Frente a la burla cruel de los años
busco el consuelo vivaz del murmullo
que nace con la llama de la encina.
Por la hoguera,
sestean indolentes
los instintos procaces
que aún perduran….
Así como la vida vence al cuerpo
y en invierno,
se olvidan los colores,
-sin notar el transcurso de matices-,
la penumbra insinúa mis palabras,
acunando
fantasmas maliciosos
que traen la calma, por la tarde oscura…
Sorbo a Sorbo la vida se consume
y Poco a poco sanan las heridas
al calor de los amores tardíos
que nacen, de los últimos impulsos…,
y sola frente al fuego
se alivia el alma…,
recordando los días trashumantes
que revolotean incombustibles
por escombros de lágrimas y versos.
Juan Mainez Pardo
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