Varios lectores de mi cuenta en twitter (@AndresFGuevaraB) me han preguntado cuáles son mis Escenarios después del 6D. Lo primero que debe advertirse es que los escenarios pueden variar en función de la temporalidad: corto, mediano y largo plazo.
No obstante, intentaré sintetizar cuáles son los posibles escenarios que, a mi entender, pudieran darse después de las elecciones en lo inmediato y al mediano plazo. Por favor tomen en cuenta, sin embargo, que dada la fragilidad institucional y el estadio de anomia que presenta Venezuela, Cualquier Cosa Puede pasar. Repito: cualquier cosa puede pasar.
Partimos de nuestra premisa principal: Venezuela no se acaba ni comienza el 6D.
Dicho esto, vayamos a nuestros escenarios:
Escenario Black Hawk Down
Este es el peor de los escenarios. El Gobierno gana nuevamente todo tipo de mayorías en la Asamblea Nacional y el país sigue por el derrotero comunista. Para mí, lamentablemente, este es el escenario más probable. Si bien incluso las propias encuestadoras y analistas proclives al gobierno reconocen que esto es bastante complicado, mi temor no se fundamenta en que la gente quiera al gobierno (hay demasiados signos de descontento que evidencian rechazo y hastío), sino que el gobierno se imponga por la fuerza y siga por el camino que lleva.
Es importante acotar que, hasta ahora, el régimen no ha dado señas de dar su brazo a torcer. Las premisas institucionales sobre las cuales se está dando esta elección siguen siendo las mismas de otras tantas elecciones. Lo único que ha cambiado es la erosión social y la servidumbre a la que estamos sometidos los venezolanos. ¿Hasta qué punto eso puede fungir como catalizador de un cambio? Díficil saberlo. Hay quienes hablan del famoso "cierre de brecha" de última hora, y el papel de las fuerzas armadas como organización coactiva que obligue a respetar resultados adversos al régimen es una premisa de la cual poco se habla pero que resulta vital.
Escenario Happy Meal
En este contexto, la oposición gana alguna cuota de poder después del 6D. Lo más realista para la oposición sería lograr la mayoría simple de la AN. ¿Qué gana con ello? Si se parte de la premisa según la cual en el país funcionan las instituciones -cosa que dudamos-, lógicamente una mayoría simple en la AN es un freno de mano a la toma de decisiones del Poder Ejecutivo. Por ejemplo, ya no podrían darse leyes habilitantes sin la anuencia de la oposición. Desde el punto de vista financiero, pudiera escrutarse y revisar con mayor detalle la forma en que el Ejecutivo Nacional desarrolla el gasto público.
Mucho me temo, sin embargo, que bajo la sociedad de cómplices imperante, esa misión contralora por parte de la oposición afectaría también sus propios intereses. De hecho, me atrevo a decir que en la mentalidad del político medio venezolano no se ha terminado de comprender qué es un parlamento y para qué sirve. Este es un tema tan complejo y sobre el que siempre volveremos una y otra vez.
Un punto importante en el escenario Happy Meal es determinar con cuántos diputados cuenta la mayoría simple de la oposición, ya que si su mayoría es precaria (e.g. menos de 5 diputados) pues es muy posible que el gobierno juegue a corromper o chantajear a los parlamentarios opositores. Y hemos visto con creces que los opositores son capaces de cambiarse de tolda sin mayor explicación. (Materia aparte es determinar si gobierno y oposición nominal en Venezuela al final no son la misma cosa). Si la mayoría obtenida es endeble, pues el happy meal tambaleará.
Escenario Royal Flush
En el mejor de los mundos posibles, como se diría en el Cándido de Voltaire, la oposición pulveriza al chavismo en la asamblea y obtiene la mayoría calificada/absoluta. Con ello pudiera, literalmente, controlar el parlamento. Por supuesto, tendría que enfrentarse al Ejecutivo y al Poder Judicial, pero en un escenario como este el chavismo saldría muy debilitado políticamente y se le reduciría su margen de maniobra.
La única forma en que este escenario se dé (repito, la única forma) es a través de un proceso de negociación política con las coaliciones de poder chavistas. Capitularían a cambio de amnistía y salvaguarda de su patrimonio. Esto luce muy poco probable. Pero tampoco es descabellado. Es mejor irse por la puerta de atrás que terminar en los brazos de alguna autoridad penitenciaria o muerto, al mejor estilo de las mafias. Más de uno estará dispuesto en la coalición a que esto suceda. Además, dada la falta de memoria histórica del país, dentro de dos años se lanzan a gobernadores, alcades o concejales y seguro ganan porque aquí nadie se acuerda nunca de nada. El reconocimiento de la pérdida de la asamblea debería llevar a una eventual sustitución de los demás poderes públicos. En este contexto es menester recordar el famoso "lanzarse a la calle" que Maduro indicó hace algunos días en caso de que la oposición gane la AN.
Conclusión
Descritos los escenarios, pienso que el parlamento será conquistado por el gobierno como sea. De hecho, así dice su lema de campaña. Y el gobierno cuando dice que va a hacer algo, lo hace, lo que pasa es nunca nos lo tomamos en serio.
Vendrán las típicas depresiones opositoras, nuevos emigrantes, consulados llenos porque "ahora sí" (y no en las 20 elecciones anteriores) el país se fue al despeñadero. Pero tranquilos, que vendrá una nueva elección el año que viene, y el que viene, y los partidos estarán siempre vendiendo su idea de "cambio" aunque nadie sabe realmente hacia qué.
Un aspecto fundamental mucho más profundo y delicado queda por ser abordado. El país no muere el 6D. Tampoco nace. Y es vital comprender que la ruta hacia la modernidad y el desarrollo simplemente no es en el sentido en el cual los políticos de la actualidad dirigen sus planteamientos. No desde ahora. No desde 1999. Me atrevería a decir que el timón se perdió a mediados del siglo XX, cuando nos empezamos a alejar del sendero del crecimiento. Pero eso es algo que trasciende a las palabras de este texto y sobre lo cual valdrá la pena comentar en otra ocasión. Por los momentos, la bandeja está servida para el 6D.
Conclusión
Descritos los escenarios, pienso que el parlamento será conquistado por el gobierno como sea. De hecho, así dice su lema de campaña. Y el gobierno cuando dice que va a hacer algo, lo hace, lo que pasa es nunca nos lo tomamos en serio.
Vendrán las típicas depresiones opositoras, nuevos emigrantes, consulados llenos porque "ahora sí" (y no en las 20 elecciones anteriores) el país se fue al despeñadero. Pero tranquilos, que vendrá una nueva elección el año que viene, y el que viene, y los partidos estarán siempre vendiendo su idea de "cambio" aunque nadie sabe realmente hacia qué.
Un aspecto fundamental mucho más profundo y delicado queda por ser abordado. El país no muere el 6D. Tampoco nace. Y es vital comprender que la ruta hacia la modernidad y el desarrollo simplemente no es en el sentido en el cual los políticos de la actualidad dirigen sus planteamientos. No desde ahora. No desde 1999. Me atrevería a decir que el timón se perdió a mediados del siglo XX, cuando nos empezamos a alejar del sendero del crecimiento. Pero eso es algo que trasciende a las palabras de este texto y sobre lo cual valdrá la pena comentar en otra ocasión. Por los momentos, la bandeja está servida para el 6D.
