Un día raro el de ayer, un día de esos en los que no sabes cómo explicar a tu hijo , aún con muelas de leche, que lo que está observando, lo que siente, lo que ve, lo que oye, esa decepción y lágrimas que le provocan las acciones de otros seres humanos de su misma calle y de su ciudad, son reales. A mi no me gusta el fútbol, he de admitir que la única atención que presté, y los únicos partidos