Get Even More Visitors To Your Blog, Upgrade To A Business Listing >>

Giacomo Leopardi

Giacomo Leopardi, óleo sobre tela de A. Ferrazzi (1820), Recanati, Casa-Museo Leopardi.

Giacomo Leopardi, nombre de nacimiento, Giacomo Taldegardo Francesco di Sales Saverio Pietro Leopardi, fue conde poeta, filósofo y filólogo, italiano. Nació en Recanati cerca de Loreto (Italia) el 29 de junio de 1798, falleció el 14 de junio de 1837 en Nápoles. Su vida estuvo condicionada por la enfermedad de Pott que afecta a la columna vertebral. En su biografía puedo leer:

“Los escritos de Leopardi se caracterizan por un pesimismo profundo y sin lenitivos: es una voz que grita el desamparo del ser humano y la crueldad de una natura naturans implacable, que le azuza desde su propio nacimiento hasta más allá de la muerte. En este valle de lágrimas, Leopardi se aferra, a pesar de todo, a tres consuelos: el culto de los héroes y de un pasado glorioso, pronto sustituido por el de una edad de oro, que le emparenta con Hölderlin; el recuerdo del juvenil engaño antes de la brutal irrupción de “la verdad” y la evocación de una naturaleza naturata, de un paisaje brumoso y lunar donde al anochecer se escucha siempre perderse o acercarse por un camino la canción melancólica de un carretero.”

Su vida fue corta, murió a los 38 años a quince días de cumplir 39. A su dama Canto XVIII, es uno de sus poemas de amor, cual espero que guste.

A su dama      Canto XVIII

Cara beldad que, ausente,
amor me inspiras, o escondiendo el rostro
salvo que el alma ardiente
en el sueño tu sombra no sorprenda,
o en el campo en que esplenda
más claro el día y la creación más pura,
¿acaso el inocente Siglo de Oro
colmaste ventura,
y eres en esta vida alado espíritu,
u ocultándote ahora suerte avara
para futuras horas te prepara?

Poder mirarte viva
mi corazón no espera,
sino en el día en que desnuda y sola
por nueva ruta a peregrina esfera b
marche mi alma. En el albor primero
de mi jornada incierta y tenebrosa,
te imaginé viajera,
por el árido mundo. Mas no hay cosa
que aquí se te asemeje, y aunque alguna
recordase tu rostro, nunca fuera
en actos y en palabras tan hermosa.

Entre tantos dolores
como a la vida humana ofrece el hado,
si verdadera y cuál te pinta el alma
te amase algún mortal, para él sería
el vivir más preciado.
Bien claro veo que tu amor me haría,
cual en los verdes años, todavía
ansiar gloria y virtud. En vano el cielo
esquivo se mostrara a mis afanes;
que al lado tuyo este mortal camino
fuera un sueño divino.

Por los valles, que escuchan
del laborioso agricultor el canto,
y donde me lamento mientras huye,
el ilusorio y juvenil encanto,
y por las cumbres, en que evoco y lloro
los deseos sin fruto y de mi vida
la perdida esperanza, en ti pensando
comienzo a palpitar. ¡Ah si pudiera,
en el ambiente tétrico y nefando
del siglo, conservar tu imagen pura!
¡Ella sola endulzara mi amargura!

Si tú de las ideas eternales,
eres una, de aquellas que de formas
sensibles no vistió la eterna ciencia
ni entre caducos restos
soportan el dolor, de la existencia,
o si acaso en el cielo donde giras
otra tierra te acoge entre sus mundos,
y más bella que el sol próxima estrella
te alumbra, y más benigno éter aspiras,
desde aquí, donde llora aquel que vive,
de ignoto amante la canción recibe.

Giacomo Leopardi

(Versión de Fernando Maristany)



This post first appeared on Mi Boina, please read the originial post: here

Share the post

Giacomo Leopardi

×

Subscribe to Mi Boina

Get updates delivered right to your inbox!

Thank you for your subscription

×