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The Stone Roses

The Stone Roses
The Stone Roses
Silvertone 1989

Creo que ningún Grupo en toda la historia de la música logró imponer la moda, liderar un movimiento o escena, tener el éxito que tuvieron, e influir tanto como influyeron The Stone Roses con un sólo disco. El siguiente álbum que grabaron (“Second Coming” -Geffen Records, 1994-) quedaría totalmente eclipsado al no alcanzar las expectativas esperadas, la relación entre los miembros estar tocada y el tiempo pasado, debido a múltiples problemas, ser excesivo. En cinco años la fiebre ‘stone roses’ había bajado.
Los orígenes del grupo se encuentran en una formación llamada ‘The Patrol’, fundada por Ian Brown y John Squire en 1980 e influenciados fuertemente por ‘The Clash’. La ciudad testigo de sus escarceos Manchester. Al año siguiente cambiarían el nombre por ‘English Rose’, en honor a una canción de los ‘Jam’. No es hasta 1984 que deciden llamarse ‘The Stone Roses’, contando ya con la participación de Alan John ‘Reni’ a la batería y coros. El bajista Gary ‘Mani’ Mounfield entraría cuando el grupo ya había grabado los dos primeros singles (“So Young” y “Sally Cinnamon”). Para su tercer sencillo en 1988 (“Elephant Stone”) firman con el sello Silvertone, división de Zomba Records para grabar grupos del llamado ‘nuevo rock’. Producido por Peter Hook (bajista de Joy Division y New Order, con un sonido muy característico en su instrumento), son las primeras canciones, según palabras de John Squire, con las que todos se sienten totalmente identificados. Convencidos de lo que hacen e intentando convencer a todo el mundo de que son los mejores, no dudan en alardear de sus posibilidades y de que ellos son el futuro. Logran encontrar definitivamente el sonido con el que se les asociará con la ayuda del productor John Leckie (había trabajado con Pink Floyd -‘The Dark Side of the Moon’-, George Harrison -‘All Things Must Pass’-, Magazine -‘Real Life’-, o Felt -‘The Strange Idols Pattern and Other Short Stories’- entre otros). Poco a poco se extiende entre la juventud inglesa la moda de los pantalones con pata de elefante desgastados y camisetas rayadas cuya banda sonora está protagonizada por las canciones de ‘The Stone Roses’, siguiéndoles de cerca ‘Inspiral Carpets’ o ‘Happy Mondays’.
Todo el disco respira ansias de sobresalir e imponer unas ideas que rompan moldes. “Si quieres que la gente sepa lo que piensas, lo que haces y como suenas has de hacerlo todo tú mismo”. Así el autor de la portada, como en la mayoría de los singles, es el guitarrista John Squire, influenciado por el pintor americano Jason Pollock (creador de la técnica del ‘dripping’ o chorreado, que consiste en gotear y salpicar pintura sobre tela sin tensar, en el suelo), colocando sobre una obra suya, ‘Bye bye badman’, el nombre del grupo en letras doradas, 3 rodajas de limón representando la acidez y psicodelia (según J. Squire se inspiró en un manifestante del mayo francés del ’68 que siempre llevaba un limón en el bolsillo para anular los efectos de los gases lacrimógenos), y en un lateral tres brochazos con los colores de la bandera inglesa, como rechazo a la vampirización americana sobre su país.
Se abre el LP con una declaración de intenciones ‘I Wanna Be Adored‘, el tren llega a la estación, sonidos lisérgicos y experimentales, quien primero desciende es el bajo, con ese sonido tan especial a lo largo de todo el disco, que gran cantidad de grupos de la época intentarían imitar, y tras él bajan sin prisas, mezclados entre pasajeros anónimos, todos los demás, punteos suaves sobrevolando las frases repetidas de ‘no necesito vender mi alma, él ya está dentro de mi’ y ‘quiero ser adorado’. Ya han logrado que el público centre sus miradas en ellos sin pestañear. ‘She Bangs The Drums‘, ritmo embriagador que hace girar sin parar la cabeza, no importando que sean sonidos reciclados imbuídos de nuevos aires y brillantes armonías, consiguen que la canción se expanda, seduzca y cautive, convenciendo al que la escucha que con todo lo que logran transmitir es imposible que no tengan razón (‘el pasado es tuyo, el futuro es mío, todos estais fuera de tiempo’). ‘Waterfall‘ descubre que la belleza no está reñida con el ritmo. Coros de Reni que encajan a la perfección con la voz de Ian Brown, lo mismo que su batería con el bajo y la guitarra que impregnan toda la canción de emociones. Finaliza con el característico wah-wah funky que logran re-inventar pasando a formar parte diferencial de su sonido. ‘Don’t Stop‘ es el tema más experimental y psicodélico hasta el momento, muestra de su afán por investigar y demostración de que cualquier parecido con la música de los 60 es utilización de lo ya descubierto para seguir creando, no imitando (la base instrumental es ‘waterfall’ escuchada al reves y la letra es lo que le iban sugiriendo a J.Squire los sonidos vocales al ser escuchados de ese modo). ‘Bye, Bye Bad Man‘ rebosa melodía y ritmo suaves, para esconder una crítica al todopoderoso imperio americano, inspirada la letra en el tipo que tiraba piedras contra la policía durante el mayo francés del ’68 y llevaba limones en los bolsillos. Nunca la han tocado en directo, se cree que por la dificultad de reproducir tantas pistas de guitarra. ‘Elizabeth My Dear‘ es muy breve, se apodera de la tradicional melodía de ‘Scarborouhgh Fair’ popularizada por Simon y Garfunkel para declarar, en menos de un minuto, que no descansarán hasta que su ‘querida’ reina pierda el trono. Como curiosidad en el segundo 37 aproximadamente se oye