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Música en tiempos de crisis (en Venezuela)

Días en que un músico que crea y comparte canciones como yo, se cuestiona la relevancia y la prioridad de lo que hace. Es un estado de parálisis en el que me veo a mí mismo y a otros colegas en Venezuela porque todos nos encontramos igualmente abrumados por una realidad de la que nadie aquí puede escapar.

Hoy es virtualmente imposible salir de esta tierra de manera espontánea porque las aerolíneas internacionales están peleadas por dinero con el gobierno y redujeron sustancialmente el número de vuelos; y ya no es práctico y rentable para productores de shows en el exterior llevarme a tocar. Además, es común ver anuncios de reembolso de dinero por unas pocas entradas a espectáculos que no logran atraer público y se cancelan o posponen, no porque la gente no quiera ir, sino porque, repito, las prioridades son otras en un país ahogado en inflación y devaluación históricas, y los productores ya no pueden perder más dinero.

Hoy es imposible encontrar equipamiento para crear música, instrumentos, software y hardware, a menos que se pague el cuádruple de su valor real en un mercado que parece más bien de contrabando de productos mediocres, con un grosero control de cambio de divisas que transforma la adquisición de cualquier cosa en una especie de compra de drogas ilícitas.

Hoy es difícil olvidar que mis amigos se van, aquellos con quienes soñé y materialicé música, porque temen, porque se obstinan, porque tienen familia que cuidar y llevar a mejores realidades. Es difícil despedir in absentia a los que se van porque alguien les quita la vida, a los que se van porque se enfermaron y fueron víctimas de gobernantes desidiosos que no proveen medicina y tratamiento.

Hoy es más importante evitar ser objeto de un crimen. Es más importante batallar para encontrar lo necesario que nos ayude a subsistir: pañales y leche para los pequeños, medicinas para los abuelos, champú y jabón, lo esencial, porque el nivel de escasez no tiene precedente.

Hoy es más necesario en mis calles reencontrar dignidad y respeto, consideración y justicia; y las protestas nacen; los gritos de ira, desesperación, frustración o luto; y el gas pimienta vuelve a mezclarse con ese aire ya viciado de depresión y falta de esperanza que a muchos agobia.

Hoy es difícil inspirarse para crear arte ignorando lo que rodea, no porque no haya razones para descargar de la forma en que lo sé hacer, sino porque hay tristeza, miedo y preocupación que paralizan; porque hay que enfocarse en lidiar con lo difícil que es vivir aquí; porque soñar despierto con cosas mejores, proyectos de vida inmediata, futuro ideal por el cual trabajar, suele terminar con el pensamiento lapidario del "¿para qué, si aquí nada se puede?"

Pero en estos días recientes de situaciones adversas, tanta incertidumbre, y tristeza que me trajo la noticia del fallecimiento de un admirado músico con quien compartí parte de mis inicios en esta carrera y que ya no podrá seguir haciendo lo que más amaba, me encontré con la sorpresa de que el sitio web Quetescuchen.com ha citado mi antigua nota titulada 6 reflexiones para el músico que quiere renunciar, y me ha acercado a artistas en otras latitudes que se han sentido identificados y me han escrito mensajes y comentarios de agradecimiento, inspiración y buenos deseos que aprecio con el alma. Leer todo ello, incluso mis propias palabras, me ha servido para hallar algo de balance y realimentar la motivación.

Es cierto que no se puede renunciar, y es cierto que la música siempre ha sido necesaria, en tiempos felices y, sobre todo, en tiempos de crisis, guerra, dolor. Y ahora entiendo mucho mejor que es el alivio del arte lo más importante, no el artista. Lo relevante no son mi nivel de popularidad, cuántos seguidores tengo, en qué posición de una cartelera radial pueda estar, o si me han nominado a un Grammy o no. Esas mediciones son muy relativas, de paso, y no trascienden para mí. Lo trascendente es sosegar, brindar catarsis e inspirar con mis humildes notas, tocadas y escritas; y en eso seguiré como pueda, con los recursos que halle, sobre todo directamente a mi gente que sufre.

Gracias a la gente de Quetescuchen.com por permitirme contribuir en cierta forma a esa buena labor de esparcir musas entre artistas independientes que se esfuerzan. Gracias a quienes leen y escuchan, y a quienes no dejan de crear a pesar de todo lo malo. Gracias por recordarme relevancias.
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