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El almacén de Barrio. (Segunda Parte)

A medida que el perfil de la ciudad se define, los establecimientos que proveen materias primas y bienes se separan por rubros de acuerdo a las zonas geográficas donde se encuentran. Cuando estalla la Primera Guerra Mundial en Europa, la corriente de Inmigrantes que comienza a llegar al puerto introduce los primeros cambios en como el Comercio se perfilará en los siguientes 100 años. Una gran parte de la inmigración tomará el camino hacia el interior y se dedicará a la explotación del campo. Pero el principal cambio se dará en la ciudad, donde el inmigrante incorporará al comercio local su cultura y forma de atención.
Así como el comercio textil fue en su gran mayoría abarcado por la colectividad Judía, los almacenes pasarán ser propiedad de familias Italianas y Españolas.
Ahora bien, esta primera oleada de inmigración sentó las bases del comercio minorista local. Si bien el manejo de estos establecimientos era estrictamente familiar (El jefe de familia realizaba las compras y la esposa con los hijos atendían el local) rápidamente creó una serie de empleos que complementaban su estructura. Aparecen los repartidores: Comerciantes que conectan a los mercados de distribución locales con el pequeño comerciante. El carbonero, el Repartidor de Kerosén y el Panadero ahora no solo reparten a domicilio: también llevan parte de su producción al almacén para que funciones como un punto extra de venta. Pronto el almacén absorberá al reparto a domicilio y ofrecerá todos estos productos diariamente.
Durante esta época, es común ver como a veces bares y almacenes funcionan en forma conjunta, pero a diferencia de las antiguas pulperías, hay ahora una persona dedicada a cada negocio y no un solo comerciante que atiende ambos ramos.
A principio de los años 40, una nueva ola de inmigrantes acompaña al inicio de las hostilidades en Europa. Cuando miles de Españoles e Italianos lleguen a estas costas encontrarán una colectividad ya asentada que hará aún mas fácil su adaptación a la vida local. Muchos de los familiares de la primera ola inmigratoria ayudaran a instalarse a sus camaradas recién llegados mediante el empleo en fábricas y almacenes.
No es fácil, pero la abundante disposición de empleo, con una industria casi virgen sumados a un optimismo general, harán que el sueño del negocio propio se cumpla para muchos inmigrantes y las verdulerías y almacenes florecen en la zona sur del Gran Buenos Aires.

Prox. La Identidad del Almacén.



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