Reflexionando, tiendo a pensar que, el Mundo contemporáneo en el que nos toca vivir está totalmente deshumanizado. Claro que puede que nunca haya estado humanizado.

Si paramos a pensar en las edades de la prehistoria, y después, el paso por la diferentes épocas, al menos el lugar más conocido del mundo occidental, como es la franja bañada por el mar Mediterráneo, nos daremos cuenta de que la humanización del mundo, ni fue, ni es, ni se le espera.

No obstante, es evidente que los contemporáneos estamos más avanzados en la humanización de la vida que la de nuestros predecesores. Pero pienso que no Podemos Decir que el mundo, ni siquiera, una pequeña parte como es la franja del mar Mediterráneo, este humanizado.
La historia nos muestra las divergencias que, como podemos decir, hasta es natural, siempre las ha habido, las hay, y que siempre las tengamos, porque si no las tenemos querrá decir que estaremos sometidos a una dictadura.
Las diferencias existentes entre los seres humanos se solventaban, con anterioridad, en acometividad de uno, contra otro.
Aunque, mientras el mundo avanzaba progresando, también lo ha hecho la violencia, y con más fuerza. Hoy, hay más guerra que nunca. La paz da marcha atrás constantemente y, si no se rectifica ya, para poner delante y ante todo el freno a la codicia económica, las generaciones que nos sucedan, ni siquiera sabrán el significado de la palabra PAZ.
Mi reflexión me lleva, a pensar, que está muy bien un mundo progresista en avances, por otra parte, jamás pensados en cuanto a ciencia, tecnología, matemáticas, salud, lo que se quiera, pero en cuanto a humanidades el progreso ha ido hacia atrás.
La península Ibérica es el reflejo alusivo a lo que pienso, y puede que sea hasta del mundo. Por aquellos tiempos atrás, pueblos guerreros, conquistadores, llegaros a estas tierras que bañan tres mares, el Mediterráneo, el Atlántico y el Cantábrico, fueron pueblos griegos, romanos, cartagineses, los godos, los musulmanes, etc. . . . . .
En ninguna parte he leído que hubiera confrontación racial, ni en la península, ni en Europa. Hasta llegado el siglo XX, o finales del XIX.
Por esos siglos mi reflexión me lleva a que la deshumanización avanza en mayor fuerza desde la aparición del fascismo en Italia, que hoy por hoy todavía no ha desaparecido, y sigue presente y creciendo por Europa.
Si queremos entender el mundo, pienso, lo deberíamos hacer desde el prisma de la humanización.