Get Even More Visitors To Your Blog, Upgrade To A Business Listing >>

Testimonio de afectado de TOC de Homosexualidad Recuperado

Testimonio de afectado de TOC de Homosexualidad Recuperado

Hola a todos, soy Jero.

En mi primer contacto con el TOC, tenía 19 años, era un chaval lleno de vida, amigos e ilusiones, en definitiva, un chico con muchísimas ganas de vivir.

Era una noche cualquiera con un amigo cualquiera cuando en una conversación me dijo » pues fulanito es gay «. En ese mismo instante fue como si todo el universo se parase para fijar toda mi atención en aquella idea, seguí hablando con mi amigo e incluso cambiamos de tema, pero esa idea siguió de fondo hasta irme a casa e hizo que me fuera a la cama con ella sintiendo un miedo muy extraño, un miedo muy diferente al que nunca había sentido ¿Y SI YO SOY GAY?.

A la mañana siguiente me desperté con el mismo pensamiento que me seguía causando aquel miedo al que poco a poco fui poniendo el nombre de pánico. La idea de ser homosexual cuando siempre me habían gustado las mujeres desencadenaba otras ideas tales como que nunca podría ser padre, nunca podría formar mi propia familia o que siempre estaría solo cuando mi madre muriese. Todo mi mundo se redujo a ese pensamiento y caí en una depresión profunda que me obligó a abandonar mi trabajo y a no salir de casa.

Aproximadamente un mes más tarde y ante la desesperación de mi familia, no me quedó otra que reunirlos y contárselo, jamás olvidaré aquél día, ni su comprensión y palabras de apoyo maravillosas. Decidieron llevarme a mi primera psicóloga. Mi primera psicóloga clínica no pudo ayudarme pese a su larga y reconocida carrera en mi ciudad, Sevilla. Su técnica era clásica y yo no sabía qué me pasaba y comenzamos por asociar mi pensamiento con lo que más asco pudiera darme que en mi caso eran las ratas.

Éste primer paso no funcionó, así que se decidió a ayudarme a asumir que era gay, las ventajas de serlo y lo aceptado que ya estaba en la sociedad. Ella no sabía de TOC, yo tampoco y el resultado fue que yo empeoraba por días porque tenía que asumir una condición sexual que nunca había sido la mía. Tras varios meses de primer infierno, pedí a mi madre que me llevara a un psiquiatra, iba a volverme loco, no quería ser gay y válgame Dios que jamás he sido homófobo y créanme que nadie jamás podrá tener tanta sensibilidad, comprensión, apoyo y empatía hacia el colectivo homosexual que un tocado puro de origen homosexual.

Mi visita al psiquiatra fue rápida y limpia, un señor mayor muy amable al que nunca olvidaré, aunque muy lejos de saber qué me pasaba, pese a contarle el origen y desarrollo de las ideas intrusivas y que me llevaban por la calle de la amargura, me recetó un tratamiento muy bien colocado con antidepresivos y ansiolíticos que hizo que al poco tiempo empezara a salir de casa.

Saliendo y entrando, distrayendo mi mente y retomando trabajo y estudios me di cuenta que la cabra tira al monte y empecé a fijarme en el género que siempre me gustó y atrajo, el femenino.

Aquellos que reman en mi mismo barco del TOC sabrán que pasó con el tiempo, ¿verdad?, pues sí, al cabo de año y medio volvió. Con su vuelta volví al tratamiento, nuevos psicólogos, volví a salir y tras otro tiempo de descanso volvía a caer y así sucesivamente año tras año hasta llegar a los treinta y siete.

Dieciocho largos años con un trastorno sin diagnóstico, viviendo una pesadilla que me quitaba las ganas de vivir, mis trabajos y amigos, mis ilusiones y sueños.

Durante todos esos años conocí psicólogos clínicos, terapeutas florales, psicólogos que aplicaron conmigo terapia cognitivo-conductual, técnicas de relajación, imposiciones de mano, meditación,  etc… Sinceramente, me faltó llamar por teléfono a curanderos o adivinos.

Nadie me dijo lo que tenía, yo sólo quería que me dijeran que yo no era gay, pero no fue así y cada vez que el TOC volvía se quedaba más tiempo, el pozo en el que me encontraba se llenaba más de agua impidiendome salir y las ganas de acabar con mi vida aumentaban cada vez con más fuerza.

