Tú no tienes la culpa de nada. De vivir, tal vez, de sentir y luchar. De mantener tu autenticidad a toda costa.

Eso no es culpabilidad, es pertenecer a la especie humana.

Quien te acusa se acusa a sí mismo, por rebotar contra alguien bueno. Quizá la persona más buena, profundamente buena de corazón que yo jamás haya conocido y probablemente más nunca conoceré.

No tienes nada que temer. Todo saldrá bien. Porque sólo debe temer quien obra mal, aunque no lo veamos así de fácil con tantas dificultades y tropiezos que se nos presentan a quienes obramos bien.

No haces ningún daño con tu honestidad, solo se siente amenazado por eso quien es falso.

No haces ningún daño con tu franqueza, sólo se sienten heridos por eso los inflados de ego.

No haces ningún daño con tu sinceridad, sólo se sienten atacados por eso los hipócritas.

Tienes mucho que agradecer.

Esa legión de personas hermosas que te siguen y apoyan, que no son falsas, ni ególatras, ni hipócritas. Que acompañarán tus días hasta el final, sabiéndote fiel, consecuente y con un alma solidaria como pocas.

La vida se pone ardua, difícil, compleja, árida, áspera, frustrante, chocante.

Lo superarás.

Eso puedes decretarlo la próxima vez que estés al aire libre, junto a un árbol, mirando al cielo, abriendo los brazos, gritando como demente, vibrando, fluyendo.

Así tus pasos te lleven a la orilla del mar o a una isla encantada

O a una montaña de edificios.

O a un jardín de emociones.

O a una vieja calle, pero con nuevo número.

Pero serán tus pies limpios quienes guíen. No el espíritu sucio de los tramposos, ni la mano vil de los mentirosos, ni la vara con la que miden los destructivos.

Administra tus adjetivos. Has florecer tus palabras más bellas, aún en la crítica más agria.

Sólo eso.

Pero no aceptes las culpas de las decisiones, si por decidir ser feliz alguien intenta señalarte.

Sácate de encima ese fardo y ponlo en el suelo, junto al paquete de los miedos.

Sacúdete el polvo de la angustia.

Tómate una ducha de agua caliente, mezclada con esperanza.

Vístete de sol y sal a brillar.