Caminando por la antigua calle que,
un día pisaron las huestes romanas,
al sonar de las doce campanadas
la vi, venía de frente luciendo en talle,
andaba perdida me dijo en léxico galle.
Entre nubes la luna se tapaba,
no era noche para mujer sola ruara,
me dijo, -estoy acompañada,
mentía, de miedo vi estaba helada,
la calme, espere el pánico se alejara.
Hablamos de muchas cosas,
en acompañándola hasta su hotel
me dijo, tenía novio, llamado Miguel,
y que al muchacho aquel le era fiel,
me dio las gracias, a él no le sería infiel.
Me porte dándole ánimo,
que soy ciudadano legítimo,
nada pasó, y en verdad me enamore
y cuando marcho mi pena lloré.
Aún hoy, el recuerdo me deprime.
Eduard Martínez-Lledó
marzo 2024