Testimonio de afectada recuperada de TOC Amor con terapia vía online desde Madrid

Creo que a efectos de este mensaje no importa mi nombre, ni mi edad, ni mi género. Creo que por no importar no importa si quiera cuál fuera o mejor dicho, cual sea mi TOC. Y creo que no importa porque lo que combatimos en Alejandro Ibarra es un mecanismo de pensamiento, un mecanismo obsesivo, cuya estructura es la misma a pesar de que la temática varíe. Es más, puedo deciros que antes de acabar en esta consulta y de enfrentarme al TOC, lidie con la anorexia durante años. «¿Hago suficiente deporte? ¿Estoy suficientemente delgada? ¿Y si me como ese helado y no me entrar mi ropa? ¿Y si engordo y no puedo adelgazar?»

Os suenan ¿a que si? Cuando estudiaba tenía que repetir un número determinado de veces la lección. Las palabras tenían que ser exactas a las del libro. Todo muy cuadriculado. A algunos puede que eso también os suene

Y llegó el día en que conocí a la persona con la que quiero pasar el resto de mis días. Llegó con una de esas historias sobre las que se escriben historias. Y con esa persona llegaron las dudas y la incertidumbre, y el backdoorspike, y las compulsiones y las comprobaciones y todo lo demás.

El primer día que hablé con Vanesa me eché a llorar de puro dolor. Mi corazón sabía lo que sentía y mi cabeza no hacía más machacarme, justo ahora, justo con esa persona.

Y así empezó mi terapia. La primera vez que hice EPR pasee 3 días sin querer moverme del sofá, jurando y prejurando que yo no volvía a someterme a semejante tortura. Leí sobre alternativas y opciones, sobre otros tratamientos y también sobre el funcionamiento de la propia EPR. No había duda, era el mejor tratamiento a todos los efectos.

Habia vivido con una persona con TOC toda la vida y supe que tenía que elegir. Entre una vida como la suya y la que podía ser la mía. Así que me armé de valor y me presente en la segunda sesión, y en la tercera y en las siguientes.

Hice las exposiciones en casa siempre, lloré, sentí dolor en el pecho, ansiedad, falta de aire…pero las hice. Y poco a poco empecé a ganar fuerza. Una fuerza que ni siquiera sabía que tenía. Y mi corazón empezó a conquistar a mi cabeza. Empecé a entender que, las cosas más importantes de mi vida no requieren las certezas cuasi absolutas que buscamos los afectados de TOC. Esas sencillamente se saben.

A día de hoy me he ido a vivir con mi pareja y se que es la persona con la que quiero estar el resto de mi vida. He incrementado muchísimo mi rendimiento estudiando y trabajando, invierto la mitad del tiempo y me cunde el doble. Y además, me miró al espejo y cada día me gusta más lo que veo. En otras palabras, esta terapia tiene unos efectos increíblemente transversales. Te cambia la vida vaya

Pero no te la cambiaría de no ser por los profesionales que están ahí desde el primer día y ahí es donde tengo que hablar de Vanesa. Llevo muchos años con psicólogos, pero nunca he conocido a alguien tan profesional, abnegado y sincero como ella. De no haber sido por su guía y compañía yo no habría podido recorrer este camino. Un camino que a pesar de haber estado lleno de técnicas, ha estado plagado de humanidad, cariño y comprensión. Nunca podré agradecerle lo suficiente lo que ha hecho.

Ahora que me ha dado el alta se que aún no estoy curada, me queda el último empujón ¿cuánto tardaré en recorrerlo? No lo sé. Pero llegaré, se que llegaré, como han llegado otro antes y como llegaréis vosotros.

Mis mejores deseos y la mejor de las suertes a todos

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