Mancha y Extremadura. Esta medida, en vistas a solucionar la llamada rebelión de Las Alpujarras, hizo desaparecer del entorno a gran parte de la población ancestralmente autóctona, deportando a una gran cantidad de personas. Esta expulsión tuvo grandes repercusiones en una de las industrias más fructíferas de la comarca, como fue la de la seda. 

vista de torre en la alcazaba de Guadix

Tras la expulsión del año 1570, parece ser que retornaron de manera clandestina y con carácter subversivo una pequeña parte de los exiliados quienes, situándose en el entorno de la ciudad, excavaron sus viviendas en la arcilla dando lugar al origen, según la teoría, de las conocidas y populares casas-cueva de Guadix. Estas cuevas se convirtieron en un hábitat comunitario y bien organizado. Después, durante la época napoleónica en el siglo XIX, la alcazaba de Guadix sufrió ciertas modificaciones realizadas por los franceses durante el asedio de la ciudad siendo posteriormente restaurada.

A pesar de los avatares de la historia, la alcazaba de Guadix aún conserva sus muros y silueta de atalaya que sirvieron como defensa. Aparece protegida por torres cuadradas, macizas y almenadas, teniendo algunas un amplio frente y unas escaleras que dan acceso a la parte alta. Habiendo sido construida en época de esplendor y riqueza en esta parte de Al-Ándalus, aunque la investigación arqueológica aún se encuentra en etapas iniciales, los restos más antiguos identificados hasta ahora son una puerta y una torre de la parte inferior del sitio, en la esquina suroeste. A lo largo de las últimas décadas se han llevado a cabo en la alcazaba trabajos arqueológicos resultando diversos hallazgos.

Llegaron a encontrarse dentro del recinto fortificado niveles pertenecientes a una vivienda datados en época almohade-nazarí por el tipo de fábrica, por el material constructivo utilizado, por la cota a la que aparecieron así como el material cerámico que apareció asociado al conjunto estructural. Fue también visible una pequeña alberca excavada en la roca rodeada de un andén con pavimento de ladrillo y arranque de los muros de las crujías situadas alrededor del patio. Desgraciadamente, se encuentran en un estado precario de conservación, no permitiendo una interpretación concreta de su funcionalidad.

vista parcial de la alcazaba y muralla almenada de Guadix

Gracias a estos trabajos arqueológicos se considera posible que la primera construcción se tratase de un recinto de grandes dimensiones realizado con numerosos quiebros para proteger mejor el interior y acompañado por torres de defensa repartidas en los puntos más vulnerables donde la muralla no era suficiente. El acceso al interior de la alcazaba se repartía en dos puertas colocadas prácticamente una frente a la otra. La puerta oriental, denominada torre-puerta, se caracterizaba por un acceso directo, custodiado por dos torres a cada lado, característico de los primeros siglos de época andalusí. Esa era la comunicación desde el exterior de la ciudad. 

La otra puerta, lugar donde se han concentrado las últimas excavaciones, estaba formada igualmente por dos torres, de mayores dimensiones y huecas. Ambas torres están construidas en tapial de cal y cantos. Las dos puertas fueron transformadas en épocas posteriores, no se sabe con seguridad si una de las primeras transformaciones se produjo en época almohade o ya en época nazarí. Dichas transformaciones se dedicaron a reforzar ambos accesos, acorde con los nuevos avances constructivos. En la puerta que da hacia la calle de la Muralla, al noroeste, se construye una tercera torre de grandes dimensiones forzando ahora un acceso en recodo a través de una rampa de ladrillo. 

En época castellana, la alcazaba siguió sirviendo de fortaleza realizándole pequeñas reformas y refuerzos, concentrados aparentemente en las puertas. Ya posteriormente, tras la expulsión de los moriscos, se considera que comenzó el verdadero proceso de abandono y deterioro de la alcazaba, cegándose sus fosos, y sus estructuras fueron aprovechadas por las casas que se adosaron a sus muros. Con la invasión napoleónica entre 1810 y 1812, volvió a tener una función militar y esto conllevó transformaciones importantes para adecuar la alcazaba a los nuevos modelos militares pasando a ser cuartel militar.

tramo de adarve de muralla y torre

Para su adecuación a cuartel militar, se cegaron las antiguas puertas y se levantó un nuevo muro en el lado oriental realizado en mampostería con hiladas de ladrillo, en el que se abrió la nueva puerta de acceso realizada en ladrillo con un arco escarzano y quedando custodiada por dos troneras. Además, se alinearon las fachadas externas de las torres para obtener un mayor espacio interior destruyéndose parte de las estructuras internas, incluida la parte de las torres de la puerta occidental, reutilizando los materiales para las numerosas reformas. Finalmente, se llevó a cabo el allanado del espacio interior del recinto.

Se identificaron también algunas estructuras interiores de esta época realizadas en mampostería dedicadas probablemente al acuartelamiento de las tropas. Después de la expulsión de los franceses, una parte se utilizó como cementerio y ya después de la guerra civil el recinto pasó a ser propiedad del Seminario Menor de Guadix. Fue en este momento cuando se dieron las últimas modificaciones y labores de restauración, destacando la reconstrucción de la Torre del Homenaje en el recinto superior.


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