He contado cual fue mi primer contacto con el trastorno y he resumido mucho cual fue el duro camino en la perseverante búsqueda de mi mejoría y curación, no quiero aburrir a los lectores de este testimonio, pero les aseguro que dieciocho años de infierno me dejaron mil millones de anécdotas desgarradoras como para escribir un libro con ellas, puesto que ya sabemos como es el TOC y cada uno busca su calma compulsionando de forma diferente. En mi caso hubo búsquedas interminables para reasegurar mi orientación sexual, búsqueda llena de frustraciones y parejas rotas.

Cada vez que conocía a una chica todo empezaba con TOC relacional, ¿realmente me atrae? ¿realmente me gusta?, y como en todo TOC puro, esos pensamientos intrusivos llevaban al original ¿y si no me atrae porque realmente soy gay?.

Una vez tras otra vuelta a empezar, cada vez me costaba más sacrificio, esfuerzo y dolor reponerme para volver a caer al cabo de unos meses (cada vez menos) de tranquilidad, llegando a enlazar unos pensamientos con otros, relacionales, pederastas, homosexuales, de daño a otros y a mi mismo, etc…

Desde luego se cebó conmigo al darle tanto tiempo sin poder tratarlo como era adecuado, puedo decir que he vivido el TOC puro en su espectro más amplio.

Todo esto es un pequeño resumen de mis idas y venidas a ese mundo extraño y tan duro llamado trastorno obsesivo compulsivo de tipo puro, esa fue mi relación con él en el pasado, aunque siendo muy honesto y sincero aún me da miedo decirlo. Me da miedo porque como bien me dijo un día mi gran terapeuta Isabel, llevaba tantos años viviendo preocupado y atemorizado por mis pensamientos, que una de las cosas más duras de las que me iba a dar cuenta era de que me sentiría extraño viviendo libre de ellos.

Es duro darte cuenta de que no sabes vivir libre del miedo, la ansiedad y angustia que te genera dicho trastorno, pero a la vez gratificante, al mismo tiempo esperanzador y sobre todo espectacular porque, ni más ni menos, vuelves a la vida, poco a poco notas como le vas ganando la batalla y sientes que has vuelto a nacer y empiezas a retomar proyectos e ilusiones rotas.

Este mes hace dos años que encontré una familia, mis compañeros y amigos de PSINCO. Me encontraba en mi último intento con terapia cognitivo-conductual. Tras un año con dicha terapeuta y tras decirme reiteradas veces que le parecía absurdo perder cuarenta y cinco minutos de terapia dándole vueltas a un pensamiento de orientación sexual, tomé la decisión de buscar en Internet. Empecé a hacer terapia con ella por ese pensamiento, ¿cómo no iba a darle vueltas si eso es lo que me tenía enfermo?, lo mismo había personas que tenían los mismos pensamientos que yo y les provocaban lo mismo que a mí. Tras buscar en Internet, di con un foro en el que me sentí identificado, hablaban de TOC de homosexualidad.

Mi siguiente búsqueda fue buscar profesionales en mi ciudad, hablaban de un tal Alejandro Ibarra y no dude en marcar su número. Fue la primera persona que me pudo decir algo diferente por teléfono y estar casi seguro de que se trataba de un trastorno obsesivo compulsivo de tipo puro y por su apretada agenda me derivó a su compañera Isabel, mi terapeuta y guía en un nuevo comienzo para plantar cara a mi fantasma.

Ella no tardó en darme mi diagnóstico y me dijo que sería una terapia totalmente diferente en la que no hablaríamos de causas, de pasado ni de origen, si no que iríamos al grano, iríamos a neutralizar el problema.

Empezamos la EXPOSICIÓN CON PREVENCIÓN DE RESPUESTA, y lo pongo en mayúsculas porque es el único método, que aunque en principio piensas «¿qué demonios estoy haciendo? » y te pueda parecer algo absurdo que no sirve para nada, os puedo garantizar que es el método que va a ayudarte a reeducar tu cerebro para saber gestionar tus pensamientos y que tras mucho esfuerzo, sacrificio y perseverancia, va a hacer que el nivel de ansiedad que provocan tus pensamientos obsesivos descienda paulatinamente hasta desaparecer y conseguir con ello que en un principio pases días libre de ellos, después meses y finalmente que los veas como algo muy pasado.

