La Tormenta de la corrupción no se va de este país, España. Los dos partidos mayoritarios no logran ponerse a cubierto para que no les coja la borrasca. Claro que es difícil, no empaparse de mierda cuando sé Nada entre las profundidades de ella.
Los que estamos apartados de la política y no entramos nada más que para votar, deberíamos poner coto a esta situación. Sí, somos los únicos que podemos dejar las cosas claras; robáis, pues os vais. ¡Adiós! Hasta nunca.
Un jefe de Estado que es nuestra vergüenza, -si la tuviéramos- se va con las manos llenas, y encima le ponemos al hijo en la poltrona. Por el momento nada de decir de él, que ya es mucho, porque nuestra historia está llena de monarcas amigos, de lo ajeno, que es del pueblo.
Un partido político, de derechas, que ha gobernado un par de veces y ha robado todo aquel que pasaba por allí. La ciudadanía de la calle callada, eso sí, muchos de nosotros atentos -como gilipollas que somos- con la boca abierta a ver si cae algo de la mesa de los señores. Cuando teníamos que Haber incendiado la mesa con los sentados en ella.
Una justicia que no hay quien la levante de los butacones. Se les han quedado pegado los pantalones, y como no se los cambian, pues allí siguen sentados. Y, no los llamo corruptos, porque igual me multan, por lo tanto, me callo.
Ahora, otra vez, el partido que debería ser del obrero, del ciudadano de a pie, la sombra de muchos, también nadando entre la mierda de la corrupción.
Pero, -¡¡¡Tú más!!!
-¡¡¡No, tú más!!!
De eso, es de lo que se discute en el Parlamento.
Podía haber desarrollado florituras con las palabras para haber escrito con más sofisticación. Aunque la verdad de lo que siento, es lo escrito.