La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) por mediación de su Asamblea General, que es el órgano superior de gobierno, está desluciendo y ensuciando, cada día que pasa más, el triunfo de las jugadoras femeninas, proclamadas Campeonas del Torneo Mundial de Selecciones 2023.

El Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) a instancia del Consejo Superior de Deportes (CSD) acordó, supongo, castigar, con la pena mínima, la bochornosa actuación del Presidente de la RFEF, cuando desde entidades deportivas nacionales e internacionales piden el cese del presidente Luis Rubiales.
La FIFA lo ha suspendido cautelarmente por tres meses, probablemente a la espera de la determinación final de la RFEF, o sea el cese inmediato de Luis Rubiales, por incompetencia para ejercer representación de cargo pública.
El asunto del beso en concreto, además, tiene que actuar la justicia que le corresponda por ser un acto de agresión a una ciudadana. Leyes ya las hay.
La normativa de la federación, en el apartado de Asamblea General y actas, dice:
«Corresponde a la Asamblea General en reunión plenaria y con carácter necesario:
d) La elección y cese del Presidente.»
Es de entender que de alguna manera se podrá llamar a una Asamblea General, extraordinaria, para formalizar el cese.
En caso contrario, a que al presidente se le mantuviera en el cargo, entonces es de pensar que el asunto es demasiado grabe y debería intervenir, de inmediato, el CSD.
El fútbol español en general y en particular el femenino, no merece que se esté hablando más de los hechos de una persona indeseable que, del grandioso triunfo de las jugadoras.