Mi mamá se casó hecha una viejuna.
Como buena mujer con visión de futuro (mi mami siempre ha sido muy lista), esperó a terminar su larga carrera de medicina para desposar como Dios manda a mi futuro padre. El día de la boda, todas sus amigas ya estaban casadas, con hijos, desdentadas y con buen tiempo a sus espaldas odiando a su marido, y decían con disimulados cuchicheos oooooooy mira qué viejuna se está casando Luchita.
Mi mamá se casó con 26, y yo siempre pensé que se había casado a un pie de la tercera edad.
Ahora yo tengo 30, y la idea de que alguien se case a la tierna edad de 26 me despeina las enaguas. Estoy lejos de casarme, y aunque vivo en pecador servinacuy todos los fines de semana de Dios, el matrimonio (y los hijos, y perder los dientes, y odiar a mi marido) no está en mis planes inmediatos.
El punto es precisamente el punto de vista.
Lo que ayer te parecía grande hoy te parece chico (como mis pantalones), lo que ayer te parecia viejo hoy te parece joven, lo que ayer te parecia inteligente hoy te parece una tremenda paparulada.
El punto de vista es muy importante para nuestras opiniones, amiguitos.Por eso me quedé pensando si es que existirá algún punto de vista desde el cual
YO SIEMPRE TENGA LA RAZÓN.
Me parece importante encontrarlo.
Hoy en Madrid ha llovido, para todos ha sido un asco, y para mi ha sido maravilloso.
Cambio y fuera, terrícolas.