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Patios y jardines en Al-Ándalus

fuente en el centro del patio, Córdoba
El Génesis (antiguo testamento) es común para judíos, musulmanes y cristianos. En él se describe el primer jardín, el Edén, el Paraíso diciendo que “Un río salía de edén, para regar el jardín, desde allí se dividía en cuatro, en el centro se encontraba un manantial...”). Pairidaeza significa jardín en persa pero pasa al griego como paradeisos, en latín paradisus y, en castellano, paraíso, que no identificamos como jardín sino más bien como el lugar que reserva Dios para los elegidos.

De esta manera se describe el jardín creado por Dios para el disfrute eterno del hombre. Esta misma pauta se seguía en la creación de Jardines en Egipto, los más antiguos creados por el hombre, o al menos eso nos cuentan los planos encontrados y conservados; no así de los jardines, ya que no queda resquicio alguno de ellos. De esta misma forma se crearon los jardines en Persia y parte del mundo islámico, el ‘chahar bag’, que significa el jardín de los jardines en persa.

pila o pequeña alberca en un rincón del patio, Córdoba
La forma de construcción de estos jardines consiste en la división del espacio a ajardinar (normalmente de forma rectangular o cuadrada, siempre con ángulos rectos) de forma simétrica, en cuatro cuadrantes o parterres, los ejes transversal y longitudinal, en forma de crucero. Lo forman el agua, en forma de canalillos o aljibes y, en el cruce de ambos ejes, se crea un elemento destacado, el punto focal de toda la composición. Este elemento puede ser una fuente, como en el caso del Patio de los leones de la Alhambra, un cenador como el diseño primitivo del patio de la alberca, en el Generalife, o una planta singular, como es el caso del patio de los poetas en un hotel de Marbella. En todos los casos la luz, los aromas, el agua, el murmullo de las fuentes y el color son elementos fundamentales de la composición. El jardín hispanoárabe es el jardín de los sentidos.

patio empedrado, Córdoba
Con posterioridad se fueron añadiendo, en los patios y jardines, limoneros y naranjos y otras plantas útiles y decorativas sin una regla estricta, como ocurre en el jardín renacentista. Estos parterres o cuadrantes formaban entre sus límites caminos enchinados o pavimentados que, simbólicamente, eran los múltiples caminos que el hombre puede tomar en su vida, unos más acertados que otros, unos que lo conducirán al bien, la gloria, al paraíso y otros que lo condenarán.

Otro modelo del jardín de Al-Andalus, o hispanoárabe lo compone una alberca central, como es el caso del patio de los arrayanes del palacio de Comares de la Alhambra. Este modelo fue adoptado por los constructores de jardines islámicos a su llegada a la península, inspirado por los peristilos romanos: el ‘pluvium’. Los patios o peristilos de las villas romanas de las clases medias y altas tenían una alberca central, con poca vegetación en su alrededor, normalmente figuras de topiaria (técnica de recorte de plantas) y dispuestos pilares perimetrales que soportaban una cubierta de tejas, lo que equivale al corredor en el patio andaluz y al hispanoárabe. Por ello la denominación de teja árabe sería incorrecta ya que su origen es romano.

patio repleto de flores, Córdoba
El patio en Al-Andalus era el más común entre las clases medias y altas, lo adoptaron tanto musulmanes como judíos y posteriormente los cristianos. El patio andaluz es la consecuencia de todo ello. En resumen, sabemos que el jardín hispanoárabe es el primero, el ‘chahar bag’, la imagen del paraíso que Dios creó para el hombre en la Tierra, por ello es un jardín eminentemente espiritual, cotidiano. El jardín-patio era como el actual salón de una casa, el más rico en su decoración, la zona principal de una casa, el lugar donde se recibían y se trataba de impresionar a los invitados y visitas, donde se desarrollaba la vida de la casa, la zona más noble de la vivienda. Desde Al-Andalus el patio pasó al norte de Marruecos, con el destierro de los musulmanes no conversos de la península ibérica en el año 1492.

patio en acceso a vivienda, Tánger
Hasta el renacimiento no existían jardines como tales en Europa, canales de agua, fuentes, estanques, cuadrantes ajardinados o en francés parterres. Todo ello no llegó hasta el renacimiento italiano (siglo XV y XVI) desde España, de manos de los diseñadores de jardines de Al-Andalus. Del renacimiento italiano llega a Francia y la interpretación que se le da allí es la del jardín barroco francés, cuyo artífice fue André le Notre con el jardín del rey sol en el palacio de Versalles. Esto ocurre en el siglo XVII. Después Le Notre realizaría muchos más jardines y este modelo de jardín barroco perduraría como modelo francés, importándose desde allí hasta algunos palacios españoles, entre ellos el de La Granja de Segovia. Este tipo de jardinería se consolidó tanto entre la nobleza y los reyes europeos que la debía poseer cualquier palacio europeo que se preciase, con mayor o menor extensión en su diseño.

Gracias a la historia vemos la importancia y la influencia que ha tenido el jardín hispanoárabe en la historia de la jardinería, en Oriente medio, Europa y el nuevo mundo. Únicamente Asia, que en principio fue tahoísta y después budista, quedó fuera de la influencia del jardín hispanoárabe.
patio de las cruces, Sevilla
El jardín paisajista sigue teniendo influencias en la jardinería actual en España y también en el resto del mundo occidental y oriental. El jardín hispanoárabe es el jardín tradicional en Al-Ándalus, lo ha sido durante trece siglos porque es el ideal para combatir nuestra climatología y forma parte de nuestra forma de vida, nuestra idiosincrasia y nuestra historia.
En estos patios y jardines, generalmente ubicados en el recinto de la casa o en el palacio, abundaban las flores aromáticas y ornamentales. Entre ellas no faltaban las rosas, violetas, azucenas y lirios. También crecían trepadoras como el jazmín, y plantas acuáticas como el nenúfar, sin olvidar arrayanes, granados, cipreses y naranjos amargos. Este tipo de jardín estuvo emparentado con el hortus conclusus de tradición semítica. Se denominaba riyad, vocablo que con el tiempo ha pasado a designar en el Magreb también la propia vivienda. Junto a estos jardines intramuros se desarrolló el concepto de jardín-huerto, de horizontes más despejados, donde se combinaban flores, plantas aromáticas, frutales y hortalizas, con albercas, acequias y pabellones destinados al reposo. Este jardín periurbano se conocía como al-munya, o almunia. Además, se crearon vastos espacios dedicados a las experiencias botánicas.

patio de los caídos, Guadalupe


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