Oscar Wilde dijo una vez: “No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo.”. Últimamente me siento monotemático, por eso no he querido escribir, pienso continuamente en la cantidad de desgracias humanas que ocurren día a día y lo poco capaces que somos de evitarlas. Por un lado está el que solo se preocupa de su día a día y por otro lado está el que solo se preocupa por su ambición y como resultado tenemos un total desinterés por lo común.

Sorpresa; que mas podía causar en mi lo ocurrido en la playa de La Tejita en Tenerife, cuando de repente en pleno verano y con toda la arena cubierta de cuerpos bien aceitados, brillantes y sudorosos aparece en la mar una balsa (cayuco como dicen algunos), una balsa con unos aventureros, exploradores y colonizadores de otros lares que se esperaban encontrar una tierra rica y fértil donde prosperar; pero conseguirse con una fauna de tamaña singularidad podría ser lo último que se esperaban.

Y que digo de esos turistas embutidos en bañadores en plena faena solar, estar tomando una piña colada y de repente sentir alucinaciones, ver a 88 seres que mas que personas parecen sombras saliendo del agua, no, no es el alcohol, es el contacto entre dos mundos.

Solo él que lo vivió de primera mano sería capaz de expresar el sentimiento y emoción del momento en el que se encuentran dos mundos por primera vez, ese momento único y singular donde exploradores e indígenas se encuentran por primera vez, el intercambio de espejos por botellitas de agua y toallas, comunicarse primitivamente a base de señas, momentos que solo hemos leído y escuchado como historias tan lejanas que parecen leyendas…. Solo que esta vez a los conquistadores les llaman “Sin Papeles”; la historia se repite , eso también lo he escuchado antes.

Esta vez esa gente anónima que no espera recompensa por sus acciones, nos han dado una lección a muchos, espero que también a esos que al parecer se convierten en seres mitológicos e inalcanzables que pierden aquella condición tan humana que una vez demostraron en sus campañas electorales, una lección que les haga pensar más en lo humano y menos en lo mitológico. Confucio siempre expreso que los males de la sociedad eran causados por la incapacidad de los que la gobernaban, y que si el Gobernante no era lo suficientemente capaz de gobernar y llevar el bienestar a su pueblo debía dejar el sitio a alguien mejor; para el Maestro Kung la rectitud moral era lo primordial, sus enseñanzas en vida fueron poco aprovechadas, pero dejaron huella, debamos exigirle más a nuestros gobernantes como enseñaba Confucio, tal vez lo que necesiten nuestros presidentes, primeros ministros, reyes, etc, sea un buen plan de Training acorde con su posición, que incluya enseñanzas como las de Confucio o tal vez las de Buda para ver si consiguen ser “iluminados” y encontrar solución a problemas de importancia tan capital como la de subsistencia de esos millones de seres humanos que se mueren de hambre.