Como Carlos III, de la Casa de Windsor, un sábado 6 de mayo de 2023, en la abadía -estilo gótico- de Westminster, en la ciudad de Londres, el arzobispo de Canterbury, ante más de 2.000 invitados, corono aún ser humano rey del Reino Unido. El acto estuvo engalanado y desarrollado al más puro estilo de la Monarquía Inglesa. La corona lucio el rubí del Principe Negro.

Según fuentes de Martín Bianchi (El País), parece ser que Pedro I de Castilla, asesino al soberano nazarí de Granada Muhammad VI, y entre sus ropas encontró “tres piedras balaje.” Al parecer una de ellas, se la entregó al primogénito del rey Eduardo III de Inglaterra, un tal Woodstock, como pago en la ayuda por sofocar una revuelta de Enrique de Trastámara. Woodstock era conocido por el Principe Negro, igual al color de su armadura, y llevó la piedra a su vuelta a Inglaterra.

La joya estuvo desaparecida hasta 1415 la cual volvió aparecer registrada en archivos de la monarquía inglesa.

La leyenda dice que, la joya provenía de las minas del rey Salomón, aunque lo más probable es que procediera de Tayikista en Asia Central.

El rubí, nuevamente volvió a desaparecer en tiempos de la Mancomunidad de Inglaterra, cuando se fundieran gran parte de las joyas de la monarquía inglesa. De nuevo apareció en tiempos de la reina Victoria en el siglo XIX, cuando esta lo lucio en la corona.

Al parecer, el rubí desata un maleficio Negro entre los monarcas masculinos ya que, Pedro I de Castilla, lo tuvo que entregar y a los tres años murió, el Principe Negro, nunca llegó a reinar y Ricardo III perdió el trono cuando lo llevaba puesto. En cambio no así las féminas ya que, la reina Victoria no tuvo ningún problema, e Isabel II, ha sido el monarca inglés más longevo.

Espero que Carlos III, no sea supersticioso.