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El almacén de Barrio (Tercera Parte)

La identidad de un Barrio esta formada por varios componentes que suelen perdurar por generaciones… la plaza, la escuela, el bar y el almacén donde de chicos hacíamos las compras para la casa. Muchos de los almacenes que aún hoy persisten son los mismos locales heredados por dos o tres generaciones de comerciantes que han trabajado en el rubro. El almacén surge como un punto de encuentro barrial donde las mujeres socializan por la mañana y los hombres politizan por las tardes. Notablemente, a veces un almacenero logra transmitir el anhelo de su patria abandonada hace décadas transformando su local en un escaparate de su cultura, por eso era común encontrar almacenes y tiendas cuya mercadería a veces respondía a la necesidad de abastecer a la colectividad local con productos importados como especias y enlatados europeos.
No obstante, la identidad que el almacén adopta a lo largo del siglo veinte es la del barrio, la del tango y la del ama de casa. Durante el primer gobierno de Perón se convirtió en obligatorio tener una fotografía en los locales de Perón y Evita, asi como que al menos una radio estuviese encendida para que los clientes escucharan el último discurso del líder. Tal vez sea interesante remarcar esto porque el gremio de los comerciantes no era uno de los mejores admiradores del peronismo, pero en esa época, vestir los colores Peronistas era una buena forma de proteger los cristales de los piedrazos oficialistas.
Culturalmente, no hay demasiadas referencias al almacén de Barrio. Ha sido inmortalizado en el tango y la poesía urbana como un recuerdo y añoranza de la infancia y juventud, pero mas allá de eso, podemos destacar a un pequeño personaje que sin quererlo se volvió un representante de los hombres y mujeres detrás de los mostradores Argentinos.
Mafalda creó un antes y un después en la historieta argentina. Su brillante reflejo de la realidad cautivó (Y sigue haciéndolo hoy en día) a millones de personas en todo el mundo. Su gran espontaneidad, inteligencia y picardía estaban reforzadas por un grupo de amigos que daban a la tira ese sentimiento local de todos los días y nos hacían identificar (he identificarnos) con los diferentes personajes que día a día salían en los diarios. Manolito fue uno de ellos y quien, gracias al maravilloso trazo de la pluma de Quino, se ganó el amor y respeto de todos los que trabajamos en el rubro.
Hijo de un Inmigrante Español, Manolito es el menor de una familia que vive exclusivamente de su pequeño local de barrio, luchando contra su competidor (Un almacén de a la vuelta) y la economía Argentina.
Precursor en el rubro, Manolito incursionó en el marketing (Solía escribir slogans provocativos en las paredes del barrio) Se definió como un Capitalista de pura cepa cuyo ídolo era Rockefeller y soñaba con tener su propia cadena de Supermercados y ser un hombre rico en el futuro.
Llegados a los 70, la equilibrada existencia de los almacenes se ve amenazada por la aparición de los Grandes Supermercados y la transformación de los antiguos locales en autoservicios, en anticipo a la invasión de Supermercados que a partir de los 80’s invadirán los barrios porteños.



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