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Sevilla. Mezquita aljama almohade.

Sahn y puerta del Perdón desde el alminar

En la ubicación de la actual catedral de Santa María de Sevilla, siendo el tercer templo religioso más extenso de Europa -tras la Basílica del Vaticano y la catedral de San Pablo en Londres-, estaba situada la Mezquita mayor de la ciudad en época almohade. De esta mezquita aljama se conservan parcialmente el alminar, el patio de abluciones y algunos de los accesos a la misma, ya que la sala de oración quedó sepultada bajo la actual catedral gótica. 

La historia del templo comienza en el siglo XII, cuando el imperio almohade, con capital en Marrakesh, reemplaza a los almorávides en la península. Con estos nuevos rectores comienza en la ciudad de Ishbiliya una etapa de florecimiento económico, cultural y social. Como fieles seguidores del Corán a ultranza, ya que almohade en bereber significa "los que reconocen la unidad de Allah", el entonces califa Abu Yaqub Yusuf ordenó la construcción de una nueva gran mezquita relegando a la mezquita aljama omeya a un segundo plano en importancia. 

vista exterior de la puerta del Perdón

Entre los años 1172 y 1198, numerosos artesanos y obreros de la ciudad colaboraron en la edificación de esta nueva mezquita, que se inauguró sin concluir en el año 1182, cuando se pronunció el primer jutba o sermón del viernes en su interior. Tenía orientación de norte a sur, ligeramente hacia el sureste y su Puerta principal correspondía a la llamada Puerta del Perdón que daba entrada directa al patio de las abluciones. El alzado exterior de la mezquita tenía influencias de la mezquita aljama de Córdoba, mientras que la estructura de su planta procedía del modelo de mezquitas del magreb como Marrakesh y Tinmal.

Las obras se llevaron a cabo durante los mandatos de Abu Yaqub Yusuf y de su sucesor Abu Yusuf Al-Mansur, dividiéndose en tres fases constructivas principales. La primera etapa, iniciada en el año 1172, estuvo dirigida por el arquitecto Ahmad Ibn Basu y consistió en delimitar el trazado del edificio, así como en la demolición de las viviendas situadas en el solar y que han sido detectadas en las distintas excavaciones arqueológicas que se han realizado en el edificio gótico. 

arco almohade, capilla de Virgen de la Granada

En aquella primera etapa constructiva, el citado arquitecto o príncipe de los alarifes Ahmad Ibn Basu siguió el ejemplo del cercano Palacio de la Buhayra, una obra previa suya. De este modo, diseñó una planta rectangular -en una superficie mayor de 15 mil m2- que constaba de diecisiete naves adornadas todas ellas con arcos de herradura. La mezquita comprendía también el extenso espacio ajardinado para las abluciones conocido como patio de los Naranjos, datado entre los años 1188 y 1196. Originalmente, el alminar de la mezquita estaría unido a las murallas de la alcazaba de la ciudad.

La segunda y tercera etapa constructivas correspondieron al levantamiento del alminar, torre hoy mayormente conocida como La Giralda, y las diversas reparaciones que fueron realizadas a lo largo y ancho de la extensa mezquita, como la conclusión de labores en la sala de oración. Se inauguró la mezquita, como se ha dicho, en el año 1182 aunque no estaba aún construido el alminar. 

fuente central original en el patio de las abluciones

En el año 1184, el mismo Abu Yaqub Yusuf decidió encerrar la sala de oración en un recinto amurallado para separarla de la ciudad, incluyendo la construcción del alminar en el ángulo suroriental de la sala, donde convergían las murallas previstas. Estas obras fueron comenzadas por el mismo arquitecto, pero se detuvieron al poco tiempo a causa de la muerte del califa. Su sucesor, Abu Yusuf Al-Mansur, ordenó continuar con la construcción de la torre alminar, pero abandonó la idea de amurallar el recinto. 

Más tarde, debido a la muerte del arquitecto, comenzó a dirigir las obras de la mezquita el alarife Alí Al-Gumarí, decidiendo continuar con el levantamiento del alminar con ladrillo a partir del zócalo de piedra. Las obras de esta nueva mezquita aljama en Ishbiliya fueron detenidas y restablecidas en distintas ocasiones, sobre todo debido a los constantes viajes del alarife a Marrakesh y es que en el diseño del alminar, el primer arquitecto Ahmad Ibn Basu se inspiró en la torre conocida como Qutubiya en Marrakesh, la capital almohade. A la vista están las similitudes entre ambas torres.

Qutubiya y alminar en Ishbiliya

En el año 1198 el califa derrotó al rey Alfonso VIII de Castilla en la batalla de Alarcos y, a su regreso a Ishbiliya, ordenó la conclusión de La Giralda con la colocación de cuatro esferas doradas que la remataban, obra de un artista siciliano, Abu Al-Layth, como así lo acredita un cronista musulmán de la época, Ibn Sahib Al-Salá. Estas esferas, formadas en bronce dorado, fueron colocadas en la parte superior del alminar de la mezquita, sobre una columna grande de hierro.

