Se Estremecen Sus entrañas
y es de callar tanto como calla…
Lleva presos sus sentimientos
sin poder expresarlos a viva voz.
Los guarda en la alforja de su alma
cerrados a cal y canto
adosados a su pecho
como un tesoro inconfesable.
Le duele aquellos que no besan su mejilla
ni abrazan su cuerpo
ni estrechan su mano
por Temor a contagiarse de su locura o de su silencio…
Y es que defender una causa,
aunque a veces se calle por no sentirse un ser “raro”
es un mal sin remedio,
es algo incurable, algo inaceptable
y que se paga muy caro…
Sentir la vida como la siente él
es sentirse como un perro,
abandonado, solo, en la cuneta de una carretera,
viendo a la gente huir despavorida de su lado,
señalándolo con el dedo, murmurando a sus espaldas,
por temor a no contagiarse de sus locuras…
Autora
Antonia Pilar Villaescusa Rius
Lágrima Dorada.
Derechos de autor.