Les comparto la columna publicada el pasado 30 de septiembre en el Suplemento Campolitoral del diario “El Litoral” (ver aquí).
Agradezco a Juan Manuel Fernández @jotafernan por esta posibilidad para expresar mi punto de vista.
EL INVITADO
Competitividad: no discutir el sexo de los ángeles
NICOLÁS CASSANELLO
Hasta hace un par de años atrás, el Comercio Exterior argentino estuvo fuertemente imbuido de un paradigma de tórrido control sobre las importaciones y exportaciones. El control en si mismo no es indeseable: el problema reside en cómo se regula, cómo se aplica, cómo se controla. Como dijera Paracelso: “Todo es veneno; nada es veneno. La diferencia está en la dosis”.
El Estado se esmeró en mirar su ombligo burocrático, multiplicando la creación de organismos y regímenes informativos. Lamentablemente, ello no se tradujo en otros objetivos igualmente declamados, como un mejor acceso a Mercados Externos para PyMES, entre otros.
La nueva gestión intentó cambiar el eje de la discusión y los intentos por apuntalar la competitividad argentina parecen erigirse como el nuevo paradigma en comercio exterior. Bajo esta premisa, el control constituye una de otras tantas expresiones de la política de internacionalización de empresas.
Es decir, una vez que el Estado define las reglas para importar y exportar, el control aparece como una herramienta necesaria para advertir extravíos y detectar oportunidades para mejorar el desempeño de los protagonistas. Si bien resulta complejo pensar en hipótesis que favorezcan a nuestras empresas en la aldea global, este análisis sobre la “competitividad” no debería derivar en una discusión sobre el sexo de los ángeles. Recientemente la Federación de Cámaras de Comercio Exterior de la República Argentina publicó una serie de documentos que abordan cuestiones aduaneras, logísticas, institucionales que requieren de impostergable atención. Ellos demuestran que el secreto de una vinculación inteligente con los mercados externos ocurre todos los días, a la vista de todos.
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