Aquí me encuentro, tras unos cuatro meses de alta escribiendo para vosotros, amigos afectados, hoy quiero deciros que se puede salir y que el precio que debéis pagar por ello se resume a vuestro compromiso, trabajo duro y obediencia en las pautas que os marquen vuestros terapeutas, os garantizo que su guía es crucial, seguir sus consejos a rajatabla os va a facilitar el camino.

A día de hoy puedo decir que con su ayuda mi vida va cambiando paso por paso conforme voy recuperando la confianza en mí mismo. He conseguido darme a valer con la consecuente mejora laboral, he podido emprender una relación de pareja con mis más y mis menos, he podido abrazar a un matrimonio gay totalmente libre de miedo o amenaza, y en definitiva, he vuelto a preocuparme por problemas normales, cotidianos y reales.

No podremos librarnos nunca de esos pensamientos intrusivos, ningún ser humano puede, pero sí sabremos gestionarlos para que no se tornen obsesivos. No puedo despedirme del TOC, pero ahora sí que puedo darle la bienvenida como a un invitado y no temerle como a un infiltrado.

Quiero dar las gracias a todas las personas que me han ayudado en este proceso tan largo, a mi familia que me ha acompañado en todos los momentos de crisis, sobre todo a ti madre, sin tu presencia en este mundo hubiera tirado la toalla poco después de empezar a sufrir, te amo.

A mi amiga Eco, hermana pequeña, nunca olvidaré aquella tarde en la que en tu coche me diste el empujón para que llamase a Alejandro, tampoco todos y cada uno de tus abrazos en aquella esquina antes y después de entrar en la consulta de PSINCO.

A ti Sonia, mi pareja y amiga, mi coterapeuta incondicional, compañera fiel, siempre en guardia informándote leyendo y viendo videos para procurar mi bienestar continuamente, te quiero.

Mi querida y gran terapeuta Isabel, gracias a dios un día un ángel me puso en tus manos, sabes como llegué, te encontraste los trocitos descompuestos que había dejado de mí el TOC, me sacaste todos los bollos a martillazos. Gracias por tu paciencia, apoyo, ánimo, por estar veinticuatro horas disponible para aquellos que tanto te necesitamos, bien por teléfono o en consulta, tengo que quitarme el sombrero con el trabajo que hiciste conmigo y siempre vas a tener un sillón muy cómodo en mi corazón.

Y permítanme dejar el final de mis infinitos agradecimientos a ti, Alejandro Ibarra Socorro, querido amigo, todos los afectados tenemos que agradecer tu incansable constancia para aprender cada día sobre este trastorno que tanto hace padecer a las personas que lo sufren, tu disponibilidad a la hora de ayudarnos, el seguimiento continuo de todos y cada uno de los pacientes atendidos por las personas maravillosas que formáis este gran equipo aún cuando ya han sido dados de alta. Espero que tu pasión perdure para siempre y estoy seguro que así será, en nuestro país y más allá de las fronteras que no paras de atravesar para seguir ayudando a tanta gente.

Amigo Alejandro, definirte como un gran psicólogo es quedarse nadando en la superficie, eres una gran persona, así me lo demostraste desde el primer contacto por teléfono y así me lo sigues demostrando cada día.

Nunca olvidaré el día que me diste el alta, el sheriff del equipo me estaba diciendo que ya estaba preparado para seguir mi camino solo pero nunca sin ti.

Siempre estarás en mi corazón y en mi mente, sigamos luchando y peleando muy fuerte, no le demos tregua al fantasma.

Queridos amigos afectados que hoy lo estáis pasando mal, no estáis solos, ya habéis empezado a caminar por el camino correcto, se puede, mucho ánimo y ¡¡¡ ARRIBA FUERTE SIEMPRE !!!

La entrada Testimonio de afectado de TOC de Homosexualidad Recuperado aparece primero en Psicólogo Alejandro Ibarra.



This post first appeared on Blog - Alejandro IbarraAlejandro Ibarra, please read the originial post: here

Share the post

Testimonio de afectado de TOC de Homosexualidad Recuperado

×

Subscribe to Blog - Alejandro Ibarraalejandro Ibarra

Get updates delivered right to your inbox!

Thank you for your subscription

×