La machacona y comercial "Angry" arranca el disco confirmando el empleo de ayudas vocales para Jagger y el estado de la banda. "Get close" cuenta con Elton John y es un corte flojo, sin chispa y sin ningún tipo de atractivo. "Depending on you" se pasa al medio tiempo, aunque hay que reconocer que la melodía vocal está bastante lograda. Ello no implica que la sobreproducción le quite lo que se supone que debe tener un Tema de rock puro.

"Byte my head off" con Paul McCartney quizá confirma lo que dijo el propio Paul hace años («son una banda de versiones blues de las peores que hay»). Lo más notable es que el bajo de Paul suena atronador y que el grupo parece quitarse un poco el óxido para darle algo de caña al asunto. "Whole wide world" tiene pinceladas de Tom Petty y es uno de los momentos álgidos del disco por su desarrollo y por una pegada innegable.

"Dreamy skies" sigue la estela del corte anterior, pero con los matices del blues y con un slide que se desliza sobre la guitarra de Richards. Lo básico les funciona a la perfección. "Mess it up" es el mismo tema que llevan haciendo décadas y apesta a nuevo single. "Live by the sword" también incorpora a Elton John y su piano se hace presente en algunos pasajes. Es otro de los grandes temas del disco.

"Driving me too hard" tiene ese ritmo clásico del grupo, pero falla al sonar quizá demasiado pretencioso. "Tell me straight" pasa por una canción de los cientos de modernitos que hay por ahí fuera. Preferimos la letra y la voz de Richards a la música. "Sweet sounds of heaven" cuenta con Lady Gaga. Nos gustan bastante los toques soul y el trabajo que conlleva montar un tema tan complejo. Cierra el trabajo "Rolling stone blues" que recupera el clasicismo del blues del delta, pero con la voz de Jagger demasiado protagonista de este homenaje a un género musical cada vez menos valorado.

En definitiva, ni necesitaban hacer un disco, ni necesitan más dinero, pero siguen en la brecha y de plena actualidad. Algo tendrá el agua cuando la bendicen.