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Málaga. Muralla y puertas de la Alcazaba.

muralla y torres de la Alcazaba de Málaga

El conjunto de la Alcazaba de Málaga fue considerado durante un tiempo como la fortaleza más inexpugnable de la península. La muralla exterior se junta con La Coracha, nombre que reciben los muros dispuestos en formas zigzagueantes que unen el castillo de Gibralfaro con la Alcazaba. Por su parte, la muralla interior permitía hacer el camino de ronda por todo el perímetro de la fortaleza.

La Alcazaba cuenta en su interior a día de hoy con siete torres con nombre propio, aparte de las otras pequeñas torres que, formando parte de su muralla almenada, se encuentran en el adarve. Por el adarve podían moverse los soldados de una Torre a otra de manera segura y, como las torres se encontraban muy próximas entre sí, se facilitaba el refugio rápido de las tropas. Del mismo modo, se mantienen cinco de las puertas de acceso al conjunto monumental y aún hoy es preciso atravesarlas para, una vez que se deja atrás la Puerta de Arcos de Granada, tener acceso al exclusivo recinto nazarí palaciego.

Torre Albarrana anterior a la Puerta de Entrada

En primer lugar, antes de entrar al primer recinto de la Alcazaba, destaca en el exterior de la muralla la primera de estas torres, la Torre Albarrana. Esta torre sobresale de la misma muralla, quedando alejada de los muros. De este modo, se podía vigilar con más facilidad cualquier punto muerto del lienzo amurallado, lo que imposibilitaba el posible resguardo de los soldados enemigos. En época andalusí esta torre se adentraba también en la ciudad al borde del mar. 

Es hoy la única torre de estas características que posee el recinto y está restaurada desde algo más de la mitad de su altura, pudiéndose apreciar los grandes sillares procedentes del teatro romano que conforman sus esquinas. Dejando atrás esta Torre Albarrana, la entrada al conjunto de la Alcazaba se realiza por una puerta de acceso directo, la Puerta de Entrada. Esta queda situada en el interior de la medina, en concreto en la parte noroeste del monte donde se asienta la fortificación. 

ascenso hacia Puerta de Entrada

Una vez sobrepasada la Puerta de Entrada, encontramos un espacio cuadrado de pequeñas dimensiones, en el que se abre una puerta en recodo a la izquierda. Se accede por ésta para llegar al siguiente pasillo, haciendo un giro de 180º, obligándonos a cambiar de dirección para continuar. Al tratarse de una entrada con semejante giro sumado al escaso espacio en este punto impedía además el uso de arietes. 

Por todo ello, la apertura de la misma por el enemigo se hacía bastante complicada, casi imposible. Es más, todas las puertas estaban cubiertas de un forjado de hierro para frustrar los intentos de incendiarlas. En ese primer extremo del citado pasillo se encuentra la conocida como Torre del Horno, la cual dejamos atrás para subir una cuesta. A nuestra derecha queda entonces la muralla con su adarve, desde donde los soldados musulmanes arrojaban flechas, piedras e incluso agua hirviendo. 

pasillo de acceso al recinto inferior de la Alcazaba

Al final de la cuesta, es decir, al otro extremo del pasillo encontramos otra torre con sus puertas que dificultaban aún más la entrada al recinto, la conocida como Torre y Puerta de la Bóveda Vaída. Esta Torre de la Bóveda Vaída contiene en su interior una bóveda de esas características que le da nombre a la torre. Por otra parte, aquí podemos observar varias columnas de mármol procedentes del teatro romano situado a los pies de la Alcazaba. 

Este nuevo pasillo amurallado fue conocido en el siglo XIX como el Túnel de la Alcazaba, debido a que se levantaron en él un gran número de casas. De esta forma, el camino o pasillo quedaba cubierto por viviendas a modo de galería, siendo todas ellas derribadas durante la rehabilitación del monumento. Tras atravesar el antiguo Túnel de la Alcazaba, alcanzamos la Puerta y Torre de las Columnas.

Puerta y Torre de la Bóveda Vaída

La Puerta de las Columnas, de acceso directo, debe su nombre y se caracteriza porque sus arcos están sostenidos por cuatro columnas con sus capiteles originales del anterior teatro romano. En su parte alta construyó su vivienda el alcaide de la alcazaba a principios del siglo XVIII. También en su muro se distingue la presencia de aspilleros, ventanas de gran estrechez que permitían el lanzamiento de flechas de manera que el arquero quedaba protegido tras ellas. 

