En primer lugar muchas gracias a todos/as por volver a comentar. Estoy en una fase muy filosófica. Así que de vez en cuando pensaré en voz alta, aquí en mi blog. Esta ya profunda crisis, cuyo peor consecuencia no es la economía (que lo es) sino la deshumanización galopante de la política, de los derechos ciudadanos y mucho me temo, cada día más de la libertad. También afecta a los que (no se entienda pretenciosamente) intentamos expresar con mayor o menor fortuna nuestro testimonio de lo real/irreal diario a través dela cámara.  Todo artista vive  more or less en un desasosiego continuo

El arte refleja en repetidas ocasiones nuestra consciencia desventurada  que surge, entre otras causas, del desgarro creciente (en Occidente) del exceso y ominpresencia de la tecnología y del marketing. El devenir vital suele moverse en el antagonismo de los contrarios, la oposición y la afirmación de lo mismo, la radicalización. Lo pasado es sabido, lo presente es aparentemente conocido y lo futuro manipuladamente profetizado pero nada es cierto, son constructos metainformativos de un periodismo servil y de los expertos del marketing político y consumista. La falta de libertad ahoga.

Cuando la crisis no es sólo económica sino que alcanza la corrupción de lo que debería ser un código de valores democráticos y humanos, cuesta parar a reflexionar, salirse de la hipnosis y preguntarnos quienes somos, uno tiene que acabar recurriendo a los clásicos así que citaremos a Calderón:


¿Quién soy? Pero ¿qué sentido
podrá decírmelo hoy,
si para saber quién soy
fuerza es saber quién he sido?
Y esto está tan escondido
al primer discurso humano
que investigarlo es en vano;
pues quien a mí sin mí
me hizo, no me informa aquí
a mí de mí, será llano,
de ansias mis discursos llenos,
torne mi discurso atrás;
pues cuando sé de mí más
es cuando de mí sé menos

Y consolarse con Machado y pensar cada vez que nos levantamos que:

"Hoy es siempre todavía"

Si habéis llegado hasta aquí, gracias por vuestra atención.