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Optimismo y esperanza, otro Perú es posible


Por Marco Saldaña Hidalgo*

El coronavirus nos ha puesto a todos en una situación tensa e incierta de una epidemia china pasamos a una pandemia europea y de esta a Latinoamérica. A pesar de las imágenes duras proyectadas en el país vecino del Ecuador, lo tomamos como distante y llegó a
nuestra patria y se afincó en Lima, Lambayeque, Piura y Loreto; y seguíamos sin ver el espejo que reflejaba que el virus tiene consecuencias fatales; y que las Medidas preventivas estaban en nuestras manos y en la de nuestros gobernantes. Pero desafiamos. Y ahora, el virus se acelera y se muestra agresivo en nuestro entorno. Entonces sentimos zozobra y angustia. Es natural, estamos vivos y deseamos seguir viviendo; la vida, con todos sus avatares, da la posibilidad de pensar en un Perú con un futuro diferente.

Ahora nos enfrentamos al temible virus con un sistema de salud colapsado, con hospitales desabastecidos y gobiernos dando manotazos de ahogado con medidas que debieron ser ejecutadas mucho tiempo atrás y con la celeridad que el caso requiere: equipamiento de protección personal, pruebas rápidas, plantas de oxígeno, recursos humanos con derechos laborales; con una población que tiene que elegir o el riesgo al contagio o morir de hambre. No es para menos, si antes de la cuarentena miles de familias vivían del día a día y tenían una alimentación muy austera, nos imaginamos cómo viven ahora. La miseria ronda.

Sí, el COVID-19 tiene una expresión democrática porque todos estamos expuestos a ello. Sin embargo, las medidas de prevención y el tratamiento dejan de serlo porque solo los ricos pueden enfrentar un confinamiento mayor a los treinta días y pueden asumir los costos superiores a los seis mil soles. Y da rabia saber que clínicas privadas lucran con el dolor humano o negocios que suben de manera exorbitante los precios de balones de oxígeno, farmacias que acaparan y especulan precios  de los medicamentos; amén de los actos de corrupción que comenten funcionarios públicos en las compras de insumos y pago de servicios para atender la emergencia por COVID-19 ¡qué gente tan inescrupulosa!

Y en medio de este panorama gris de la pandemia hay voces que opinan que llegamos al fin del apretón de manos, de los abrazos sinceros, de la sonrisa franca o la carcajada, de las interacciones sociales cara a cara, que hay costumbres que dejaremos atrás como medidas de protección y prevención. No me imagino una pandilla selvática sin abrazos ni empujones. Resulta trágico pensar en ello, cuando todo esto nos hace humanos y es la esencia de vivir en sociedad.

La gripe española entre 1918 y 1920 provocó la muerte de más de 40 millones en todo el mundo y los españoles siguieron viviendo. Entre el 2002 – 2005, la hepatitis B provocó la casi desaparición de la población Kandoshi que habita en las riberas del lago Rimachi (Datem del Marañón). Y ahí están nuestros hermanos dando la batalla por defender su territorio. Y recordemos también que hemos enfrentado muchos virus sin vacunas y que su presencia también nos causó pánico, pues provocaron muchas muertes, como el  VIH Sida, la gripe aviar, el SARS-COV, el MERS.

Mantengamos el optimismo y la esperanza de que saldremos de esto y aprenderemos a convivir adoptando medidas de seguridad adecuadas y resistentes a la letalidad del virus. Claro, duele el dolor de la soledad al ver al pariente, amigo o compatriota enfrentar con resignación el  virus o la imposibilidad de dar el último adiós como corresponde a nuestros difuntos.  Se espera una vacuna, y diversos países han iniciado los ensayos para poder dar con la medicina que hace frente a este mal. Y seguiremos  viviendo y luchando por trabajo digno, servicios públicos de calidad para todos y por derechos ciudadanos  y de participación garantizados. Un Perú diferente, aunque incierto, es posible, pero esta vez con nuevas formas de relacionarnos con la naturaleza, y de gobernar nuestro hogar común: la tierra; forjaremos una ética de convivencia solidaria en comunidad y una democracia auténticamente participativa que impida que egomaniacos, delincuentes, caudillos, lobistas resulten elegidos en las próximas elecciones. 

* Marco Saldaña es docente de la Institución Educativa Virgen Dolorosa, con estudios en Políticas Educativas y Desarrollo Regional, Gestión Pública, Innovación Pedagógica y Gestión de Centros Educativos.
  



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