Texto y fotos por: Mauricio Guerrero

El pasado jueves 19 de octubre, Nacho Cano, conocido músico y alguna vez integrante de la popular banda Mecano, visitó nuestro país para promocionar una nueva producción musical, una versión sinfónica del musical Malinche que ya ha presentado en su natal España y que planea traer a México para 2024.

Nacido el 26 de febrero de 1963 en Madrid, Ignacio Nacho Cano alcanzó el reconocimiento popular en la década de los ochenta, cuando un grupo de jóvenes levantó la voz contra la dictadura franquista y celebró la caída del régimen bajo la llamada “Movida Madrileña”.

Dicho bastión incluía a grupos como Mecano, donde Nacho junto a su hermano Jose María y Ana Torroja revolucionaron el pop en español, además de otros nombres como Alaska, Carlos Berlanga, Eduardo Benavente, Ana Curra, Pedro Almodóvar y un sin número de artistas que dejaron huella en el arte de habla hispana.

En Malinche, el productor de Hoy No Me Puedo Levantar y famoso multi-instrumentista presenta una visión polémica y cuestionada del encuentro entre el pueblo mexicano y el pueblo español. “Ni Hernán Cortés es un villano, ni la Malinche una traidora, la historia de México se ha entendido terriblemente mal”, comenta.

Existe un dicho que dice: la Historia no está escrita en piedra, para recordarnos que ninguna versión es final o definitiva. Por el contrario, la historia es, de muchas maneras, una entidad viva que evoluciona y se alimenta, no solo de nueva información, sino de nuevas formas de ver y pensar por la sociedad.

Resulta particularmente importante en un momento como 2023, donde la posverdad y noticias falsas cambian los discursos de formas vorágines y con ello, el entendimiento de conflictos socio-políticos, diferencias culturales y luchas sociales constantemente.

“Quiero que la gente celebre el mestizaje, México nació de una explosión al igual que el universo y quiero llevar esa visión a la gente”, afirma el músico madrileño. El musical narra la vida de La Malinche, una mujer que vivió buena parte de su vida como esclava y que durante la conquista fungió como traductora entre ambos pueblos.

Una historia que es, en sí misma, interesante, compleja y pertinente para ser revisitada una y otra vez. Que, sin embargo, pierde complejidad ante arreglos fastuosos grabados con tecnología Dolby Atmos.

La pieza sinfónica, que está pensada para acompañar una serie de vistosas coreografías, mismas que se están comenzando a ensayar en estos momentos con talento nacional, recuerda a un bosque fantástico, una historia más similiar a un cuento de hadas que a una guerra por ocupar un territorio.

De acuerdo con Cano, fueron 12 años de investigación para poder gestar estas piezas bellamente ejecutadas. “Es la culminación de mi carrera, jamás haré algo como esto”, menciona. Además, fueron dos años de preparación para lograr la primera puesta en escena en Madrid, aunque en México se realiza con un año de anticipación.

Sin embargo, el músico asegura que no ignora los abusos ocurridos durante dicho periodo, pero menciona que dichas situaciones “pasan hoy en día, pero esa es la humanidad, no los españoles de hace 500 años, que eran bastante más civilizados que los de ahora”, agregó, por lo que su visión tampoco está del todo grabada en piedra.

Finalmente, Nacho Cano celebró el lugar que los artistas de origen hispano, ya sea en su país natal o en América Latina, tengan un lugar tan privilegiado a nivel mundial liderando los rankings más importantes, pues él mismo ha invitado a España a agrupaciones com Maná o Banda El Recodo a participar en este polémico musical.

“Creo que mucho de eso tiene la culpa Netflix, que existan series como La Casa de Papel que se ven en todo el mundo y con subtítulos, acerca a muchos nuevos públicos a otras culturas”, festejó el también cantante.

Con recientes producciones que han replanteado la historia, como el caso del sensible Oppenheimer de Nolan, el vampírico Pinochet de Larraín o la reciente visión de los conlfictos entre pueblos nativos americanos y las primeras sociedades norteamericanas blancas de Scorsese, una producción como Malinche, nos recuerda que el arte tiene un lugar poderoso como fuente de entretenimiento pero también como creador de mitos y verdades, pero hasta no ver, no creer.

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