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Jerez de la frontera. Alcázar almohade y muralla.

tramo de muralla y Torre Octogonal almohade en el Alcázar

El conocido como Alcázar de Jerez de la frontera se compone de un conjunto de edificaciones fortificadas de origen almohade, probablemente construidas en el siglo XII, siendo el conjunto almohade más antiguo de la península, aunque recordemos que -como conjunto- la ciudad de Cáceres también cuenta con numerosas torres almohades en su muralla. En este Alcázar jerezano, posteriormente, se añadieron edificios palaciegos de estilo barroco.

El Alcázar de Jerez se encuentra situado en el ángulo suroeste de la muralla que rodeaba a la ciudad andalusí, junto a la llamada Alameda Vieja. En el Jerez musulmán, el Alcázar ejercía como fortaleza y palacio, sede del poder que regía la ciudad. Los más antiguos restos arquitectónicos hallados en el Alcázar pertenecen a la época del reino taifa de Arcos, a mediados del siglo XI, cuando la ciudad de Jerez juró fidelidad a los Banu Jizrun, aunque los restos se reducen a unos pocos cimientos, realizados con piedras trabadas con barro.

A mediados del siglo XII, tras que los almohades se hicieran con el control de todo Al-Ándalus en su lucha contra los reinos cristianos, pertenecen la mayoría de edificios islámicos que se conservan en el Alcázar jerezano. Jerez era una de las principales poblaciones del siglo XII y en este siglo se comenzó a construir y ampliar el sistema defensivo de la ciudad, a la vez que se configuró el trazado urbanístico del actual casco antiguo de la ciudad, incluyendo la judería. El nuevo trazado de muralla construido entonces define las murallas que vemos actualmente.

torre almohade en la muralla de Jerez de la frontera

La muralla de Jerez se desarrolla a partir del Alcázar, en el extremo sur del recinto, siendo esta construcción su punto más elevado. Los muros tienen 2,60 m de grosor y 9 m de altura. Están realizados en tapial, usando en algunos tramos el ladrillo y la cantería. La existencia de tierra apisonada deja entrever la situación de precariedad y urgencia con que tuvo que ser levantada la muralla, si bien, el refuerzo posterior delata el estado de alarma que siempre tuvo la ciudad debido a su situación fronteriza. 

Durante el período almohade, en la nueva fortificación se construyeron cuatro puertas en Jerez para facilitar las comunicaciones entre la ciudad intramuros y los arrabales que iban surgiendo. Entre ellas, la Puerta Real o del Marmolejo comunicaba el arrabal de San Miguel y era también salida para la bahía. Tenía incrustado un pedestal de la antigua ciudad romana. Fue demolida en el siglo XIX, aunque en el presente siglo se descubrió parte de ella en la realización de unas obras. 

fuente y jardines en el interior del Alcázar de Jerez

Posteriormente, por fuentes literarias cristianas sabemos que el Alcázar, entre los años 1248 y 1255, estaba en manos del gobernador musulmán Ibn Abit hasta que la ciudad fue asediada por los castellanos y fue conquistada por las tropas cristianas del rey Alfonso X el Sabio. Desde ese momento, el Alcázar pasó a estar controlado por una guarnición cristiana bajo el mando de Nuño González de Lara. Se dice que el rey castellano atravesó la Puerta de Sevilla cuando conquistó la ciudad de Jerez y que ésta contaba con una fuente. Se derrumbó también en el siglo XIX, siendo la última de las cuatro puertas en desaparecer. 

Por su parte, la Puerta de Rota era la más estratégica de las puertas, camino de Sanlúcar de Barrameda. No sólo era puerta, sino un castillo con tres fuertes y altas torres de vigilancia. Debido a su mal estado de conservación, fue la primera en ser derrumbada. Por último, la Puerta de Santiago también era conocida como Puerta del Olivillo, poseía 7 fuertes y 5 torres, además de verja y alcazarejo. Esta puerta comunicaba la ciudad intramuros con el arrabal de Santiago y la campiña jerezana. Por esta puerta entraron los llamados reyes católicos en su primera visita a la ciudad de Jerez, recorriendo la trama urbana hasta llegar al Alcázar.

minarete de la mezquita en el Alcázar

A pesar de la guarnición cristiana en Jerez, en el año 1264, los musulmanes de la ciudad se rebelaron contra el dominio cristiano y entraron en el Alcázar, pasando a toda la guarnición cristiana a cuchillo, coincidiendo con otras revueltas mudéjares en Murcia y en otras localidades andaluzas. El mismo Libro del Alcázar menciona que los musulmanes entraron construyendo una mina o túnel desde el que pasaron al interior del recinto. Otra tradición dice que los musulmanes entraron a través de un muro desde el que cruzaron las propias murallas del Alcázar. 

Sea como fuere, la fortaleza de Jerez volvió a estar en manos islámicas. Las famosas Cantigas de Santa María, que se atribuyen mayormente al rey castellano Alfonso X el Sabio, cuentan este hecho así como el incendio de la capilla de Santa María, que había sido construida sobre la antigua mezquita del Alcázar jerezano. El entonces alférez mayor de la ciudad, Don Fortun de Torres, es considerado héroe pues dicen que sostuvo el pendón Real en alto durante la batalla sin rendir el Alcázar, sufriendo el horror de las mutilaciones hasta el momento de su muerte.

fuente en los jardines del Alcázar delante de palacio barroco

El rey de Castilla, Alfonso X el Sabio, reaccionó contra esta revuelta asediando la ciudad y, por tanto, al Alcázar de Jerez durante cinco meses durante el transcurso del año 1264. Como resultado de este asedio, Jerez finalmente se rinde a las tropas castellanas, siendo expulsados todos los habitantes musulmanes del Alcázar y de la ciudad por lo que estos debieron buscar refugio en otras poblaciones o bien emigrar a África. El Alcázar pasó entonces a ser propiedad del rey, estando en manos de tenientes que debían conservarlo para la corona de Castilla.

