Contábamos en el pasado post, los tímidos inicios de lo que hoy por hoy conocemos como bancos. Y de como, aunque nos parezca raro la idea del crédito no es rara como pudiera parecer, siendo más habitual que el pago inmediato.

¿Pero esto pasa en nuestro día a día?

Imaginemos este caso: “Puedo pagar un periódico por el camino mientras camino por la calle, pero también puedo darle una orden a un vendedor de periódicos para que entregue una copia en mi casa todas las mañanas” ahora lo normal no sería pagar todas las mañanas cuando llegue el repartidor, sería más sensato esperar al final de mes y que este me envíe una factura por los servicios prestados por todo el mes.

El desfase entre la contratación de un servicio y el pago es la deuda. La cual se mide en dinero (al menos por la parte que concierne al comprador, para la otra parte se mide en bienes o servicios acumulados). Y aquí es donde entra el concepto de pagaré; que según apunta Hicks es “la idea fundamental, la noción que subyace a todos instrumentos financieros de cualquier tipo”.

Claro que se puede usar el dinero para saldar una deuda, pero también se puede cancelar una deuda con otra “compensando las deudas”, por lo que tiene un valor monetario. Esto es el cimiento para la idea de que una deuda de terceros se puede utilizar como forma de pago.

Esto significa que una deuda con usted tiene un valor monetario. A partir de ahí, es un pequeño paso a la idea de que una deuda de terceros se puede utilizar como forma de pago. Supongamos que B le debe a A una deuda, y C le debe a B una deuda de un monto diferente.

¿Qué cómo es esto posible?

Se le pide a A que acepte una parte del pago en forma de una deuda de C a B, que es para compensar el saldo de la deuda entre A y B. Este equilibrio solo puede funcionar si hay confianza entre todas las partes.

Con esta idea se establece un patrón que ha estado en el centro del comercio durante siglos, y está en el centro de las finanzas de la actualidad: la transferibilidad de las deudas posibilitada por la garantía del buen crédito.

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