Dialogo de sombras. Las horas acumuladas se deshacen bajo la luz debil de las calles. Pareciera que cierto espiritu se yergue de noche y camina por las avenidas derritiendo suenos, todo se predispone al juego. Aromas de comida y sudor se confunden y exhudan por ventanas entre-abiertas. Es el ritual de Viernes por la noche y cada uno se encamina hacia su propio vagon, en atuendos y maquillajes apropiados, cada quien esgrime una excusa para asumir un supuesto control y domar su destino.
El vapor de las cervezas danza entre el humo de cigarros eternos, se da vuelta y gira en el aire como un monstruo de insomnio ciego. Los televisores colgados en el aire parecen mariposas estacionarias, zumbando con una determinacion infinita. Mi mirada se evade entre manadas de cabellos incandescentes y lustrosos, todo es una carcajada en aprietos, una ironia de bandidos solitarios.
Las sillas regadas entre tanta carne y hueso, tienen una mueca desencajada, un semblante de ajena contemplacion. Una nota se repite en el ambiente, como una maniobra desesperada de capitan de barco a la deriva todos se suspenden en el aire, meciendose de un lado a otro llevados por el parto furioso de la vida. Me voy a caminar por entre las calles angostas, huyendo de la luz como una noche mas, una sombra extra en el tapiz negro de la luna ausente. Como un cristal inmenso encerrado en una cueva milenaria, me inclino a esperar un haz de luz rasgando mi filo.
El honor que seduce a la compostura, asi es..., el valor tremendo de tu verdad y la mia, divididos eternamente.
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