Seguidamente vemos, al otro lado de la Puerta de las Columnas, unas escaleras situadas a la derecha que nos permiten acceder a la parte alta de la ya mencionada Torre del Horno. También desde ahí es posible recorrer el adarve del muro en dirección a la Torre Albarrana. De vuelta a la Puerta de las Columnas, encontramos un pequeño patio. En él destacan unos pequeños arcos adosados al adarve, pertenecientes a las galerías construidas en este lugar a comienzos del siglo XVIII, siendo estos los únicos restos que se han conservado de estas edificaciones. 

Puerta de las Columnas en la Alcazaba

En esta misma zona, existe una cancela en el muro, donde en sus inicios se abría la zona del Haza Baja. Esta parte del lienzo que hoy contemplamos data de principios del siglo XIX, pues su construcción se llevó a cabo tras la destrucción del Haza Baja de época andalusí, que dejó este espacio totalmente abierto a la ciudad, haciéndose necesario el cerramiento de este área. Inmediatamente después, nos disponemos a subir por la conocida como Cuesta del Cristo. 

A mediación de esta pendiente, se reconstruyó la mitad de otra torre con puerta de acceso directo, de la que solo se encontraron sus cimientos. Es desde este punto desde el cual comenzamos a disfrutar de las vistas a la bahía de Málaga y al final de la cuesta llegamos a la llamada Torre o Arco del Cristo. Nos encontramos, bajo este Arco, de nuevo ante otra puerta en recodo para dificultar el acceso al siguiente recinto. 

Puerta en recodo bajo el Arco del Cristo

A la entrada de la misma, aún se conservan dos ménsulas de un antiguo matacán, un balcón que sobresalía del muro de la torre desde donde los soldados podían lanzar flechas o dejar caer sustancias hirviendo o tóxicas a los enemigos que tratasen de abrir dicha puerta. Asimismo, estas ménsulas sostienen hoy un escudo del rey de la dinastía austria Felipe IV, el rey planeta, quien fuese huésped en la Alcazaba del siglo XVII. Además, otro elemento de interés de esta torre y puerta es el relieve de una llave tallada en piedra, situada en la dovela central del primer arco de entrada. 

Esta llave parece que nos está indicando que este es el acceso que da paso al interior de la Alcazaba, es decir, se dejan atrás las fortificaciones de ingreso, para entrar en el recinto inferior. Este Arco debe su nombre a que, en el interior de la torre, destaca una hornacina en la pared que fue utilizada en el siglo XIX para soportar un retablo con un Cristo, ya que este espacio se utilizó como capilla en el barrio de viviendas. También dentro de esta torre podemos admirar la bóveda que es vaída. 

ménsulas y llave en el Arco del Cristo

Por último, a la salida de la misma, se observan restos de piedra numulítica que fue muy utilizada en la construcción de la Alcazaba, conteniendo varios fósiles de conchas marinas. El uso de esta piedra caliza tan erosionable provocó que, tanto en épocas anteriores como en la actualidad, se tengan que llevar a cabo numerosas labores de rehabilitación y refuerzo de los muros. Recordemos que en el Islam se utilizan para construcción materiales pobres debido a que se considera que sólo la obra de Allah debe ser eterna.

Finalmente, tras hacer otro giro de 180º en esta puerta en recodo, accedemos al siguiente área, el llamado recinto inferior de la Alcazaba. Este es un espacio intermedio, donde los soldados solían hacer vida. Aquí se combinaban no solo elementos de las actividades cotidianas, si no también componentes meramente militares. Tras salir de la Torre del Cristo, el camino se bifurca rodeando la muralla del recinto superior. 

Puerta de La Coracha en la Alcazaba de Málaga

Emprenderemos el camino hacia la derecha encontrando otro tramo del recorrido del adarve. Enseguida nos percataremos que toda la zona este y norte del recinto inferior se encuentra restringida al seguirse realizando estudios arqueológicos. A pesar de ello, esta zona cuenta con elementos de importancia como la Torre de los Abencerrajes o del Socorro, en cuyo interior se encuentra la puerta de acceso al pasillo murado que comunica la Alcazaba con el castillo de Gibralfaro, es decir, la conocida como La Coracha.