Sin embargo, en el año 1464 se tiene constancia de que durante la estancia del rey Enrique IV de Castilla en la ciudad de Jerez, éste tuvo que ser albergado en una vivienda particular perteneciente a la nobleza castellana al encontrarse la residencia del Alcázar en muy mal estado de conservación, señal inequívoca del grado de deterioro que en el siglo XV se encontraba el conjunto. No sería hasta el año 1470 cuando encontramos datos documentales y arqueológicos de haber efectuado reformas en el conjunto.

El último marqués de Cádiz, Rodrigo Ponce de León, durante su tenencia de este Alcázar ordenó realizar grandes obras en el interior del recinto, reparando distintos edificios así como las murallas, creando a su vez un nuevo foso y erigiendo una torre en el ángulo occidental, de tal manera que los después llamados reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, durante su estancia en Jerez en el año 1478, sí que pudieron albergarse en el interior de este Alcázar cuando años atrás, como se ha dicho, el hermano paterno de ella, Enrique IV, no había podido hacerlo.

vista de arcos y patio en la mezquita del Alcázar de Jerez

Durante los siglos XVI y XVII el Alcázar vuelve a un estado de ruina cada vez más irreversible, que culminaría en el siglo XVIII con la construcción, sobre las ruinas de la residencia islámica, del palacio barroco que existe en la actualidad. Con la edificación de este palacio y la ocupación continuada por sus propietarios, el Alcázar de Jerez vuelve a recuperar parte de su antiguo esplendor, siendo sede de fiestas y eventos sociales o culturales, llegando a contar con un coliseo en el que se representaron obras de teatro y óperas.

En el mismo siglo XVIII, para mantener gran parte de la muralla, se permitió construir sobre la misma de manera que sirviera para conservarla. El dueño del inmueble se encargaba de cuidar de ella y el ayuntamiento cobraba un alquiler. Esto ha implicado que la muralla de Jerez se conserve, aunque no sea visible. Este hecho se manifiesta especialmente en la calle Larga y la calle Porvera, en las cuales muchos establecimientos comerciales y bajos de viviendas cuentan con restos de muralla. También se observa en gran cantidad de bodegas de las calles Muro y Ronda del Caracol.

torreón de muralla en la calle Porvera

Del original Alcázar islámico se conservan sus puertas, la mezquita, los baños árabes, la llamada Torre Octogonal y el pabellón del conocido como Patio de Doña Blanca de Borbón. De etapas posteriores encontramos la Torre del Homenaje, que data del siglo XV, y el palacio barroco de Villavicencio así como el molino de aceite, del siglo XVIII. Más tarde, una fachada de estilo renacentista sustituyó al antiguo muro que daba paso a los baños árabes del Alcázar. 

Circundado en parte por la amplia Alameda Vieja, destaca con su presencia la imponente y citada Torre Octogonal, con su doble encintado característico almohade, así como la Torre del Homenaje de los Ponce de León. El llamado Patio de Armas es la zona más espaciosa del conjunto y el lugar donde, en tiempos de dominación almohade, el gobernador formaba a sus tropas. En torno a este espacio se disponen los principales edificios del Alcázar, y en la actualidad acoge todo tipo de actividades de carácter social y cultural.

vista del interior de la mezquita en el Alcázar de Jerez

La mezquita del interior del Alcázar, levantada por los soberanos almohades, es la única que se conserva en la ciudad de las 18 que llegó a haber durante época islámica. Su interior, hoy convenientemente restaurado, conserva además de sus clásicos arcos de herradura, las partes sustanciales para el rito musulmán, tales como son el alminar, el patio de abluciones, la sala de oración y el mihrab, así como un altar que nos recuerda que aquí se creó la primera capilla cristiana de Santa María.

Por su parte, los baños árabes conservan en muy buen estado las tres salas clásicas de este tipo de instalaciones. Están construidas con sobrio ladrillo macizo y tosco y en las cúpulas de sus techos se abren lucernas estrelladas que les brindan la intimidad con que fueron concebidas. En cuanto al jardín andalusí, el Alcázar de Jerez cuenta con diversas zonas ajardinadas que incluyen olivos, cipreses y flores variadas así como estanques con peces. Actualmente se puede acceder a gran parte de su superficie, quedando una pequeña extensión anexa por terminar de acondicionarse.

interior de los baños árabes en el Alcázar

También la ciudad de Jerez cuenta con numerosas aperturas en la muralla defensiva, los denominados postigos, abiertos para facilitar el tránsito a extramuros, tales como el postigo de los Cuatro Juanes en la calle Larga, el de la calle Algarve, que no se conserva, o el postigo de Mirabal en la calle Ancha. Actualmente, además de las torres y muros del Alcázar, principalmente se pueden contemplar tramos visibles de la muralla en la calle Ancha y gran parte de la calle Muro.

Actualmente, el Alcázar de Jerez de la frontera se continúa usando para celebrar distintos eventos y está abierto durante todo el año. Se encuentra igualmente recogido en el denominado conjunto monumental del Alcázar y Cámara Oscura (esta última de estilo barroco en un sencillo juego de lentes y espejos para ver a vista de pájaro lo que acontece en la ciudad) y su superficie visitable se ha multiplicado por dos tras las últimas restauraciones, siendo uno de los escasos ejemplos de arquitectura almohade que perduran en la península.

tramo de muralla en la actual calle Ancha de Jerez


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