El único estado de ánimo que por lo general la gente se esfuerza mas en superar es la tristeza. Por supuesto no toda la tristeza debería evitarse; la melancolía como cualquier otro estado de ánimo, tiene sus beneficios. La tristeza que provoca una pérdida tiene ciertos efectos invariables: reduce nuestro interés por la diversión y el placer, fija la atención en lo que se ha perdido y socava nuestra energía para comenzar nuevas actividades inmediatas. En resumen, refuerza una especie de retirada reflexiva de las actividades de la vida y nos deja en un estado suspendido para llorar la perdida, reflexionar sobre su significado y finalmente hacer los ajustes psicológicos y los nuevos planes que nos permitirán continuar con nuestra vida.

Algunas de las posibles sensaciones producto de esta melancolía son: el odio por uno mismo, la sensación de que uno no vale nada, una sensación de temor y alineación o una sofocante ansiedad.

También están los efectos físicos: insomnio, sensación de apatía, aturdimiento, enervación, una extraña fragilidad y inquietud. También esta la perdida del placer en varios de sus aspectos, y el desvanecimiento de la esperanza.

En una depresión, la vida queda paralizada, pero para la mayoría de las personas una psicoterapia puede ayudar, lo mismo que la meditación, también existen medicamentos que pueden alivianar el peso físico de la depresión.

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