Esta mezquita en su época de esplendor debió contar con varios accesos, de los que hoy se conservan tres en el lado este de la mezquita y sólo uno en el lado norte. Las puertas del lado este son todas iguales, con arco de herradura túmido con alfiz estrecho hasta la línea de imposta. El acceso por la puerta situada más al sur, conocida actualmente como Puerta del Lagarto, conserva en su techo una bella bóveda de mocárabes. 

bóveda de mocárabes en la puerta del Lagarto

Desde el exterior de esa puerta de la Granada, puerta Vieja o puerta del Lagarto se puede también observar el arco de entrada de época islámica, siendo la puerta que a día de hoy cuenta con más simple decoración y permanece cerrada en la visita a la ahora catedral de Santa María, a pesar de estar situada junto al alminar o actual Giralda, compartiendo esquina con la misma torre. 

Por su parte, la conocida como puerta del Perdón conserva unas magníficas yeserías del más puro estilo almohade, en el intradós del arco junto al patio, siendo la fachada exterior y el resto de yeserías añadidos en estilo renacentista ya en época cristiana. Esta era la puerta por la que los almohades accedían al patio de las abluciones desde la actual calle Alemanes, por lo que perteneció originalmente a la antigua mezquita conservando de aquella época un doble arco apuntado de herradura. 

vista interior de la puerta del Perdón

En su cara interior, por tanto, se repite el arco de herradura, del cual podemos observar su primitiva fábrica de ladrillos sobre la que se levanta un imponente tejaroz, rematado por un cuerpo con arcos lobulados, paños de sebka y, en el centro, una ventana geminada, coronándose posteriormente con merlones en escalera. Esta fachada interior conserva más claramente el aspecto con que la concibieron los alarifes almohades en aquella época y la puerta en sí misma tal vez sea el elemento más interesante del conjunto. 

Sus dos hojas, de grandes dimensiones, están hechas de madera de cedro y revestidas de chapas de bronce, que presentan un interesante repertorio decorativo compuesto por motivos de lacerías y atauriques completados con inscripciones en caracteres árabes que repiten versículos del Corán como "el poder pertenece a Allah" y "la eternidad es de Allah". Los grandes aldabones son copias de los originales almohades, también de bronce labrado, que se guardan hoy en el Museo Catedralicio. Esta decoración vegetal estilizada conocida como ataurique alcanza, como en la Granada nazarí, máxima expresión en el arte de Al-Ándalus.

detalle del aldabon en bronce

Del sahn, patio de las abluciones o de los Naranjos, se conservan las galerías este y norte así como el gran aljibe que se encuentra bajo el patio. Desde el patio de las abluciones podemos ver los grandes arcos túmidos, arcos de herradura apuntados, que nos ayudan a imaginar el aspecto que tuvo la sala de oración de esta gran mezquita aljama. Ni que decir tiene que los pilares más cercanos al muro de la qibla en esta mezquita debieron ser complejos y quizás con dos modelos, como sucede en las arquerías homólogas de Marrakech y Tinmal. 

En su origen este patio era un espacio rectangular, de 43 m de ancho por 81 m de largo. Los lados cortos, al este y oeste, se componían de dos naves paralelas, prolongación de las naves laterales de la mezquita. El lado largo del norte sólo tiene una nave, en línea con el muro exterior. Toda la obra está realizada en ladrillo, excepto los pilares de los arcos que son de piedra. El conjunto se estructura, al igual que el resto de la mezquita, a base de arcos de herradura apoyados sobre pilares, cuadrados en el interior y cruciformes los que dan al patio.

tejaroz y merlones vistos desde el patio de los Naranjos

Los lados menores o cortos del patio se abren con siete arcos, y trece en el lado mayor. Este último se reparte en dos series de seis arcos a cada lado del gran arco central, la Puerta del Perdón. En cada lado menor se abrirían tres puertas a la calle, de la que sólo queda practicable la antes citada Puerta del Lagarto, al pie de la Giralda. Se supone, por restos encontrados, que se cubría todo con armadura de par y nudillo.

Del gran espacio abierto de este patio solo conocemos cuatro brocales de mármol, el acceso a los aljibes subterráneos y la fuente central para las abluciones, con una taza de origen romano o visigótico, según las fuentes consultadas, siendo en cualquier modo la fuente original de la mezquita. Bajo el suelo de este patio se encuentran varios aljibes restaurados hace unos años.

Algunos de estos aljibes se emplearon posteriormente en el siglo XVII como osarios. Muy recientemente se han descubierto otras dos cisternas de gran tamaño y se han añadido en el patio cuatro fuentes pequeñas, colocando una en cada esquina. El gran aljibe se abastecía de agua a través de un ramal procedente del acueducto de la ciudad, los conocidos como Caños de Carmona, que a través del Alcázar llegaba hasta ahí.

Puerta del Lagarto junto al lateral de La Giralda

Tras la conquista cristiana de la ciudad de Sevilla, en el año 1248, el aspecto de la mezquita original fue cambiando con el paso de los años, repartiéndose su espacio interior entre el clero y los caballeros que apoyaron al rey castellano en su cruzada, destinándose el templo al uso de capillas y enterramientos. Ya en el año 1411 se contabilizaron documentalmente 36 capillas y más de 20 altares, además de un gran número de sepulcros. Pocos años antes, comenzó la demolición de la mezquita para lo que sería la construcción del conjunto de la catedral.


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