La Pavana para una Infanta Difunta, es una obra concebida originalmente para piano, la cual Ravel compuso en 1899 y no orquestó hasta once años más tarde. Su noble melancolía, su ceremonioso melodismo, su colorida evocación, le aseguraron desde el comienzo el más completo de los éxitos. Por su parte, el autor solía criticar muy severamente esta página juvenil. Consideraba haberla escrito cuando estaba aún bajo la excesiva influencia de la ternura que siempre hubo de inspirarle el compositor francés Emmanuel Alexis Chabrier (1841-1894).
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