¡Hola! Hoy retomo con una ilusión especial esto, esto de escribir posts como hacía antes. Antes justo de mi enfermedad. Estaba precisamente repasando el histórico del blog y hasta mayo de 2016 publicaba un post cada día de lunes a viernes. Madre mía, sinceramente, ¡no sé cómo lo hacía! Y encima estaba en esa maratón que me propuse de sacar 3 vídeos a la semana. ¡Qué locura! Creo que Ahora Mismo tengo esa misma sensación que tenéis vosotras cuando me veis hacer las cosas y me preguntáis: "Pero, ¿cómo lo haces?" Pues eso, ni yo misma lo sé. Jajajajaja.
Llevo un tiempo con la ilusión de volver a escribir y a contar mi historia por aquí. Yo creo que hay hueco para que me leáis. ☺ Muchas veces me pregunto que para qué Quiero hacer tantas cosas. En realidad la enfermedad me enseñó a que está muy bien hacer menos y estar tranquila. Sin embargo, hay algo en mi interior que no puedo frenar, que me cuesta mucho acallar y hacer oídos sordos. Yo quiero hacer esto, quiero contar mi historia, quiero hacer cosas nuevas, tengo muchas ilusiones, quiero probar formas diferentes... Es un dilema importante, no os creáis. En realidad no sé si hacer más me llevará a ser más feliz, quizá a hacer más feliz a otros. No lo sé. Yo ahora mismo soy feliz. Podría quedarme así y todo estaría bien. Quizá me gustaría sentirme cómoda quedándome así, pero no, sigo queriendo hacer más.
Este sábado cuando estuvimos en Chinchón y llegué a la fuente que veréis a continuación, tuve un pequeño flashback. "Nacho, ¿te acuerdas? Aquí en esta fuente nos sacamos fotos para un post hace unos años. Lo voy a buscar." Y así encontré este post de hace 4 años. En el post estaba esta foto.
Y en seguida le dije a Nacho: "Quiero reproducir esta foto 4 años después!" Y esto es lo que salió.
Y fue entonces cuando me entró la morriña de los posts, de las historias tan bonitas que contábamos antes, ¡qué chulada!, y me dio por pensar en lo que cambia la vida en cuatro años. Sacarme fotos en familia ahora tiene mucho más reto que entonces: si no está uno pidiendo que le remangue para meter la mano en la fuente, está el otro apunto de tirarse o la otra escalando donde menos te lo imaginas. Está claro que hay más dificultades, pero muchos aprendizajes y uno de ellos, no el más importante, que a Chinchón en sandalias de tacón de punta fina no se puede ir, que las converse son mucho más prácticas. ☺
Y pasamos un día genial y repito lo que os comentaba en 2014. Es un destino perfecto para salir de Madrid un día. La plaza tiene un ambientazo indiscutible. Los picoteos que te tomas en cualquiera de sus terrazas saben ricos tan solo por el entorno en el que te sitúas, hay un trenecito que recorre la ciudad muy entretenido y unos burros que pasean a los niños alrededor de la plaza que son muy majetes. Y qué más voy a añadir: Es el "background" perfecto para la primera foto de Nacho en este blog. ¡Hoy hacemos historia! 21/2/18.☺ ☺ ¡Gracias por leerme!
