Artículo escrito por Willian Gallegos Arévalo, publicado en el diario Voces, publicado por on Sep 7 th, 2009.
A cinco kilómetros de la troncal de la carretera Fernando Belaúnde Terry se encuentra el Pueblo de Cuñumbuque, capital de la “Cuenca lechera del Bajo Mayo”, puerta de entrada al fértil valle del Sisa, en la provincia de El Dorado. Ahora podemos desplazarnos para llegar a él por una vía asfaltada recientemente inau-gurada, siendo una obra importante del gobierno regional que preside César Villanueva.
A cinco kilómetros de la troncal de la carretera Fernando Belaúnde Terry se encuentra el Pueblo de Cuñumbuque, capital de la “Cuenca lechera del Bajo Mayo”, puerta de entrada al fértil valle del Sisa, en la provincia de El Dorado. Ahora podemos desplazarnos para llegar a él por una vía asfaltada recientemente inau-gurada, siendo una obra importante del gobierno regional que preside César Villanueva.
El tramo, desde la troncal hasta el pueblo, antaño se caracterizaba por un hermoso bosque, ahora convertido en un yermo, ocupando casi toda la propiedad de don José Abel García Trigoso, ganadero y productor de quesos. De uno de los recodos de la carretera divisamos el hermoso valle disfrutando de una vista esplendorosa del río Mayo, del puente, de los pastizales de la otra margen del río y del pueblo donde destacan viviendas de techo a dos aguas, y su hermosa plaza con la estatua de una oronda vaca.
Cuñumbuque es un pueblo que se caracteriza por su clima caluroso. Ubicado a la margen izquierda del río Mayo, su economía está centrada en la explotación ganadera, actividad que le ha significado destruir el noventa por ciento de sus bosques para instalar pasto elefante para la crianza extensiva del ganado de la raza Brown Swiss.
Los pobladores del lugar proceden mayormente de Lamas. Las familias predominantes la conforman los Sánchez, Torres, Hidalgo, Mori, Trigoso, García, Lozano, Cárdenas, Ríos y Alegría. Una particularidad del pueblo es la belleza de sus mujeres, que ha obtenido merecida fama en la región, por tener un tipo especial que emociona.
El pueblo se asienta en el triángulo entre el río Mayo y la quebrada del Shitariyacu, ésta que nace en las alturas del Distrito de Zapatero, pueblo con el que hasta hace un poco tuvo cierta rivalidad, diferencias que poco a poco se han ido superando. Cuñumbuque significaría “boca caliente”, según como documenta el abogado Neder Hidalgo, en una monografía de su autoría.
Una característica del cuñumbuquino es su don de gentes. Sus pobladores tienen un buen nivel de cultura, herencia de esas buenas familias, en donde se puede distinguir aún cierta prosapia y abolengo, por lo que no Podemos Dejar de distinguir en las gentes del lugar cierto orgullo que se nota en el trato personal y en las actitudes. Por todo ello, no hay ganadero más orgulloso que el cuñumbuquino, sempiterno ganador de ferias ganaderas.
Una parte importante de la historia de Cuñumbuque es el puente sobre el río Mayo. Es el logro del esfuerzo y tesón de uno de los mejores alcaldes que tuvo el distrito, el profesor Edgar Paredes Grández, natural del distrito de Juan Guerra, a quien los cuñumbuquinos, un poquito ingratos, no le ha rendido el reconocimiento que se merece. Tal vez ahora, el nuevo alcalde se anime a reconocerle a don Edgar por la importante obra, que le costó parte de su peculio, así como que muchos cuñumbuquinos dieron su aporte generoso.
No podemos dejar de reiterar que la intensiva actividad ganadera del distrito deforestó las otrora ubérrimas microcuencas del Bosalao, Rufindiyacu y Difuntillo. Hoy, por esos cauces apenas corren hilillos de agua cuando cuarenta años atrás eran torrentes desbordantes. Urge, por lo tanto, la recuperación ecológica de esta otrora hermosa cuenca, orgullo de todos los sanmartinenses.