Otra de las torres ubicadas en este espacio del recinto es la Torre del Tiro. Esta torre se encuentra sin reconstruir y se trata de un gran cubo macizo elaborado en tapial, desde donde arrancaba la muralla defensiva que rodeaba la ciudad en época musulmana. A partir de este punto, el camino se va estrechando hacia el norte de la fortaleza, envolviendo el recinto superior y quedando de esta forma un angosto pasillo, rodeado de murallas, donde se encontraban las mazmorras.

pasillo hacia el norte en el recinto inferior

Salimos de la zona restringida para volver de nuevo al punto donde iniciamos el recorrido del recinto inferior, es decir, a la Torre del Cristo. En este caso giramos hacia la izquierda llegando al llamado Patio de Armas. Tras los trabajos arqueológicos se encontraron vestigios que hacían presagiar que en este lugar estuvo ubicada una parroquia, tras la conquista cristiana, construida sobre una antigua mezquita a la cual acudían los soldados y los habitantes de la Alcazaba ya que los reyes y gobernantes tenían la suya propia en el recinto palaciego. 

Al norte del Patio de Armas dos escaleras salvan el desnivel del monte para continuar el camino hacia otra de las torres de la alcazaba, la Torre de la Vela, que se encuentra adosada al muro que rodea el recinto inferior y justo después de haber subido el desnivel a través de las escaleras antes mencionadas. Su nombre se debe a que en su interior parece ser que había siempre un velero o vigilante que se dedicaba a custodiar la Puerta de los Cuartos de Granada, al ser la única entrada al recinto superior.

Torre del Tinel desde el Patio de Armas

La llamada Puerta de los Cuartos de Granada también es conocida como Torre del Tinel o Puerta de los Arcos y se trata de una puerta de acceso directo doble. Es decir, se abre una puerta y acto seguido se llega a un pequeño patinillo a techo descubierto por donde las tropas musulmanas podían atacar a los posibles enemigos tirando flechas, lo que lo convertía en una auténtica ratonera. Justo después de este patinillo se encontraba la segunda puerta. 

A través de ese patinillo tiraban no solo flechas, si no también agua hirviendo, paños mojados en aceite, bolas de fuego e incluso sustancias tóxicas a los posibles enemigos. Esta torre es una reconstrucción, pues la torre original fue demolida casi por completo en el año 1854, debido al lamentable estado de su parte superior. De aquella torre original solo se conservaron la parte inferior y los arranques de los arcos. Su reconstrucción se hizo en base a un grabado anterior, que mostraba con detalle cómo era.

interior de la Puerta de los Cuartos de Granada

A partir de este punto estaremos ya en el último recinto de la fortaleza, el recinto superior, conteniendo los jardines palaciegos y el palacio nazarí. Tras recorrer el Patio de Mazmorras, el Patio de los Surtidores y su pórtico, así como el Pabellón de los Arcos Lobulados llegamos a la conocida como Torre de Maldonado, que también pertenece a la parte defensiva de la Alcazaba. Fue remodelada en época almohade, alcanzando su aspecto actual. 

Anterior a este periodo, en su lugar se levantaba la antigua mezquita real, siendo aquí donde los reyes de taifas oraban de manera privada. Actualmente se han conservado sus columnas con escritos cúficos del Corán, donde se habla de Dios. La sala del interior de la torre también conserva una banda de decoración de lacería, con una banda epigráfica con un texto que dice “La gloria de Allah es perpetua. La gloria de Allah es eterna”.

vista de la Torre de Maldonado en el recinto superior

Al otro extremo de esta zona del recinto superior, justo en el lado este, encontraremos una de las torres más importantes del conjunto amurallado, la Torre del Homenaje, que cierra el recinto palaciego protegiéndolo en un espacio completamente cercado y además custodiado por otras numerosas y pequeñas torres en la muralla. 

Esta Torre del Homenaje se construyó inicialmente en época taifa, aunque fue profundamente reformada en época nazarí, que fue donde adquirió su configuración actual. En la base de la Torre del Homenaje pueden encontrarse restos de varios sistemas constructivos como son el tapial, una especie de hormigón, sillares o ladrillos, según la época. 

interior de ladrillo en la Torre del Homenaje

Por otra parte, una vez finalizado el recorrido por las puertas y amurallamiento de la Alcazaba, cabe señalar que las defensas de la ciudad de Málaga no terminaban aquí. De hecho, la muralla alrededor de la antigua medina de Málaga fue construida en el siglo XI como consecuencia del crecimiento de la ciudad durante los reinos de taifas y posteriormente, durante época nazarí, la muralla extramuros sufrió diversas ampliaciones y modificaciones y, como veremos, incluso se internaba hasta el mar.

