¡Sigue Siempre adelante!Mi, primo, hermano, Walter estaba rezagado. Yo tenía unos diez y mi amigo más de veinticinco años. Trabajaba, y en muchas oportunidades en su tiempo libre íbamos a jugar. Siempre caminando por veredas al mismo lugar. Una casona que luego se convertiría en una sala clandestina de juegos electrónicos, por así decirlo, porque a veces se prohibió que funcionarán para menores.