Texto: Sergio García Lavilla

Concierto perteneciente a la gira europea First Two Pages of Frankestein, que agrupa los últimos dos discos de la banda First Two Pages of Frankestein y Laugh Track, en los que recuperan el sonido The National que los llevó a lo más alto del panorama internacional, además de hacer un recorrido por todos los grandes temas de sus anteriores trabajos.

Para los que no los conozcan, The National es una banda indie rock estadounidense formada en 1999 en Brooklyn, Nueva York, por amigos originarios de Cincinnati, Ohio, liderada por Matt Berninger (voz), Aaron Dessner (guitarra, piano, teclados), Bryce Dessner (guitarra , piano, teclados), Scott Devendorf (bajo) y Bryan Devendorf (batería), que se caracteriza por musicalizar la melancolía, vulnerabilidad y la sinceridad que nos depara  la vida, con una sonoridad cautivadora y a la vez desgarradora, con textos muy elaborados que casi se convierten en salmos ante un público que sigue a la banda cual fieles ante una nueva religión.

Cuatro años después de su última visita, entonces como cabeza de cartel del Mad Cool 2019, compartiendo día con la banda de Chicago The Smashing Pumpkins, el quinteto estadounidense ha regresado a Madrid, y lo ha hecho para actuar por primera vez en el Wizink Center de la mano de LiveNation, ante un lleno total de pista (dividida en dos partes que se fusionaron en una sola) y con casi toda la grada cubierta.

Después del concierto de Blink-182 el día anterior, en el que desplegaron un espectáculo audiovisual espectacular (crónica en breve), me tocaba algo más intimista, más tranquilo, más introspectivo. Esta vez me acompañaba Jesús, mi compañero de fatigas de festivales, que fue el que me introdujo en el mundo de The National allá por el 2019 cuando fuimos al Mad Cool.

Las proximidades del Wizink estaban atestadas de fans tomando cervezas en los bares próximos, a la espera del salmo de Matt Berninger que sería a las 9; pero poco antes, Bartees Strange actuaba como telonero, desarrollando su reciente Farm to Table segundo álbum del músico estadounidense en el que mezcla hip hop, pop, soul, con influencias folk ante un público que en su amplia mayoría desconocía. Temas como Black Gold, Stone Meadows, Boomer, Seventeen, y una magnifica cover de About Today de los mismísimos The National, hicieron más llevadera la espera de los seguidores que buscaban ocupar las posiciones más cercanas al escenario (las asistencias tuvieron que sacar a uno de ellos a pocos minutos de comenzar el concierto).

Con la pista llena y con un ligero retraso, saltan al escenario bajo la intro de Pomme Je ne sais pas danser, creando la atmosfera perfecta para las primeras notas del piano de la balada Once Upon a Poolside con la que empezaba la homilía de 2h y 30 min que voy a intentar plasmar con palabras, pero que había que sentirla, vivirla, disfrutar del viaje a través de la discografía de The National, siguiendo a Matt cual flautista de Hammelin, en el que íbamos viendo como se iba rompiendo, cayendo en el abismo de sus propias canciones, para terminar en un delirio de masas.

Tras Eucalyptus y su pegadizo estribillo, llega la batería potente de Tropic Morning News, en la que un Bryan Devendorff nos muestra por qué es el motor de la banda, acompañado por riffs de guitarra, elevan el tempo, todas ellas de su último LP, para dar la intro a Squalor Victoria primer clásico de la noche del disco Boxer que se vería acompañado por Apartment History y Fake Empire, también del mismo LP.

Nos recuerdan con Abel su paso por la sala Moby Dick en los inicios de su carrera, mientras Matt empieza a entrar en una especie de trance que desemboca en Slipping Husband que no la habían tocado desde 2006 de su segundo álbum de estudio.

Tras Smoke Detektor y sus ocho minutos de guitarras retorcidas y sonido Velvet Underground, Matt desaparece del escenario para aparecer minutos después con Day I Die a modo de profecía con un cubata en la mano que ya no soltaría en toda la noche.

El sonido plomizo del piano de Pink Rabbits, la claustrofóbica I need my Girl y la esperanzadora Graceless nos acercan a su álbum más accesible al público menos creyente Trouble Will Find Me.

Llevamos dos horas de show, con Matt cada vez más abstraído en su catarsis personal, ante un baño de masas toca el turno de About Today que representa el sonido National, con un violín desesperado que potencia el tono de la voz, lenta, profunda,…..que sirve para que abandonen el escenario antes de los bises.

Tras pocos minutos reaparecen sobre el escenario y se preparan para vivir lo que sería, en mi opinión, el mejor final de concierto que he visto en mucho tiempo, aunque con la voz ya un poco dañada.

Serán cinco temas en los que Matt traspasa la barrera del escenario y se funde con un público, no, unos adeptos que lo abrazarían, grabarían, besarían, cual mesías.

Empieza la casi acústica Light Years, única representante del álbum I’m Easy to Find, en la que el piano y el público crearon una atmosfera idónea para que otro clásico, Mr November, Matt se fundiera entre el público atravesando todo el foso hasta la zona menos VIP, para hacer las delicias del personal.

La apabullante batería y el crescendo de Terrible Love vuelve a enloquecer a Matt, que decide bajarse otra vez y recorrer el foso por la otra parte, locura total y éxtasis grupal al compás de la batería de Devendorf.

Tras Space Invader totalmente en el foso, no se cómo se mantiene en pie, pero ahí sigue, dándolo todo, con la mirada perdida, sin creerse lo que estaba viviendo.

Y el éxtasis final, una autentica locura, 10.000 gargantas cantando el último tema de la noche, Vanderlyle Crybaby Geeks de su álbum High Violet, con Matt dirigiendo como un director de orquesta, o más bien coro eclesiástico.

No he visto un final de concierto como este, tras dos horas y media largas, casi una treintena de temas, acabar con una fusión total del grupo con el público, siendo parte del tema, siendo EL TEMA, es algo solo al alcance de The National.

Final del concierto y todos a la calle con la sensación de haber vivido unos de los mejores conciertos del año, y quizás uno de los mejores de la banda.

¿Que como lo puntuaría?

No se puede puntuar un sentimiento…simplemente espectacular.

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