La muralla que circunda la Alcazaba y el castillo de Gibralfaro, unidos por La Coracha, está compuesta por dos lienzos de muro a los que se añadieron en el exterior un antemuro o barbacana, como detallamos al principio, así como un paso de ronda en altura cuyo adarve ha llegado hasta nuestros días en un excelente estado de conservación. A lo largo de su recorrido, el paso de ronda se reforzó mediante torres y se dotó a la defensa con la construcción de un foso situado en el perímetro de la Alcazaba, en la zona norte y oeste. 

paso de ronda de las tropas en adarve del recinto superior

El acceso a la medina de Málaga a través de la muralla levantada en el siglo XI se realizaba accediendo por sus puertas principales, de las que se han identificado un total de siete, sobreviviendo solamente una de las puertas de época nazarí cuyo arco hoy da entrada al Mercado de Atarazanas. La infraestructura de la muralla que rodeaba a la medina pasó por fases de reformas y remodelaciones, hasta ser finalmente abandonada y desmontada a partir del siglo XVIII. La gran mayoría de tramos o bien han sido derribados en los dos últimos siglos o terminaron escondidos entre los bajos de edificios, como se ha comprobado en las obras del metro o en locales comerciales.

Existía también un acceso al haza de la alcazaba que cerraba el recinto por el lado del mar, apoyándose en muchos casos sobre espolones rocosos que se adentraban en el agua. En esta zona se encontraba el atarazanal viejo, siendo las atarazanas de la propia alcazaba y un lugar de protección para los barcos con puertas hacia el mar. Al-Himyari, en el año 1461, nos habló del puerto de Málaga "edificado a lo largo de un muelle de mampostería construido por los antiguos (...) el muelle penetra en las dos dársenas naturales del puerto de Málaga y está construido en bloques de piedra semejantes a picos de montaña".

puerta nazarí de entrada a la medina, actual Mercado de Atarazanas

En resumen, del extremo este de la muralla nazarí partía el lienzo amurallado que protegía la fortaleza y que garantizaba su salida al mar, algo que era muy valorado por los gobernantes del sultán de Granada. Esta especie de coracha marítima del mismo modo desapareció al realizar nuevas construcciones y fue llamado por los cristianos "corral de los cautivos" porque en ese lugar se custodió a la población nazarí vencida antes de ser vendidos como esclavos. 

La muralla puramente nazarí data del siglo XIV y está situada en el sector oeste de la actual Plaza de la Marina. La estructura de baluartes adosados al lienzo de esta muralla es única en su género y el muro portuario levantado en el siglo XVII es un vestigio tangible de la actividad marítima que ya tenía la ciudad en siglos anteriores. La estructura es la de un paramento recto en la cara interna con un pequeño talud en la cara externa. 

tramo de muralla en calle del centro de Málaga

A este lienzo están adosados dos baluartes de planta semicircular en su parte superior revestidos de una rosca de ladrillo, que en su interior adopta planta hexagonal mediante una especie de trompas de ladrillo, fábrica que cubre todo el revestimiento de los baluartes. Aunque la porción poligonal hay que considerarla como cimentación del bastión, sin embargo, ésta descansa en una doble estructura construida, por una parte, por la consolidación de bloques de escollera mediante un fuerte mortero, y por otra, por un entramado de vigas de madera en sentido horizontal bajo el bloque de mampostería vertical hincadas en la arena, lo que constituye un auténtico anclaje. 

En el edificio original del actual Mercado de Atarazanas se abrían siete arcos, de los cuales el más monumental, de herradura y apuntado, es el integrado en el citado mercado. Los escudos de este arco permiten situarlo en la época nazarí, durante el reinado de Muhammad V (años 1354-1391). Los trabajos que se están ejecutando junto al cauce del río Guadalmedina han sacado a la luz otro tramo de muralla nazarí cuya construcción podría pertenecer al siglo XIII. Algunos restos fueron recuperados y expuestos en museo, como las cuatro vasijas de la antigua curtiduría, ya que aparecieron dos calles con sus muros y pavimento calizo, así como una pequeña vivienda de aquella época.

paso de ronda en adarve de la Alcazaba de Málaga


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