Carlos Hayre

Domingo, 22 de julio de 2012 | 4:30 am
Ha fallecido el maestro Carlos Hayre, uno de los auténticamente grandes de la música peruana. Uno de los que dejan huella imborrable por la verdad y honestidad de su obra. Instrumentista virtuoso, compositor fino e indagador de nuevas alamedas para nuestra música tradicional criolla, Hayre representa una cumbre que crece y se apreciará cada vez mejor con el tiempo.
Fue un limeño de toda la vida, abierto al mundo con naturalidad y sin pose. De formación autodidacta, nunca cesó de aprender e investigar. No buscó ni se conformó con el éxito necesariamente pasajero y engañoso. Su obra revela una profunda vocación de trabajo y disciplina al servicio del arte. La música criolla tuvo en él un cultor pero también un pionero.
Fue un profundísimo conocedor de la guitarra. Su virtuosismo y su inagotable talento para explorar las posibilidades del instrumento y lograr con él hallazgos sensibles y creativos, hicieron de él un intérprete fino y rico de matices. Quienes alguna vez lo oímos interpretar con la guitarra, no olvidaremos jamás su capacidad expresiva y muy especialmente su capacidad para la improvisación.
No se subrayará nunca con énfasis suficiente su aporte como musicólogo: investigador incansable de nuestra música, recopilador acucioso de temas extraviados o perdidos, rescatador metódico de un acervo que padece indiferencia y olvido generalizados. Y todo ello sin apoyo de ningún mecenas estatal o privado. Fue el suyo un esfuerzo individual, quijotesco, a cambio de nada material, por amor a lo nuestro.
Hayre supo colaborar y trabajar creativa y eficazmente en equipo. Su colaboración de muchos años con la gran Alicia Maguiña, una de las más bellas experiencias de colaboración artística en nuestro medio, produjo joyas que solo en parte quedaron registradas en disco, mientras otras quedarán hasta el último día en la memoria de quienes tuvieron el privilegio de asistir a sus conciertos.
También queda como rica joya de nuestro acervo su colaboración creativa con el gran Manuel Acosta Ojeda, cuyo fruto son decenas de canciones insuficientemente difundidas a pesar de su belleza musical y literaria. Hay que rescatar estas creaciones, así como el conjunto de la obra de Hayre, para el gusto popular enervado por el bombardeo permanente de hits deleznables.
Al forjar su obra con honestidad y verdad, Carlos Hayre dio un ejemplo muy necesario a los peruanos de hoy, excesivamente deslumbrados por el dinero, el éxito, la fama, conseguidos como sea. En esta época en que pululan los imitadores y remedadores, el ejemplo de vida de Hayre reivindica la dignidad y la validez invencible de la creación y la autenticidad.
(Ronald Gamarra Herrera)