Por Marco Antonio Saldaña Hidalgo[1]
1. Conoce nuestros Problemas y los solucionará
El político debe conocer los problemas de la comunidad que aspira gobernar. Y conocer implica tener datos, información o conocimiento profundo sobre dichos problemas. Por su parte, los ciudadanos eligen alcalde, gobernador y presidente para recibir solución a las diferentes situaciones que afectan su calidad de vida. En esa línea, los políticos engatusan a sus electores diciendo que conocen sus problemas y son capaces de resolverlos. Sin Embargo, cuando les corresponde dirigir el Estado (local, regional o nacional), las autoridades terminan haciendo otras cosas; por tanto, que el candidato conozca los problemas no Implica Necesariamente un compromiso por su solución. De ahí que temas como el agua, desagüe, infraestructura vial urbana y rural, seguridad ciudadana, corrupción son problemas recurrentes en cada proceso electoral.
2. Es carismático y habla bien.
Es fundamental que todo político sea capaz de estructurar y articular un discurso argumentativo que le permita sustentar sus propuestas con razonamientos claros y convincentes. Por su parte, la gente debe estar en condiciones de valorar la calidad de sus planteamientos. Sin embargo, que un candidato se exprese con fluidez y esboce sus ideas con claridad no implica necesariamente que sea un buen gobernante. Ya tuvimos presidente, gobernador y alcaldes con buen manejo de la palabra, además de carismáticos, pero sus gobiernos terminaron en escándalos de corrupción y sin acortar brechas en la infraestructura pública, salud, educación, igualdad, etc.
3. Yo seré tu voz.
Un pueblo necesita quien lo gobierne y leyes que coadyuven a su bienestar. No todos podemos ser autoridad y dirigir los destinos de una comunidad o nación. Por eso, la democracia representativa hace que elijamos a quienes deben representarnos y traducir en leyes nuestras preocupaciones. Por eso “yo seré tu voz” es una frase recurrente de los políticos en tiempos de campaña; así acuden al pueblo, al barrio, a la asociación, al gremio cuantas veces sean necesarias para “escuchar” las preocupaciones de las personas. Saludan a cuánto ciudadano se les cruce en el camino, pero en el ejercicio del poder se olvidan de sus electores y encarnan sus propios intereses y/o de grupo.
4. Es popular, todos lo conocen
Con el afán de ganar las elecciones o tener mayoría parlamentaria, los partidos y movimientos políticos han recurrido a personajes populares y destacados en distintas áreas, por ejemplo, deporte, cultura, espectáculo, entre otros. De modo que muchos ciudadanos terminan eligiendo como autoridad, consejero o representante parlamentario al más popular y conocido, sin considerar su preparación o experiencia para desempeñar una función ejecutiva, legislativa o de fiscalización dentro del gobierno o parlamento.
[1] Profesor de Educación Secundaria, con estudios en Políticas Educativas y Desarrollo Regional, Gestión Pública, Gobernabilidad, Innovación Pedagógica y Gestión de Centros Educativos.