Desde que tengo uso de razón, cuál derecho al uso sí que tengo, pero derecho a tener razón, considero que no se me otorga. No a mí solo, sino a la mayoría que deambulamos, unos más, otros menos. Es la vida.
Me resisto a reconocer que vivirla deba ser eso. Soy de los cuales defienden, en la vida, lo de todos tenemos el derecho a vivirla dignamente y en paz. Sí, ya sé, cada vez quedamos menos los que así pensamos, porque quienes tienen el privilegio se cuidan, y mucho, de ponerle palos a las ruedas de la carreta de los avances, principalmente en la de la cultura.
La pasada semana, la ONU convocó a instancias de algunos de Sus Miembros, -entre ellos España- y principalmente Emiratos Árabes, una asamblea del Consejo de seguridad para discutir la propuesta de alto el fuego en Gaza. Para ello, su secretario general, António Guterres, recogiendo la propuesta, tramitó el debido llamamiento.
El secretario general recurrió al Artículo 99 de la Carta Fundacional que, dice:
“Artículo 99
El Secretario General podrá llamar la atención del Consejo de Seguridad hacia cualquier asunto que en su opinión pueda poner en peligro el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales.”
Al parecer, el debate estuvo algo movido, hasta tal punto que, el sí y solo sí, de Estados Unidos de América, y Reino Unido, hizo modificar, al gusto de ellos, el borrador final.
Llegada a su fin La Segunda Guerra Mundial, en 1945 se creó La Organización de las Naciones Unidas, (ONU) supongo que con el fin único de preservar la paz, por cierto, no se ha conseguido. Por lo que se redactó, supongo para funcionar, La Carta Fundacional, y en su articulación se le otorgó a cinco de sus miembros en condición permanente veto para cualquiera de las votaciones democráticas.
Han pasado 78 años de la creación de la ONU en 1945, y 84 años del inicio de holocausto, 87 de la Guerra Civil en España, donde EEUU, Reino Unido y Francia, cerraron los ojos para no ver lo que en Europa estaba pasando, y ahora, después de tantos años, seguimos con lo mismo, tapándonos los ojos ante el holocausto de otro fascismo, reforzado con un veto, al voto democrático.
No hemos aprendido la lección.