un disparo. ‘(Song for My) Sugar Spun Sister‘ juega, por un lado, con el contenido psicodélico de su letra, lleno de imágenes irreales, y por otro, con la música que es mucho mas real, que parece intentar agarrar las palabras para que no se vayan demasiado lejos, es el peso para evitar que el globo no suba demasiado, creando un conjunto lleno de extraña poesía. ‘Made Of Stone‘ fue lanzada como primer single del disco y se convirtió en uno de sus mayores éxitos. Aúna perfectamente todo lo que el grupo quiere mostrar. Ritmos bailables y al mismo tiempo profundos, gracias a la perfecta conjunción de batería, bajo y guitarras, junto a letras que no evitan la provocación pero revestidas de contagiosas armonías y estribillos que puedas gritar con orgullo. ‘Shoot You Down‘ ralentiza un poco la marcha y ofrece el momento necesario de reposo y reflexión. Sencillez y belleza instrumental junto a fraseos y silencios encajados de modo seductor (en este tema beben más de los ´70 que de los ’60). ‘This Is The One‘ fue, según John Leckie, una de las más difíciles para la grabación, dudando muchas veces si la incluirían o no en el disco. Alterna magistralmente los momentos de calma y suavidad con momentos desenfrenados llenos de instrumentos, cascadas de voces y ampulosos efectos, mientras repiten una y otra vez ‘esto es lo único por lo que ella esperaba’ y ‘esto es lo único por lo que yo esperaba’. (La creación de esta canción tiene una curiosa historia: dicen que se debe a Martin Hannett -productor de discos de Joy Division y del primero de Stone Roses en 1985 ‘Garage Flower’, del que no quedaron satisfechos y prefirieron no publicarlo pero que incluía una primera versión de esta canción y de ‘I Wanna Be Adored’ ; vería la luz en 1996 sin permiso del grupo- : los encerró en una habitación y no los dejó salir hasta que hubieran terminado de componer una canción, siendo esta el resultado de esa experiencia). ‘I Am The Resurrection‘ es la más larga y la que cierra el disco. En ella relucen sus virtudes y sus vicios. Letra entre autosuficiente y engreída, con el ego más subido que nunca: ‘no malgastes tus palabras, no necesito nada de ti, no me preocupa dónde has estado ni que vas a hacer’, ‘tu eres un bebé de nadie arrojado en cualquier lugar que tendrías mejor aspecto muerto’, ‘Yo soy la resurrección y soy la luz’. La música permite el lucimiento a los instrumentos de todos ellos, no quedándose cortos y mostrando al máximo todo el poder y capacidad de la que disponen. Utilizarían esta canción para finalizar también sus conciertos en directo.
Habían pasado en muy poco tiempo de actuar para diez o doce personas a no quedar ni una entrada en conciertos multitudinarios. Sus planes se van convirtiendo en realidad a velocidad de vértigo. Hasta los reveses que sufren les sirven para salir bien parados: un concierto en Alexandra Palace de Londres, con mal sonido y mala organización; una actuación en un programa de la BBC en la que les cortan el sonido a los cuarenta y cinco segundos de empezar ‘Made of Stone’ porque “tocaban demasiado alto”, con la consiguiente bronca ante las cámaras. Todo servía para promocionar al grupo. El mosqueo con el sello FM Revolver por haber reeditado el single ‘Sally Cinnamon’ sin su permiso les llevó a visitar las oficinas de la casa de discos y liarse a bofetadas con todo, dejándo lo que encontraban a su paso inservible, rociándolo con pinturas (“Son unos artistas”). Hasta el juicio sería una muestra de su poder mediático, defendidos y apoyados por los fans a la puerta de los tribunales.
Sus declaraciones actuarían como leña para que el fuego siguiera ardiendo con todas sus fuerzas:
-“Todos los días nos llaman para ofrecernos conciertos en USA… Iremos, claro que iremos, pero en el momento que nosotros queramos, cuando nos parezca oportuno. Pasamos de ir allí sólo porque la hija gorda de algún bastardo rico esté encaprichada con vernos”.
-Cuando Mick Jagger les propone que vayan de teloneros “…denegamos la proposición porque cualquier otro lo habría aceptado, estamos en contra de la hipocresía, el showbusiness, las falsedades… ellos deberían telonearnos a nosotros, no vamos a calentar el ambiente para una banda de carcamales”.
-Hablando de David Bowie: “Cuando apareció todos estaban convencidos de que era algo especial, diferente, como llegado de Marte. Luego descubres que sólo se trata de un hombre de negocios. ¿Bowie un héroe? No me hagas reir. Es odioso. Lo que hace es basura, inútil. Sus canciones jamás han significado nada para mi”.
-“Siempre te encuentras al típico grupo que no hace más que quejarse de su compañía de discos porque se ven obligados a hacer cosas que no comparten. No entiendo por qué hay que hacer cosas que no quieres hacer. Eso es algo que he tenido muy claro desde pequeño, estamos aquí sólo una vez, así que haz lo que te apetezca hacer”.
-“No hay diferencia alguna entre los discos de baile y los discos de rock… Un disco necesita sentimiento. De lo contrario, no es nada”.
Acabaron convirtiéndose en un nuevo modelo de ídolos pop, autores de himnos generacionales, adalides del movimiento Madchester, con un sonido que arranca del pasado y logra traspasar el presente, en sumos sacerdotes del mestizaje entre baile, pop y drogas.
La historía se encargaría de derramar lluvia sobre el fuego e ir apagándolo poco a poco, pero las cenizas todavía siguen bien visibles y guardadas como un preciado tesoro en una urna con letras de oro, y nunca se sabe si como el ave fenix volverán sus creadores a resurgir.



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