Get Even More Visitors To Your Blog, Upgrade To A Business Listing >>

¿DÓNDE ESTÁ EL MÉDICO?

Tags: meacutedico
Es lunes, me despierto muy temprano con un dolor intenso en la garganta. Mis amígdalas están inflamadas. Es un dolor fuerte. Con mucha dificultad logro pasar una parte de mi desayuno, un poco de chocolate, y paso una pastilla de Ibuprofeno para aliviar el dolor.
El día es intenso en la oficina, en la Banda de Shilcayo (San Martín), a media mañana, hago un pequeño alto para irme a un policlínico que esta solo a unos metros.

A la recepcionista le pido verme con un médico para dar con la medicina adecuada, no pretendo automedicarme. Me informa que no hay médico, pero que me puede hacer una cita a la tarde. Insisto que por favor, solo tardará unos minutos atenderme. Entonces, me informa que la única persona que puede verme es una Obstetriz. Lógicamente me niego porque mi situación no tenía que ver con un embarazo.
Un grupo de señoras pacientes, testigos del momento, me indican que vaya a ver un médico en el Hospital del Ministerio de Salud (MINSA) que no está muy lejos de allí.

Llego al Hospital, en la calle y los pasillos hay mucha gente esperando ser atendidas. Me dirijo a la ventana de admisión para sacar la cita y la historia clínica para que pueda atenderme el médico.
En admisión una señora con cara de pocos amigos me atiende y pregunta.

Señor. ¿Usted es asegurado?.
Le respondo: sí, estoy asegurado en ESSALUD.
Ella me responde: Entonces señor vaya usted al hospital de ESSALUD.

Insisto que necesito atenderme en este hospital porque también soy contribuyente y ciudadano peruano.
Entonces me informa que ya no hay cupos del día. Y replica: Si viene mañana temprano a sacar su cita le atenderemos.

Mi dolor de garganta es más intenso, me hace pensar que para mañana tal vez mi problema ya sea otro y no una simple inflamación.

El hospital de ESSALUD, está un poco lejos y tengo que regresar pronto a la oficina a seguir trabajando. Por un momento miro alrededor, me doy cuenta que estoy en medio de la calle lleno de farmacias. Todas tienen señoritas y jóvenes bien vestidos de color blanco. Me pregunto ¿alguno de aquellos será médico?. Entonces decido ir a buscar un médico en las farmacias. Así, preguntando una por una llego hasta el centro de la ciudad de Tarapoto. Ninguno tiene un médico. Alguna tendrá en horas de la tarde.

Empiezo a sentir frustración por no lograr encontrarme con un médico en, lo que algunos dicen, la ciudad más dinámica y de moda de la Amazonía; y la región modelo de desarrollo. No estoy de acuerdo con los quieren hacernos creer que lo urgente es suficiente. Sigo mi camino, en busca del médico.

Después de un buen rato, llego al hospital ESSALUD. Me acerco por la puerta de Emergencias, para que me atiendan por Consultorio de Atención Inmediata (CAI). Hay una larga cola, como para un par de horas para pasar el triaje y otro par de horas para verme con el médico.
Hasta ese momento estoy recibiendo varias llamadas de la oficina; sin ver al médico estoy dispuesto a regresar para automedicarme. Ya de regreso, al pasar, decido hacer un último intento en el Centro de Salud del Pueblo Joven “9 de Abril”. 

Esta vez, voy directo a emergencias. No hay gente. Sólo un par de enfermeros. Casi les suplico para que me atienda un médico. Ellos me responden en coro: Señor para atenderlo tiene usted que venir con fiebre o con alguna herida sangrante. Sólo así podemos atenderlo.
Con mucha ironía, pido que me presten una navaja para hacerme un corte en el brazo para que me atiendan. Los de emergencia, se disculpan por no poder atenderme y me instruyen diciéndome que vaya directamente al consultorio de un médico del mismo centro para intentar la atención.

Como último recurso, decido ir a pararme a la puerta del consultorio del médico que está atendiendo. Por suerte hay un último paciente. Este sale y me escabullo hacia dentro del consultorio. Con mucho drama, le pido que “por favor” vea el problema de mi garganta para que me recete las medicinas adecuadas para aliviar mi malestar.
Con suerte es un médico medio bonachón. Se levanta con dificultad de su silla para revisar mi garganta. Prende su linterna, coge una espátula descartable, me indica abrir la boca. Después de unos segundos me indica que mis amígdalas están muy inflamadas. Me hace las recetas, firma y sella.

Ya estoy queriendo marcharme para comprar la receta, le agradezco muy sinceramente por acceder atenderme, le extiendo la mano para despedirme y entonces me dice: Señor tiene que pagar S/.10.00 por la atención externa.
No me queda más que pagar sin discutir. Sé que no debería hacerlo porque me estaba atendiendo en un centro asistencial del estado peruano. Pero decidí pensar que era una propina que el médico se merecía.
Antes de retirarme, me indica que regrese dentro de cuatro días para evaluar mi recuperación. Me había recetado Lincomicina (inyección) e ibuprofeno (pastilla). Lógicamente, ambos medicamentos los compro en una farmacia.

…Han pasado casi tres horas desde que salí de la oficina en busca de un médico. Perdí valioso tiempo, pero evité la automedicación.

Después de cuatro días, regreso al consultorio del médico. Han sido días muy dolorosos. La inflamación de las amígdalas solo había disminuido de una manera modesta. El médico, me indica que esta vez ingiera pastillas de Amoxicilina 500 mg más ácido clavulanico 125 mg.


Esta vez me despido rápidamente, antes que vuelva cobrarme por indicarme la receta. Ahora sigo tomando las pastillas, no sé si me haga bien…Tal vez vuelva en busca de un médico.


This post first appeared on PLACERES DEL MONTE, please read the originial post: here

Share the post

¿DÓNDE ESTÁ EL MÉDICO?

×

Subscribe to Placeres Del Monte

Get updates delivered right to your inbox!

Thank you for your subscription

×