¿QUIÉN LE Paga A MIGUEL DÍAZ–CANEL? Es imposible imaginar a Fidel Castro como un funcionario que recibía un salario y aspiraba a una jubilación al final de su carrera, entre otras razones porque su carrera era infinita, su jornada carecía de horario, sus competencias no tenían límite, sus atribuciones indefinidas y su jurisdicción universal. Nadie podrá explicar, nunca, como es que